Qué es la hidroxicloroquina y por qué las autoridades sanitarias lanzan serias advertencias sobre su uso
El presidente Trump ha alabado este fármaco y asegura que ha empezado a tomarlo para prevenir el coronavirus.
Donald Trump, el líder mundial que llegó a sugerir que se podría probar a tratar el coronavirus inyectando desinfectante en el cuerpo, está probando en sus propias carnes un fármaco para prevenirlo porque ha oído “cosas buenas” sobre él: la hidroxicloroquina.
Este lunes confesó a los periodistas que cubrían uno de sus actos en la Casa Blanca que lleva cerca de dos semanas tomando este medicamento para enfermedades como la malaria y que también se utiliza para reducir la inflamación en pacientes con artritis reumatoide o lupus.
La hidroxicloroquina es una derivada menos tóxica de la cloroquina, sustancia desarrollada por Bayer en 1934 y cuyo uso contra la malaria autorizó en 1947, que se está utilizando en algunos ensayos clínicos contra el covid-19, sin que esté claro si es efectivo.
“No me va a hacer daño”, aseguró el presidente de Estados Unidos sobre su ingesta. “Y si es mala, os lo diré”, prometió. No hace falta esperar a su veredicto, porque las principales autoridades sanitarias ya han hablado, y no precisamente para bien acerca de su uso contra el coronavirus.
La propia Agencia del Medicamento de Estados Unidos, la FDA, emitió un aviso el 30 de abril —Trump ha tenido 20 días para leerlo— “en contra del uso de la hidroxicloroquina o la cloroquina para el tratamiento del COVID-19 fuera del entorno hospitalario o de un ensayo clínico debido al riesgo de problemas con el ritmo cardíaco”.
Este organismo no puede ser más claro: “No se ha demostrado que la hidroxicloroquina y la cloroquina sean seguras y eficaces para el tratamiento o la prevención del COVID-19”.
Además de advertir acerca de que pueden provocar “ritmos cardíacos anormales”, avisa de que el riesgo es aún mayor si se combinan con otros fármacos, “incluyendo el antibiótico azitromicina, que también se está utilizando en algunos pacientes con COVID-19″. Por eso solo autoriza su uso ”únicamente en pacientes hospitalizados bajo un estricto monitoreo cardíaco”.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha advertido de otros graves efectos secundarios en pacientes con coronavirus: la hipoglucemia, trastornos digestivos y neuropsiquiátricos.
“Cloroquina e hidroxicloroquina pueden producir trastornos neuropsiquiátricos, entre ellos cuadros agudos de psicosis, intento de suicidio o suicidio consumado. En pacientes tratados con hidroxicloroquina para el tratamiento de la COVID-19 también se han notificado algunos casos graves de este tipo. En ellos, los trastornos en el comportamiento aparecieron principalmente durante los primeros días de tratamiento y, o bien se habían descartado los antecedentes psiquiátricos o se desconocía esta información”, avisa la AEMPS.