Algo no cuadra en Madrid: ¿por qué apenas hay brotes pero suben tanto los contagios?
La ciudad española más golpeada por la pandemia levanta dudas ante sus 'buenos' datos de coronavirus.
Los profesionales sanitarios madrileños, y la población en general, contienen el aliento cada vez que se actualizan los casos de coronavirus y se notifican nuevos brotes. Primero fue el turno de Lugo, de Huesca, de Guipúzcoa, que ante la aparición de focos de infección fueron restringiendo actividades y movilidad hasta mantener los casos relativamente bajo control. Hace unos días, las alarmas sonaron en Cataluña: ya no era sólo Lleida, sino también Barcelona, donde la situación epidemiológica estaba fuera de control y requería acciones más drásticas.
Mientras tanto, en Madrid sigue la calma tensa. Este jueves, el Ministerio de Sanidad ha comunicado que existen 281 brotes activos en todo el país. Esta semana, Madrid ha hecho públicos cinco, con 38 casos positivos asociados a esos brotes, entre los que se incluye el del equipo de fútbol de Fuenlabrada. Al mismo tiempo, la comunidad ha registrado 107 nuevos casos sólo este viernes, y 789 contagios en la última semana, más del doble de los de la semana anterior, que fueron 338. ¿No hay brotes —definidos como la agrupación de tres casos relacionados entre sí— o es que no se detectan? Por ahora hay muchas impresiones y pocas certezas.
En busca de los brotes perdidos
“Ojalá lo supiera”, comenta Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). “Pero pueden darse las dos opciones. La primera es que casi no haya brotes, algo que puede tener cierta plausibilidad, ya que en Madrid no se dan las condiciones laborales de otros lugares como mataderos y grandes empresas agroalimentarias y aquí la incidencia de la epidemia ha sido mayor y es posible que la gente tenga más cuidado en las reuniones familiares”, señala. La otra posibilidad es que no se estén detectando, admite Gullón. “La promesa de refuerzo en servicios de salud pública en Madrid ha sido bastante menor de lo que se esperaba, por lo que es probable que aunque se esté haciendo seguimiento de contactos, no sea todo lo exhaustivo que debería”, explica.
Expertos como Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona, y Bonaventura Clotet, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, han puesto en duda los datos de Madrid. “Si buscas encuentras, y si no buscas, no encuentras”, resumió el primero. “No está diciendo toda la verdad”, sentenció Clotet.
Fernando Rodríguez Artalejo, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología y catedrático de Salud Pública de la UAM, no está de acuerdo con ellos. “La tasa de incidencia acumulada en las últimas dos semanas en Madrid no es particularmente alta, aunque sí es mayor que la de días anteriores. Ahora está por debajo de 20 casos por 100.000 habitantes en 14 días, lo cual es una cifra razonable”, argumenta.
Las condiciones favorecen a Madrid
“Por otro lado, se están haciendo muchísimas PCR, la inmensa mayoría negativas, así que no tengo motivos para pensar que los datos no son ciertos”, prosigue Rodríguez Artalejo. “Seguro que se escapan casos, porque es lo que ocurre cuando una enfermedad es asintomática, pero, honestamente, pienso que las autoridades están diciendo la verdad”, sostiene el epidemiólogo. “En Madrid no ha habido temporeros, el sector industrial cárnico es débil, aparentemente no ha habido grandes fiestas de adolescentes porque probablemente están de vacaciones, mucha gente se ha ido de la ciudad y teletrabaja, apenas se reciben turistas... Aunque necesitaríamos más datos, me parece plausible que no haya habido grandes brotes de momento”, argumenta.
David Andina, médico de urgencias de un hospital madrileño, llega a una conclusión similar: “Madrid ahora mismo está bien, pero no tanto porque se esté haciendo todo bien sino por las circunstancias, ya que la ciudad en verano está a medio gas”.
“La situación sigue estando controlada y tranquila, al menos en los hospitales”, asegura Andina, que aunque considera que a corto plazo los casos no van a aumentar “tan abruptamente como en Cataluña o en Aragón”, será simplemente “porque no se dan las condiciones para que esto pase”. “Seguramente el problema venga en septiembre, cuando recuperemos la actividad”, vaticina.
La capacidad de rastreo, en entredicho
La semana pasada, un informe del Instituto de Salud Carlos III situó a Madrid y a Cataluña entre las comunidades con menor capacidad de rastreo: en Madrid se localizan entre 0 y 3 contactos por cada caso positivo; en Cataluña, entre 0 y 2. Allí la situación sería incluso peor, teniendo en cuenta que, según este mismo informe, no se conoce el origen del 75% de los casos de coronavirus diagnosticados desde el 11 de mayo; este porcentaje es del 26% en Madrid.
