PSOE y Podemos, dos versiones opuestas de la última reunión entre Sánchez e Iglesias
Ambas formaciones se están pasando la pelota de la futura sesión de investidura de Pedro Sánchez. Se necesita una "versión original" que aclare las posturas.
Que sí. Que no. Que sí. Que no. Y así seguimos en la política nacional, en medio de un partido de tenis en el que la pelota es la futura sesión de investidura de Pedro Sánchez. PSOE y Podemos se la están pasando en pleno cruce de acusaciones a golpe de comunicados que no conduce, de momento, a nada. Salvo al caos. Hace falta una “versión original” que aclare sus posturas.
El último episodio del intercambio PSOE-Podemos ha llegado este miércoles, con las reacciones, radicalmente opuestas, al enésimo encuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en La Moncloa. Uno, enrocado en el gobierno de cooperación con “morados” en puestos intermedios de la administración, y el otro, empeñado en la presencia de ministros propios en el Ejecutivo. Y de fondo, una amenaza, el posible “no” de los de Iglesias a Sánchez en la investidura. Un cálculo con el que nadie o muy pocos en las filas socialistas contaban la noche del 28-A, cuando las cuentas les sonreían.
Cuatro citas después entre secretas y públicas, las posiciones no se han acercado; todo lo contrario. Lo que se daba por seguro -el apoyo- ya no lo es tanto. Y lo que se daba por imposible -unas nuevas elecciones- tampoco se antoja ahora tan irrealizable. El juego de los mensajes a ambos lados de la izquierda para ver quién acaba convenciendo al otro.
Pero si algo ha hecho tambalearse fuertemente la tan referida “cooperación” han sido las palabras de Irene Montero esta mañana. Según ha declarado la número 2 de Podemos, el presidente en funciones mira a la derecha buscando votos o incluso abstenciones: “Sánchez nos ha comunicado que quiere el apoyo de la derecha para sacar adelante la investidura”, términos que han sentado mal en el PSOE.
Acción-reacción. La respuesta lanzada por Ferraz le acusa, en resumidas cuentas, de mentir. Adriana Lastra lo ha dejado claro: “No es esa la realidad”. Así lo cuenta la vicesecretaria general de los socialistas: “Les hemos hecho una oferta de gobierno de cooperación (...) y la respuesta en principio ha sido que no. Les hemos ofertado también una comisión de seguimiento a ese acuerdo y en principio parece que no”.
Pese a todo, ha reconocido, el “socio preferente” sigue siendo la formación morada, como “dejó claro el PSOE” desde la mañana del 29 de abril.
No son los únicos mensajes que ha transmitido la también portavoz del PSOE en el Congreso a Podemos. A la advertencia de una posible negativa suya, Lastra ha contestado mirando al pasado: “Me gustaría que el señor Iglesias o Unidas Podemos nos aclare si lo que están diciendo con las declaraciones de esta mañana es que van a volver a votar en contra de la investidura de un presidente de izquierdas, de un presidente socialista, y haciéndolo de la mano de PP, Ciudadanos y Vox”.
En todo este barullo, PP y Cs siguen a lo suyo, al “no es no” que han cogido prestado y al que están sacando tanto partido. Eso sí, unos y otros animan a Sánchez a formar gobierno cuanto antes para que la legislatura comience de una vez. Especialmente Casado, que sí acudió a la última cita en Moncloa por “lealtad institucional”. Rivera no lo hizo, porque “ya había dejado clara su negativa”... y porque tenía el partido en plena tormenta de dimisiones, reproches y peleas internas.
Así estamos, en un lío a cuatro bandas en el que ninguno de los supuestos hechos en la noche del 28-A tiene, en este mismo momento, reflejo en la realidad. Las negociaciones siguen, el espectáculo también. Y de fondo, una investidura que se antoja cercana en el calendario -julio- aunque lejana en su viabilidad de salir adelante.
Pero esto es política y lo que hoy parece improbable, mañana puede cambiar. Como en una película, lo mejor es seguir la versión original, si es que alguien la quiere contar.