¿Qué hacen los diputados 'millennials' por los 'millennials'?
¿Son conscientes los millennials del Congreso de la falta de expectativas de su generación o su estatus de diputados les ha hecho olvidarse de quienes, como ellos, se prepararon a fondo para comerse el mundo y es el mundo el que les está devorando? Les preguntamos que están haciendo por los suyos.
En los 350 escaños del Parlamento se sientan 48 diputados millennials, nacidos entre 1980 y 1991. Los más numerosos están en Podemos, 26 de sus 67 miembros pertenecen a la generación criada en la sociedad del bienestar, a la que la crisis ha hecho añicos su proyecto de vida. "El gran logro es que los millennials estamos aquí y tenemos otro concepto de la política. En Podemos no hay nuevas generaciones porque creemos que los jóvenes no tienen que esperar años para hacer política, sino que pueden cambiar las cosas ya", apunta la diputada Ángela Ballester (1980).
En el otro extremo es el PP quien, en proporción, cuenta con menos señorías nacidos en ese periodo. Solo cinco de sus 134 diputados pertenecen al colectivo del que se espera que tiren del consumo y del país, y que son la primera generación que ya vive peor que sus padres. Cinco también entre los 32 de un partido que atrae voto joven como Ciudadanos. Seis de los 84 del PSOE. Tres de los nueve de Convergencia, dos de Compromis y uno entre los nueve de Esquerra: Gabriel Rufian (1982). Quien reconoce sentirse millennial "porque soy de la generación de la precariedad. Durante 10 años fui mileurista, y eso que tuve suerte porque tenía un contrato laboral". Muchos de sus amigos no gozan de su buena fortuna, son trabajadores pobres que tuvieron que abandonar la universidad porque no podían pagarla, ahora conocidos también como los "sinhogarismo"; protagonizaron el 15M, pero son más educados y civilizados que los del 68 o la generación X.
"Si estamos en el Congreso es por todo lo que hemos ganado en la calle, donde hay que seguir protestando, pero aquí es donde se pueden concretar esos logros". Rufián asegura que desde el palacio de la Carrera de San Jerónimo están intentando pedir la ampliación del derecho al voto desde los 16 años y luchando contra la precariedad laboral, pero "las PNL (Proposición no de Ley) me generan una enorme frustración porque no se tramitan". Se refiere a las PNL que el PP bloquea sistemáticamente.
La sorpresa de algunos
Con cara de sorpresa acoge César Luena (1980) el calificativo de millennial. Matiza que más que sentirse parte, tiene "conciencia de tener una serie de características generacionales. El cambio de siglo nos pilló en la construcción del mundo global y digital. Somos la generación de la liberación sexual total, de las nuevas familias y la más preparada y también la más precaria. Mis amigos no todos trabajan de lo que estudiaron, otros sí". Enumerar los logros del PSOE para con sus colegas de generación resulta más peliagudo: "Desde el partido, estamos tratando de adaptarlo al momento actual. En la primera etapa de Zapatero hubo cosas buenas, como ayudas a la vivienda, una política de becas e innovación" . Para Luena, las movilizaciones en la calle no son tan determinantes como la actividad en el Congreso. "Las cosas solo se cambian desde el BOE y desde los presupuestos generales del Estado, y para eso hay que tener mayoría".
Cuando preguntas a algunos diputados si se consideran millennial y qué están haciendo por ellos, la primera reacción es de extrañeza. Toni Roldán (1983), la cara económica de Ciudadanos en el Congreso, que hoy está muy contento porque se ha aprobado su propuesta para incentivar la creación de start ups, admite ser de la generación, pero no haber llegado al Parlamento impulsado por los protestas en la calle. "Yo no he llegado aquí por el 15M, he entrado por la gran crisis económica que rompió los modelos políticos y económicos. Estoy en esta Cámara reivindicando los derechos de los jóvenes en un partido en el que la media de edad está entre los 30 y los 40, lo que es un reflejo de la brecha generacional clara que ha habido y hay. También es muestra de por qué esos partidos se preocupan menos por los jóvenes".
Entre los pasos dados presume de que "hemos logrado introducir medidas para los emprendedores autónomos, que los padres y madres jóvenes como yo podamos conciliar ampliando dos semanas la paternidad. Y hemos creado una mesa sobre educación en la que al final se podrá hablar de estos problemas. Son pequeños avances. En cuanto al mercado laboral, no puedo hacer demasiado. Aunque sea el sistema más injusto de Europa, porque hay seis millones de personas rotando, más los parados. Este Gobierno tiene políticas activas del Pleistoceno. No han hecho nada por los jóvenes que se salieron de la educación por la construcción. Pero no podemos ponerle un cuchillo al cuello al Gobierno para que nos haga caso".
El PP se defiende
En la bancada a la que se refiere Roldan, se sienta Belén Hoyo (1984). Una de las pocas millennials populares. Puntualiza que "por edad soy millennial", como nexo principal con los menos afortunados de sus congéneres. "Me siento de esa generación, tengo amigos en paro y con empleos precarios. Pero en este Congreso intentamos dar soluciones reales". Sobre la influencia de las demandas en la calle, considera que "aunque hay que escuchar siempre a la calle, también hay que decirles a los activistas que participen en la democracia en España. Creemos que el sector privado es el que crea empleo, por eso hemos introducido mejoras para adaptar la FP a las empresas que crean empleo".
A pesar de que la tasa de paro en España es la segunda más alta de la Eurozona por detrás de Grecia y que durante el Gobierno de Rajoy, en 2013, rozó el 27%, todo un récord, Hoyos dice que se ha avanzado mucho en el empleo juvenil con respecto a cuando Rajoy llegó al Gobierno. "En estos últimos 5 años, con la mejora económica, hemos logrado que se cree más empleo para los jóvenes. No es todo precario. De todas formas, el empleo juvenil es estructural, no coyuntural, porque en las épocas de bonanza también había muchos problemas".
Una percepción que no comparte Ángela Ballester (1980), de Podemos, que cree que hoy, ser mileurista es un lujo, porque lo normal es encadenar, con suerte, empleos basura. Confiesa ser de una generación que ha sido consciente de lo que era ser millennial más tarde. "Cuando yo estaba en la universidad, a principios del 2000, había una confianza general en que al acabar, unos harían oposiciones para profesor o encontrarían un trabajo sin problemas, teníamos proyectos y sueños. Ahora, en mi grupo de whatsapp ves que no todos lo han logrado. Admiro a quien sigue adelante a pesar de que sabe que está estudiando una carrera que podrá ejercer con suerte en Alemania". La lucha contra la precariedad laboral es uno de los empeños de su grupo que considera más importantes para los millennials.
Por ahora, los empeños y deseos por mejorar la situación de esos jóvenes entre los que hay más de un 50% de paro se queda en eso, sueños.