FC Sheriff de Tiraspol: ¿quién es el desconocido rival del Real Madrid en la Champions?
Esta es la historia de un club que funciona como selección no reconocida, de un país no reconocido en los aún que resuenan los ecos del fin de la URSS.
Los primeros cruces de la fase de grupos en la Champions League siempre suelen llamar la atención por enfrentar a grandes clubes con otros de ligas menos conocidas. No obstante, el duelo que albergará el Santiago Bernabeu este martes, a las 21.00 horas, medirá al Real Madrid a un completo desconocido para buena parte de los seguidores galácticos. Con toda probabilidad, cuando el bombo del sorteo giró y fue pronunciado el nombre del FC Sheriff de Tiráspol muchos tuvieron que acudir a la barra de búsqueda de Google para conocer al menos de que liga procede.
Si no les suena el Sheriff, probablemente tampoco lo haga Transnistria. Esta región autónoma de Moldavia constituye el mejor punto de partida para conocer la idiosincrasia de un club que en la práctica funciona como selección de un país que no existe legalmente. Ni un solo Estado lo ha reconocido desde que declaró su independencia de la nación moldava en 1991, al disolverse la Unión Soviética (URSS).
Con una superficie menor a lo que ocupa la provincia gallega de Pontevedra y una economía que les sitúa entre los territorios más pobres de Europa, esta franja sobrevive con el apoyo de la Rusia de Putin (y de un buen contingente de sus soldados). Lo hace desde hace tres décadas, con una población que camina por calles donde todavía descansan estatuas de Lenin y tanques decorándolas.
¿Cómo llega un club así a la Champions?
La respuesta es evidente, con una buena dosis de financiación. No obstante, quizás el interrogante es quién ha aportado el dinero suficiente para coronarse campeón de la liga del mismo país del que se ha independizado. Y ahí está la clave de la mismísima economía de Transnistria, en el propio nombre del club.
El conglomerado empresarial Sheriff es uno de esos vestigios de la desintegración de la URSS y ejemplo de las consecuencias de las privatizaciones de empresas públicas que le sitúan a las riendas de los sectores clave de la economía regional. Este imperio fue fundado a comienzos de la década de los 90 por el oligarca Viktor Gushán, antiguo policía y supuesto exagente del KGB. El dominio de Sheriff abarca desde supermercados a gasolineras pasando por restaurantes.
Algunas investigaciones periodísticas apuntan a que el conglomerado también está relacionado con el principal motor de la economía sumergida de Transnistria, el contrabando. En este sentido, los productos que se mercadean se corresponde con cigarrillos o combustible, pero también armas y municiones rescatadas de los antiguos depósitos soviéticos.
El líder indiscutible de Moldavia
En 1997, Gushán se decidió a fundar el equipo de fútbol que lleva el mismo nombre. Tres años más tarde, daba otro paso más y creaba el partido político Obnovlenie -Renovación, en ruso- y en 2005 ganaba sus primeras elecciones consolidando su poder hegemónico. Cabría pensar que su vinculación con el Gobierno transnistrio supondría un conflicto competitivo con Moldavia. Todo lo contario, el Sheriff de Tiráspol pertenece a la misma federación.
La inyección de capital le ha permitido conformar una plantilla nutrida de buenos jugadores llegados de países tan distintos como Mali, Brasil, Guinea, Ghana, Grecia, Macedonia o Colombia. Y sí, esto se traduce en resultados deportivos. Desde 2001, año en que se hizo con su primer título liguero moldavo, ha ganado el campeonato un total de 19 meses.
¿Y en la Champions? Pues digamos que no ha empezado nada mal. El Sheriff le ha metido un 0-2 al Shaktar de Donetsk, un club consolidado en el campeonato europeo. No obstante, quizás el mayor triunfo en la UEFA ya lo haya conseguido. El poder medirse este martes a un equipo de la talla del Real Madrid supone un escaparate internacional increíble para una región que solo ocupó titulares de forma muy breve, durante el conflicto entre Rusia y Ucrania por la anexión de Crimea en 2014.
Por aquel entonces algunos medios comenzaban a preguntarse si Rusia podría emular lo sucedido en la península que formaba parte de Ucrania o si trataría de hacerse con las regiones ucranias de Donetsk y Lugansk. Siete años después ha quedado claro que Transnistria carecía del suficiente interés para el Gobierno ruso. Esta noche se sabrá si su club estrella lo tiene para los amantes de la élite del fútbol.