¿Qué es el 'greenwashing' y la taxonomía europea?: las claves del etiquetado verde de la nuclear y el gas
¿Qué centrales serán sostenibles para la UE? ¿Qué viene ahora? ¿Cómo han reaccionado los grupos ecologistas?
La Comisión Europea ha mantenido su propuesta y ha otorgado a la energía nuclear y el gas la etiqueta de energías verdes, desoyendo así el rechazo de algunos países como España o Austria, que ya ha anunciado que tratará de anular la decisión en el Tribunal de Justicia europeo.
En su propuesta, la Comisión ha decidido que estas inversiones reciban el permiso de construcción antes de 2045 y que también se considere sostenible al gas natural siempre que provenga de energías renovables o tenga bajas emisiones en 2035.
El “acto delegado” adoptado por la Comisión entrará en vigor en 2023 si en cuatro meses, ampliables a seis, no se reúne una mayoría de bloqueo. Para ello será necesaria la oposición de 20 países que representen al menos el 65% de la población de la UE o que lo rechace la mitad del pleno de la Eurocámara (353 diputados). Mientras llega ese momento, cabe explicar algunos conceptos que surgen de esta medida y atender a las principales claves.
¿Qué es la taxonomía europea?
Se trata de un sistema de clasificación de actividades económicas ambientalmente sostenibles. Esta clasificación determina qué se considera sostenible y qué actividades lo son. Gracias a esta hoja de ruta los inversores tendrán más seguridad a la hora de invertir en actividades sostenibles.
Pero la taxonomía no afecta solo al sector energético, la taxonomía de la Comisión se desplegará también por otros sectores económicos como el forestal, el manufacturero, el transporte o la agricultura. Por el momento no tiene efectos prácticos todavía, pero pretende convertirse en una herramienta de vanguardia para orientar las inversiones hacia la transición ecológica porque “el dinero público no será suficiente”.
El objetivo es reducir las emisiones de CO2 en la UE en un 55% para 2030 respecto a 1990 como senda para descarbonizar la economía a mitad de siglo.
¿Qué es el greenwashing?
O también denominado en español ‘ecoblanqueo’. Es una práctica destinada a crear una imagen ilusoria sobre responsabilidad ecológica, un lavado de imagen verde a energías contaminantes. Es decir, las acciones destinadas por empresas que se preocupan por el medio ambiente, cuando sus actividades son perjudiciales.
¿Qué centrales serán sostenibles para Bruselas?
Bruselas ha decidido que “hay un papel para las inversiones en gas y nuclear en la transición energética” con el objetivo de “abandonar lo más rápidamente posible las fuentes de energía altas en emisiones de carbono como el carbón”, según fuentes europeas.
Sin embargo, no todas las inversiones en estas energías recibirán el sello verde. El Ejecutivo comunitario considera sostenibles las centrales nucleares con permiso de construcción en la Unión Europea antes de 2045 y las plantas de gas que emitan menos de 270 gramos de CO2 por kilovatio hora hasta 2031 o menos de 100 gramos en el conjunto de su vida útil.
¿Qué importancia tiene la clasificación sobre el bono verde?
Bruselas quiere hacer de la taxonomía la guía de cabecera para las inversiones sostenibles y prevé utilizarla como base para otorgar el futuro sello de “bono verde” europeo, pero la regulación de momento no afecta a la concesión de fondos comunitarios o ayudas públicas.
¿Qué países apoyan la decisión?
Los Estados miembros está divididos sobre el rol que deben jugar estas dos fuentes de energía en la transición hacia la neutralidad climática que Bruselas quiere alcanzar en 2050.
Francia lidera el grupo de países que quieren que la energía nuclear se considere sostenible, mientras que Alemania se opone a ello, aunque Berlín sí es favorable a que las inversiones en gas natural reciban la etiqueta verde durante la transición.
En el lado opuesto de momento se han pronunciado Dinamarca, España, Austria y Luxemburgo que rechazan otorgar al gas y a la nuclear el sello verde.
¿Cómo han respondido los partidos españoles?
Tras conocer la noticia, algunos partidos españoles han rechazado la decisión europea. Desde el Gobierno, el Ministerio de Transición Demográfico ha manifestado que esta situación “no envía señales adecuadas a la inversión de energía limpia” y que puede restar fondos a las renovables.
También se ha mostrado crítica la eurodiputada de Podemos, Idoia Villanueva, que ha denunciado que la Comisión ha cedido a las presiones del sector y ha destacado que no es el camino para lograr una economía verde. “Intentaremos tumbarlo en el Parlamento y devolver a la Comisión a la senda del sentido común”, ha señalado.
También desde Más País se ha exigido que este tipo de energías no se deberían subvencionar. “El único futuro posible es verde y renovable”, han publicado en Twitter.
Por su parte, el coportavoz de Verdes Equo y exdiputado europeo Florent Marcellesi ha asegurado que la decisión de clasificar las energías sucias como sostenibles es “puro greenwashing” y contradice el Green Deal europeo y el Acuerdo de París.
¿Cómo han reaccionado las ONG ecologistas?
Según un comunicado de Greenpeace Europa, esta decisión incentiva inversiones privadas de miles de millones de euros que se alejarán de las energías verdes como las renovables hacia otras como el gas y la nuclear que acelerarán la crisis climática.
Desde WWF piden al Parlamento Europeo que rechace la nueva propuesta de “falsa taxonomía verde” y llaman a la CE a “recapacitar y mantener el gas natural y la energía nuclear fuera de la taxonomía”.
Y por su parte, la portavoz de energía de Ecologistas en Acción, Sara Pourehiyi, ha coincido en calificar la decisión, a la que se oponen, de ecoimpostura, y ha asegurado que “es contradictoria” e “impide el cumplimiento de los compromisos climáticos”.