Psicovirus
El virus es real. Lo que me preocupa es la verdad que se esconde tras él.
Estado de alarma. El propio nombre incita al alarmismo. La perversión de las palabras es capaz de disfrazar los hechos, de manipular la realidad hasta el punto de hacernos pensar que estamos en una guerra real. Pero no es así, por mucho que lo repitan monarcas, políticos y periodistas. Miedo y control mental. Tras este inesperado “estadio alarmista” llegará una nueva realidad. Será otra cosa diferente, pero la volveremos a llamar “normalidad ”.
Virus real y estupidez virtual. Al principio era como una gripe, luego que no. Antes mirábamos en nuestros móviles sobre lo que pasaba en China, ahora producimos nuestros propios audiovisuales. Antes no queríamos que entrará gente de otros países… asiáticos… italianos, ahora somos súper solidarios. Antes era el virus virtual de otros, ahora son nuestros propios muertos.
Banquete informativo. Las cifras engordan. Las noticias empachan. La digestión sobresalta. Otra cucharada de miedo a la semana antes del postre, que es como una tarta de un número incierto de pisos. ¡Que tenga los pisos que haga falta!... Sorpresa. Incertidumbre. Más miedo.
Confinamiento y mente. A un camino largo no ayuda la impaciencia. Aprovechar este tiempo para reflexionar en calma. Dejar en casa el cuerpo y no la mente. Plantearnos todas las preguntas que necesitamos hacernos. Tomar precauciones y nunca vivir con miedo ni psicosis.