“Precisamente las comunidades que por densidad de población más rápido pueden aumentar el número de casos van a la cola”, lamenta David Andina. “Es muy importante reforzar la Atención Primaria y el seguimiento de contactos, pero más veces ya no lo podemos decir. Lo que está pasando en Cataluña puede pasar en Madrid, sin ningún tipo de duda”, advierte.
Uno de los datos que llaman mucho la atención es que en Madrid, con seis veces menos contagios que Cataluña, las hospitalizaciones en la última semana (54) supera con creces la cifra de ingresos en centros catalanes (34), según datos del Ministerio de Sanidad.
De nuevo, existen varias explicaciones posibles. Una es el retraso en la notificación de ingresos hospitalarios, como comentó el lunes María José Sierra, jefa de Área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). “Las comunidades nos están notificando de forma muy rápida los casos en cuanto los diagnostican, y luego van actualizando información. Por eso en Cataluña nos constan muchos menos ingresos hospitalarios de los que hay realmente”, señaló. “Sabemos que hay más de 100 hospitalizados en Lleida, por ejemplo, pero hasta que actualizan los datos en la gran base de datos del Ministerio pasan unos días”, apuntó Sierra.
“Si levantamos la alfombra, probablemente se encuentran muchos más casos de los que se están detectando, pero el rastreo es deficiente”, sostiene Javier Padilla, médico de atención primaria, acerca de la situación en Madrid. “También hay varios condicionantes que favorecen que aquí no haya brotes, pero con el número de hospitalizaciones que hay, se deberían estar señalando más brotes”, apunta. En la segunda semana de julio, en Madrid hubo 25 hospitalizaciones nuevas, menos de la mitad de las que hubo en la tercera semana del mes, según datos del Ministerio.
Para Javier Padilla, “hay una mezcla de falta de recursos y de poca coordinación”. “Se han contratado pocos rastreadores, de tal forma que cuando se detecta un caso en Atención Primaria y se notifica a Salud Pública, a lo mejor Salud Pública tarda tres días en ponerse en contacto con ese caso para seguir a sus contactos”, señala.
Él mismo se vio inmerso en esta falta de recursos cuando hace unos días acudió un caso positivo a su consulta y fue él quien tuvo que encargarse de llamar a los contactos estrechos para pedirles una PCR. “Hay médicos que hacen eso y otros que no. La Atención Primaria actúa como puede, pero su labor no es la de buscar contactos, eso es tarea de Salud Pública”, recuerda Padilla. “Actualmente lo están haciendo, pero a lo mejor están tardando demasiado”, afirma.
El número de rastreadores no lo es todo (pero ayuda)
La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid prometió en mayo que la región tendría 400 rastreadores. Este miércoles, el vicepresidente, Ignacio Aguado, dio por fin la cifra real: Madrid cuenta con 182 personas encargadas de la vigilancia epidemiológica, los popularmente conocidos como rastreadores. Según varios cálculos, lo ideal sería tener un rastreador por cada 5.000 habitantes, aproximadamente; Madrid tiene uno por cada 36.000.
“No se detecta lo que no se busca y si no hay capacidad de buscar, no hay capacidad de detectar”, resume Padilla. “Si hay casos pero no están relacionados entre sí, es una mala noticia, porque eso querría decir que hay transmisión comunitaria”, explica el autor de Epidemiocracia. “Y aunque se rastree mucho, si se tarda una semana en llevar a cabo el rastreo, ya no es tan útil”, matiza.
Para Fernando Rodríguez Artalejo, el problema no es tanto la falta de rastreadores como la calidad de ese rastreo. “No estoy muy seguro de que el número de rastreadores tenga que calcularse simplemente en base a la población, sino también a la tasa de infecciones, y por tanto a la necesidad de ese rastreo”, opina. “Para mí, la cuestión no es la cifra, sino saber si se está haciendo la actividad de rastreo adecuada”.
“Se debería estudiar más dónde se contagian las personas que no conocen el origen de su infección”, opina. Recordemos que en Madrid, el 26% de los casos son de origen desconocido, si bien ese porcentaje es actualmente mucho mayor en otras comunidades, como Cataluña (75%) o Castilla-La Mancha (63%).
“En España, la mayoría de los casos que se diagnostican se producen en entornos familiares, pero tendríamos que tener muchísima más información sobre dónde se generan”, sostiene. Además, Rodríguez Artalejo echa en falta más datos sobre las medidas de protección y los factores de riesgo. “Habría que seguir monitorizando la movilidad y empezar a monitorizar el uso de mascarillas entre la población”, sugiere. “Deberíamos tener mejores indicadores más allá de la propia impresión o las encuestas a la población. Y estudiar en los lugares de trabajo si se está manteniendo la distancia de seguridad y el uso de mascarilla”, añade. “Esta información falta, y sería deseable para entender mucho mejor todo”, asegura el epidemiólogo.