'Niksen': la técnica de relajación holandesa que en España siempre hemos llamado 'estar a la bartola'

'Niksen': la técnica de relajación holandesa que en España siempre hemos llamado 'estar a la bartola'

Básicamente, hay que dejar de 'hacer' para empezar a 'estar'.

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En un idioma extranjero todo suena mejor. Y más si es del norte de Europa. 

Después del danés hygge y del sueco lagom, ha llegado la hora del neerlandés niksen, que se traduce literalmente por ‘no hacer nada’. The New York Times, la revista Time y la edición estadounidense del HuffPost ya le han dedicado sendos artículos, pero ¿en qué consiste exactamente esta tendencia? 

Los medios la describen “más como un estado mental que como una moda de estilo de vida”. En cambio, los holandeses con los que ha contactado El HuffPost lo simplifican bastante más.

“Niks es ‘nada’. Niksen es el verbo, que básicamente quiere decir ‘no hacer nada”, explica Jeremy, ingeniero neerlandés de 31 años. Anne, estudiante de 27 años, aporta algo más: “Es ‘no hacer nada’, pero en el sentido de estar tumbado con los pies en alto”.

Según los jóvenes, la palabra se puede utilizar en dos contextos; uno negativo —“Hij ligt te niksen” o ‘está tumbado sin hacer nada’— y otro positivo, “cuando no haces nada de forma deliberada”. Lógicamente, este último es el que se está poniendo de moda.

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“Cada vez más gente pregunta por ello, y una rápida búsqueda en Google demuestra que podría ser la última tendencia después del hygge y el lagom”, reconoce Jeremy. Esta corriente del niksen como estado mental y arma contra el estrés tiene mucho que ver con la expresión “even lekker niks”, que cita Anne y que significa algo así como ‘el delicioso momento de no hacer nada’. Podría argumentarse que en el sur de Europa ya existe el dolce far niente y, efectivamente, esa ‘ociosidad que resulta agradable’ —ese dulce no hacer nada— es lo que preconiza, en teoría, el concepto neerlandés.

Tumbarse en el césped del parque, mirar por la ventana del metro, sentarse en un banco a pensar o escuchar música “sin ningún propósito” son formas de niksen. Pero también es niksen “alguien con resaca que se tumba en el sofá con la tele puesta y sin prestarle mucha atención”, ilustra Anne.

En ese caso, no suena tan distinto a nuestro ‘a la bartola’, que el diccionario de la RAE define, en su segunda acepción, como “despreocupándose, quedando libre de toda inquietud o preocupación” y que suele utilizarse con los verbos ‘echarse’ o ‘tumbarse’.

  5d4175c82400009d17936ff9Photo by Clem Onojeghuo on Unsplash

Sea en forma de niksen o en su versión más castiza, los psicólogos lo avalan.

“Es muy positivo parar. Estamos constantemente metidos en una rueda de pensamientos (‘tengo que hacer esto, tengo que hacer lo otro’) y para romper esa cadena hay que frenar y observar, entrar en el ‘modo ser’, en el estar presente o mindfulness”, recomienda Jesús Matos, psicólogo del centro En equilibrio mental y bloguero de El HuffPost. “Todo el día estamos en el ‘modo hacer’, así que dedicarse un rato a no hacer nada puede ayudarnos”.

¿Tan estresada está la gente como para prescribirle unos minutos de ‘no hacer nada’? Así es, confirma el psicólogo.

“El estrés es una pandemia increíble. No tenemos ningún momento de descanso, ni de ocio, ni de tiempo para uno mismo. Toda la gente que viene a mi consulta dedica 8 horas al trabajo en el mejor de los casos, menos de 8 para dormir, y las 8 restantes que serían para uno mismo las dedica a los quehaceres: la casa, los niños, más trabajo. No queda tiempo para ocio, ni para socializar ni para pensar en uno mismo”, señala.

Te vas de vacaciones y estás pensando en los 365 sitios que tienes que ver, en las 450 fotos que te vas a hacer… Estamos en una carrera constante
Jesús Matos, psicólogo

O peor: si todavía queda tiempo para uno mismo, este genera incluso más estrés. “Te vas de vacaciones y estás pensando en los 365 sitios que tienes que ver, en las 450 fotos que te vas a hacer… Estamos en una carrera constante. Por eso es muy beneficioso parar 10 minutos. La clave es no dejarse llevar por el pensamiento en ese tiempo”, apunta Matos.

“Es lo que propone el mindfulness: estar en el momento presente, observar el cuerpo, la respiración... Pero no es tan fácil”, admite el psicólogo. “Llevamos toda la vida atendiendo órdenes que nos dicen lo contrario. Llegamos al colegio con 4 años y ya nos preguntan que qué queremos ser de mayor. Nos meten en esa rueda de pensamiento”.

  5d416b3d260000b00f045ea0Photo by Leo Rivas on Unsplash

Los jóvenes holandeses con los que ha contactado El HuffPost lo corroboran, aun viviendo en la tierra del niksen: pararse y buscar la nada les genera remordimientos, no es lo que se espera de ellos.

“Como buena neerlandesa, trato de evitar esos momentos de ‘no hacer nada’. Puede ser positivo en el sentido de la meditación, pero preferiría meditar de forma activa en vez de quedarme simplemente sin hacer nada”, reconoce Anne. Ella asocia más la idea de niksen con adolescentes o estudiantes “que con el típico holandés”. “Si has estado sin hacer nada no es algo que vayas a decir con orgullo”, cuenta.

Como buena neerlandesa, trato de evitar esos momentos de ‘no hacer nada’
Anne, 27 años

“La gente empieza a pensar que necesita un tiempo de descanso”, señala Jeremy, consciente de las crecientes tasas de estrés y agotamiento entre la población (tanto dentro como fuera de los Países Bajos). “Yo a veces practico niksen, pero creo que debería hacerlo más”, admite este ingeniero.

El psicólogo Jesús Matos le da la razón, y aprovecha para reivindicar más momentos de echarse a la bartola. “Si observamos a los demás seres vivos del planeta, nos damos cuenta de que se pasan la mayor parte del tiempo tumbados a la bartola”, afirma. “Se levantan cuando tienen hambre o sed, pero no tienen que preocuparse por hacer la declaración de la renta o por trabajar 8 horas en la oficina”, constata. 

Se trata, por tanto, de volver a nuestros orígenes de vez en cuando, de olvidarnos de la lista de cosas por hacer y parar, mirar, descansar, hablar sin pensar en el tiempo, desconectar, ponerse en modo avión. “Si observas el estado natural del ser humano en el Amazonas, verás que socializan más que nosotros, que pasan más tiempo simplemente estando”, explica Matos.

Estemos, pues, y sin remordimientos. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es