Putin consuma las anexiones: "Hay cuatro nuevas regiones de Rusia"
El mandatario firma el tratado de incorporación de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón a la Federación rusa y luego se da un baño de masas en la Plaza Roja: "Los ciudadanos han hecho su elección. Rusia no les va a traicionar".
Había anunciado una “operación militar especial” para liberar el Donbás y se lo ha acabado quedando. Rusia ha consumado este viernes la anexión de cuatro territorios ucranianos -Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón- en los que se celebraron referéndums populares no reconocidos por la mayoría de la comunidad internacional. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha sido claro: desde hoy “hay cuatro nuevas regiones de Rusia”.
La firma del tratado se ha hecho el mismo día en el que se ha perpetrado una matanza de al menos 25 civiles después de un ataque ruso con lanzacohetes a un convoy humanitario en Zaporiyia. Sí, una de las regiones que ha anexionado tras lo que ha calificado como “la gran misión liberadora de nuestro pueblo” y que, como Jersón, no controla totalmente.
El escenario escogido ha estado cargado de simbolismo y de la pompa que caracteriza al Kremlin y al propio mandatario ruso. En el interior de la majestuosa y lujosa Sala de San Jorge, Putin ha defendido que “los ciudadanos han hecho su elección. Rusia no les va a traicionar”. Es el mismo espacio en el que Stalin condecoró a los militares del Ejército Rojo que tomaron Berlín en 1945 o en el que Jruschov recibió a Yuri Gagarin, pero también en el que se consumó la anexión de la península de Crimea y del puerto de Sebastopol hace ocho años.
El argumentario de Putin
El mandatario ruso ha comenzado su intervención dibujando las líneas maestras de un argumentario de sobra conocido, después de que se reconociese la independencia de las cuatro regiones y se diesen por buenos los resultados de las consultas a la población. Unas consultas que en distintos casos llegaron a hacerse en la calle e incluso casa por casa. “Los ciudadanos fueron amenazados de muerte”, aseguró.
Como era previsible, el líder del Kremlin hizo referencia a los muertos -“mártires”- de la Casa de Sindicatos en Odesa en 2014, en el marco de las revueltas tras el Maidán, y también a los prorrusos que se levantaron en la cuenca del Donbás, “víctimas del régimen de Kiev”. Precisamente, entre los asistentes al acto se encontraban los líderes de las que fueron autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, pero también los de las zonas de Jersón y Zaporiyia: Denis Pushilin, Leonid Pasechnik, Vladimir Saldo e Yevgeny Balitsky, respectivamente.
Tras un minuto de silencio en memoria de los “caídos” en la “operación militar” -la invasión-, Putin ha incidido en la idea de que se persiguió a la población rusófona en estos territorios y que a pesar de “años de sufrimiento, nadie pudo desbaratar su amor por Rusia”.
Asimismo, el mandatario ruso ha buscado en el pasado una justificación para las anexiones, retrocediendo a la desintegración de la Unión Soviética (URSS): “Como una vez antes, después de la Revolución, las fronteras de las repúblicas de la Unión se repartieron entre bastidores”.
“Así lo hicieron los últimos líderes de la Unión Soviética, en contra de la expresión directa de la voluntad de la mayoría del pueblo en el referéndum de 1991, destruyó nuestro gran país, confrontando al pueblo con un hecho consumado”, ha esgrimido. Un argumento similar al utilizado años antes con Crimea, un territorio que Jruschov transfirió administrativamente a la república soviética ucraniana, en un gesto a su gente al proceder del Partido Comunista de Ucrania.
Moscú reclama un “alto el fuego” y volver a las negociaciones
Putin también ha desafiado al Gobierno ucraniano. “Quiero que lo oigan en Kiev y también en Occidente. La gente de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia se convierten en nuestros ciudadanos”, ha sentenciado, para dar paso a un sonoro estallido de aplausos.
Acto seguido ha hecho un llamamiento al “régimen de Kiev para un alto el fuego” con el que frenar “la guerra que empezó en 2014”. No se ha quedado ahí y ha pedido volver a sentarse a la mesa de negociación. Precisamente, buena parte de los analistas internacionales ya habían apuntado a que Putin necesitaba llegar fuerte a las negociaciones y en el punto de mira estaba hacerlo mediante la ocupación del Donbás y los dos territorios del sur, vitales puesto que le otorgan el control de toda la costa del mar de Azov hasta Crimea.
Además, ya ha dejado algunas líneas rojas en esa hipotética vuelta al diálogo: “Kiev tiene que respetar las anexiones como único camino a la paz”. Ello supondría que Rusia se quedaría con cerca de un 15% del territorio ucraniano (lo que equivale a tres veces la comunidad de Cataluña). El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya ha repetido en múltiples ocasiones que no renunciarán a las zonas hoy anexionadas, pero también a la península de Crimea que Rusia incorporó a su territorio en 2014.
