Querido Diego, cuenta conmigo
Quizá no podrás olvidar nunca esta agresión, pero no tiene por qué marcar tu vida ni tu destino. Tienes derecho a ser feliz.
Querido Diego:
No nos conocemos. Pero quiero que sepas que te abrazo fuerte y que estoy contigo. Hace unos días, a tus doce años, te agredieron por el simple hecho de ser y expresarte como eres, por el simple hecho de ser libre. Ahora mismo estarás triste y dolorido, pero me gustaría que supieras que eres perfecto tal cual eres, que nada tiene que cambiar en tu forma de ser. Quiero que sepas que a la vida, si se viene a algo, es a ser feliz, o por lo menos a intentarlo.
El odio no entiende de clases sociales, razas, etnias o colores, es transversal y profundo: quien agrede a otro en el fondo se odia a sí mismo, se desprecia y necesita volcar todo esa frustración hacia otra persona a la que consideran “más débil”; pero escúchame bien: el que pega es el débil, el que agrede es el cobarde. La violencia nunca es la solución a nada, por eso hace falta más respeto, más educación, más libertad y valores.
Leí estos días una noticia en la que tu madre afirma que en el colegio te llaman “maricón”. Te diré una cosa: a mí también me lo llamaban. Sé que duele y que hay veces que quieres salir corriendo, pero tienes que hacerte fuerte y sobre todo rodearte de gente que te quiera como eres. No puedes dejarte abatir: yo estuve casi a punto de no poder resistir, ¿pero sabes qué? Estoy orgulloso de ser quien soy y de lo que he conseguido: ahora soy psicólogo, y también intento combatir las injusticias desde el activismo y la formación rigurosa, intento ser diligente en lo que hago y, sobre todo, soy muy tenaz y decidido. Te cuento esto porque estoy orgulloso de ser quien soy y orgulloso de haberme hecho a mí mismo. Orgulloso de haber defendido la alegría a toda costa y a pesar de todo. Debes sentirte orgulloso de ser quien eres, no lo olvides nunca.
Habla con tus amigos, con tu familia, con la gente que te quiere sobre cómo te sientes. Exprésalo. No tengas miedo a validar tus sentimientos: el dolor necesita sanar, y el mejor camino para eso es contar con la gente que te quiere. Sé que ahora puedes tener miedo, o puedes estar confuso porque no sabes por qué te ha pasado esto: es normal que no lo sepas, porque no tiene explicación. Date tiempo para expresar cómo te sientes, si quieres llorar, hazlo; si quieres estar con tus amigos, dilo. Es sano validar las emociones, y es sano sentir cómo el amor es un poderoso cicatrizante del dolor. Quizá no podrás olvidar nunca esta agresión, pero no tiene por qué marcar tu vida ni tu destino. Tienes derecho a ser feliz, y somos muchos los que estaremos contigo si nos necesitas en el proceso de recuperación.
No sé si conoces el poema No te rindas, unos dicen que es del poeta uruguayo Mario Benedetti, otros que del argentino Guillermo Mayer. Es cierto que yo tengo varios libros de Benedetti y no encontré el poema en ellos, pero en cualquier caso lo quiero compartir contigo. Para mí, la lectura y la poesía siempre fueron unas compañeras de viaje especiales para aliviar el dolor, te las recomiendo. Cuídate mucho y, si quieres, cuenta conmigo.
No te rindas, aún estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas, que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor es cierto,
porque no hay herida que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas por favor, no cedas,
aunque le frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás solo,
porque yo te quiero.