Rajoy cita a Díaz Ayuso como ejemplo de valentía y clama contra el populismo y la 'nueva política'
El expresidente del Gobierno ha presentado su libro 'Política para adultos' en el reencuentro entre Ayuso y Casado, del que espera "asuma pronto la presidencia".
Rajoy on fire. El expresidente del Gobierno ha vuelto a su esencia por unos minutos en la presentación de su nuevo libro, Política para adultos (Ed. Plaza & Janés), un acto que ha supuesto el reencuentro entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso después de mes y medio de evitaciones múltiples. Y de ambos se ha acordado, con unas palabras llamativas al comienzo de su intervención. De ellos y de prácticamente toda la clase política.
No ha tardado en mentar a ambos, en el capítulo de agradecimientos. De Casado ha dicho que “el corolario de este libro es que debe asumir pronto la presidencia para el bien de todos, incluidos los que no le votan”. No obstante, ha dedicado algo más de tiempo al hablar de la presidenta madrileña, para él una política “muy valiente, capaz de tomar decisiones en momentos difíciles, en los fáciles las toma cualquiera, y que fue objeto de críticas absurdas de la izquierda madrileña y otra que anida no muy lejos”.
Entre esas críticas, Rajoy ha destacado “la de (la construcción del) Zendal es la que más me asombra; es algo incomprensible”, para de inmediato agradecer especialmente su presencia, “porque hoy está aquí y además está ahí”, en velada referencia a su reencuentro con el líder del PP nacional.
Poco a poco, el antiguo jefe de los populares ha ido ‘calentándose’, tras la presentación del periodista Carlos Herrera y ha acabado coleccionando numerosas expresiones ‘marca de la casa’. Su humor, eso sí, siempre ha ido entremezclado con continuos ataques al “populismo” y su preocupación por las “derivas” que ve en España. Rajoy, que ha explicado que los ‘adultos’ de su libro engloban a todas las edades, ha puesto de ejemplo de “lo que no hay que hacer” a las formaciones de la ‘nueva política’, una modalidad que rechaza en favor del bipartidismo.
La plana mayor del PP (de ayer) y la patronal
Rajoy se ha dado un particular baño de masas conservadoras, con la presencia de casi todos sus ministros, como la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, Iñigo Méndez de Vigo, Ana Pastor, Fátima Báñez, Rafael Catalán, Alfonso Alonso, Ana Mato, Cristóbal Montoro, Juan Ignacio Zoido, Álvaro Nadal o Iñigo de la Serna.
También se han dejado ver el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida; el excomisario Miguel Arias Cañete; la exsecretaria de Comunicación Carmen Martínez de Castro; el exministro y exsecretario general del PP, Javier Arenas; y el exvicealcalde de Madrid, Manuel Cobo. Y, de fuera del PP, nombres como el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el expresidente de Telefónica César Alierta, entre otros.
“Aquí algunos anunciaron que esto sería jauja al llegar al Gobierno y solo hemos visto bronca y alguna aportación gramatical como ‘todas, todos, todes’, ha proseguido en irónica referencia a Irene Montero y el lenguaje inclusivo, del que ha puesto varios ejemplos en tono no menos burlón.
El que fuera presidente entre 2011 y 2018 ha definido como “desprecio a la ley” “las criticas descomunales a los tribunales”, de nuevo en un ataque, aunque sin mención explícita, a Unidas Podemos, “o que una presidenta de un parlamento catalán con un megáfono se plante delante del TSJ contra a los jueces y sus decisiones”. “Esa es la cualidad más peligrosa del populismo. Necesitamos vacunas eficaces contra la pandemia y contra el populismo”, ha reiterado.
La lista de populistas citada por el autor de Política para adultos es inmensa y alcanza a “Maduro, Ortega, Chávez, Tsipras, Varoufakis —al que ha llamado ‘millonetis de extrema izquierda’—, Salvini, López Obrador, además de otros en Polonia, Hungría y EEUU... y luego los habrá en España pero no me acuerdo de ellos ahora mismo”, de nuevo con media sonrisa en su gesto.
Ha tenido para todos, hasta para él mismo: “El populismo es contagioso, lo digo en la obra y hablo de mí para mal, de Ciudadanos, de los particularismos del ‘qué hay de lo mío’...”.
De quien ha hablado bien —y asegura hacerlo más a lo largo de 336 páginas— ha sido del rey emérito, con una firme “defensa de la institución de la monarquía y del rey Juan Carlos, atropellado inmisericordemente e injustamente en este país”.
Tampoco ha olvidado las cuentas pendientes al pedir la “independencia de la Justicia y reformas como la supresión de la acusación popular”, que, reconoce, él sufrió en sus declaraciones ante los tribunales por los casos de corrupción en el PP:
“He ido dos veces a la Audiencia y allí me he encontrado acusaciones inquisitoriales de PSOE, de Unidas Podemos, del señor Boye... Esto no existe en ningún país de Europa y solo sirve para hacer política y poner a gente honorable en tela de juicio”. Entre esa gente ‘honorable’, ha mentado a dos compañeros de filas en los años de ‘bonanza popular’, Rita Barberá y Francisco Camps, entre aplausos de la sala.
Se acababa su turno y no había salido él. Pero salió, claro. Pablo Iglesias ha ‘aparecido’ al final de su discurso, tirando de hemeroteca: “En 2014, Iglesias decía ‘el Régimen del 78 está hoy en crisis’. No hace tanto y hoy Iglesias ha abandonado la política, pero afortunadamente seguimos teniendo rey, el bipartidismo parece más sólido, las bases siguen en su sitio y la Constitución sigue vigente”.
“Lo único que ha saltado por los aires es el consenso, pero esa es otra historia... y yo soy optimista”, ha culminado con una sonora ovación de los presentes, también de Casado y Ayuso, separados siempre por una silla pero al menos juntos en un acto mes y medio después.