Rusia quiere reconstruir lo destruido... por Rusia
Por otra parte, Putin también ha hecho una promesa de futuro a la población de los cuatro territorios. Obviando que ciudades completamente arrasadas como Mariúpol lo fueron bajo fuego ruso, ha anunciado que “reconstruiremos los asentamientos en ruinas, viviendas, escuelas, hospitales, teatros, museos” y que “restauraremos y desarrollaremos empresas industriales, fábricas, infraestructura, sistemas sociales, de pensiones, de salud y educativos”.
Además, ha asegurado que “por supuesto, trabajaremos para mejorar el nivel de seguridad, y juntos nos aseguraremos de que los ciudadanos en el las nuevas regiones sienten el apoyo de todo el pueblo de Rusia, de todo el país, de todas las repúblicas, de todos los territorios y regiones de nuestra vasta patria”.
Una patria hoy un poco más vasta, pero a costa de un elevado precio, de sobra conocido por los ucranianos.
El paso le va a salir muy caro
Rápidamente ha llegado la respuesta de Occidente que ve este paso como un socavamiento al orden internacional y que va a suponer el endurecimiento de las sanciones contra el Kremlin.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha pronunciado momentos después de la ceremonia del Kremlin, compartiendo la declaración conjunta de los miembros del Consejo Europeo y recordando que “la anexión ilegal proclamada por Putin no cambiará nada”.
Los líderes de la UE aseguran que Rusia “pone en peligro la seguridad mundial” con una maniobra que viola la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania y contraviene principios fundamentales consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.
Además, en un comunicado a nivel de jefes de Estado y de Gobierno, la UE avisa a Moscú de que responderá con más sanciones y reafirma que mantendrá el “fuerte apoyo” a Kiev en materia financiera, militar y económica.
En el mismo sentido, Washington ha anunciado nuevas sanciones contra funcionarios del Gobierno ruso. La oficina del Departamento de Estado ha detallado en un comunicado que cientos de individuos, incluidos miembros del Ejército ruso y bielorruso, estarán sujetos a restricciones de visado, mientras que otros cientos recibirán sanciones económicas.
Entre ellas, EEUU ha congelado los activos en el extranjero tanto de la gobernadora del Banco Central, como de su adjunta, así como de 169 miembros del Consejo de la Federación Rusa, el equivalente al Senado, y de otro centenar de la cámara baja, la Duma. Las sanciones castigan además a familiares de altos responsables rusos ya penalizados, como a la esposa y a las dos hijas mayores de edad del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, o a la mujer y los dos hijos mayores del primer ministro del país, Mijail Mishustin.
También la cúpula de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha condenado la “anexión ilegal” que “anula el principio de integridad territorial”.
“La anexión ilegal de territorio soberano ucraniano anunciada hoy por el presidente ruso, Vladímir Putin, es inaceptable”, señalan en un comunicado el presidente de turno de la OSCE, el polaco Zbigniew Rau; y la secretaria general de la organización, Helga Schmid.
Por su parte, Londres ha anunciado un nuevo paquete de sanciones más duro contra el sector tecnológico e industrial ruso y ha convocado al embajador ruso en Reino Unido, Andrei Kelin, para protestar “en los términos más enérgicos” por esta decisión.
“Bajo las nuevas sanciones, Rusia perderá el acceso a los principales servicios occidentales de los que depende Rusia, incluyendo: consultoría tecnológica, servicios de arquitectura, servicios de ingeniería y servicios de asesoramiento jurídico transaccional para cierta actividad comercial”, ha explicado en un comunicado el número 10 de Downing Street.
... Pero que siga la fiesta
La reacción de Occidente no ha frenado los planes del Kremlin de celebrar por todo lo alto la anexión con una fiesta llena de conciertos y de la que han disfrutado cientos de asistentes que han portado banderas del país.
El momento cumbre, ha sido cuando Putin ha pisado el escenario acompañado por los cuatro líderes de las regiones ucranianas recién anexionadas. “Rusia no solo abre las puertas de nuestro hogar natal a nuestros hermanos y hermanas, sino que les abre su corazón. ¡Bienvenidos a casa!”, ha expresado un Putin triunfal recibiendo los aplausos de sus seguidores.
En su mensaje, el mandatario ruso ha recordado los orígenes de la Unión Soviética. “Fue Rusia la que creó la Ucrania moderna, transfiriendo territorios significativos allí, los territorios históricos de la propia Rusia junto con la población”, ha exclamado.