Que se entere Ciudadanos: el Orgullo no se vende, se defiende
Hace 50 años, un grupo de gays, lesbianas, transexuales, drag queens y prostitutas que no tenían nada que perder se enfrentó a la policía que les identificaba cada fin de semana en el bar de ambiente Stonewall, en Nueva York. Se plantaron para no seguir siendo víctimas de detenciones arbitrarias y discriminaciones por su orientación sexual. Gracias a lo que hicieron y fueron entonces, hoy el colectivo LGTBI existe y es lo que es.
Medio siglo después de esa primera piedra lanzada contra los agentes policiales que cargaban indiscriminadamente, miles de personas marchamos en ciudades de todo el mundo orgullosos de quienes somos. Y estos últimos años con más motivos que nunca: la derecha más rancia y conservadora aparece no sólo en España con la irrupción de Vox, sino con Donald Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, Viktor Orbán en Hungría y demás países en los que han tomado fuerza aquellos que nos quieren devolver al armario de cualquier forma. Ya sea mandando la marcha a la Casa de Campo en Madrid —o incluso prohibiéndolo— como amenaza el partido de Santiago Abascal o negándose a aprobar leyes de protección contra estas minorías, como ha hecho también Donald Trump.
Y, junto a ellos, están quienes les apoyan. El silencio ante estas acciones de discriminación te hace cómplice. Y es el caso de Ciudadanos o el Partido Popular en España: ambas formaciones están normalizando los pactos y acuerdos con la ultraderecha. La misma ultraderecha que ha anunciado objetivos como la derogación de la protección de los jóvenes LGTBI, las supresión de medidas que evitan la discriminación en el empleo o ha despreciado fechas conmemorativas como el 28J. No sólo eso: también quieren borrarnos de la historia y proponen que no se estudie la realidad de las personas LGTB en los centros públicos.
Y, con todo ello, Ciudadanos pretende ser bienvenido en el Orgullo LGTBI a la vez que pacta con estas personas para formar gobiernos. Se quejan cuando se organizan acciones contra sus carrozas y autobuses y tachan de “fascistas” a aquellos que pararon su autobús en Barcelona para pintarlo con spray. No es que apoye esta acción y parte del colectivo LGTBI tampoco pero, ¿qué se esperaban apareciendo ahí? ¿Que les recibiesen entre aplausos? “Los totalitarios atacan el bus de Ciudadanos en el #Pride2019 de Barcelona. Con su violencia, insultos y amenazas contra Cs nunca conseguirán nada más que quedar retratados. Este es el partido de los valientes y de la igualdad. Un abrazo, compañeros. ¡Viva la libertad!”, ha escrito el líder de los naranjas en Twitter.
Un “ataque”, señor Rivera, es que un fascista le diga a un homosexual en un lugar público que le va a hacer heterosexual “a hostias”. Pero lo que Ciudadanos hace es de hipócritas: no es de valientes pactar con los nostálgicos del fascismo. Los que echan de menos a aquellos que nos fusilaban por querer. Esos que salen en la televisión asegurando que una familia tradicional es la formada por un hombre y una mujer y que enseñar a los niños la no discriminación por razón de género es “adoctrinarlos”. Esos que afirman todo esto aún sabiendo que al otro lado de la pantalla hay niños con vulva, niñas con pene y chavales descubriendo su sexualidad que ven cómo aún en el siglo XXI hay quien les hace sentir unos enfermos o desviados.
Este viernes 28 de junio, cientos de personas se manifestaban en varias ciudades con motivo del Orgullo y del 50 aniversario de Stonewall. En Madrid, la plataforma del Orgullo Crítico —una marcha alternativa a la oficial que recuerda que no se trata de una celebración, sino de una reivindicación— aguantó los 40 grados que hacía a la sombra desde la Plaza de Jacinto Benavente hasta Pedro Zerolo. Ahí estábamos las maricas, las bolleras, las bisexuales, las trans, las racializadas, las asexuales, las personas no binarias... Para defender ese Orgullo cuya llama se prendió en Stonewall. Y para recordar a algunos, como Ciudadanos, que “el Orgullo no se vende, se defiende”. Y que su hipocresía no es bienvenida en nuestras reivindicaciones.