Por qué la guerra de Afganistán va a acentuar la crisis migratoria de Europa
La Unión Europea sostiene que no puede afrontar una repetición de la crisis migratoria de 2015.
Los talibanes están logrando rápidos avances en Afganistán. Eso significa que muchos refugiados están viéndose obligados a dejar su hogar para buscar refugio en Europa.
La milicia talibán ya se ha adueñado varias de las 34 capitales de provincia del país. Este domingo han tomado la capital, Kabul, mientras Estados Unidos y Reino Unido evacúan sus embajadas.
Afganistán no comparte frontera con ningún país europeo, pero se espera que en las próximas semanas sea precisamente Europa adonde migren por su seguridad.
Más de 1000 civiles han sido asesinados hasta el momento en la brutal guerra entre las fuerzas afganas y los insurgentes talibanes y, según la Agencia de la ONU para los Refugiados, se estima que 270.000 personas han dejado sus hogares. La organización Save The Children indica que 80.000 niños ya han migrado en los últimos dos meses. Muchos de esos civiles han huido a Kabul.
Los talibanes han rechazado todas las propuestas de alto el fuego, han expresado su intención de recrudecer la guerra y han asegurado que los civiles afganos seguirán intentando escapar del país.
El progreso de los talibanes se debe a la decisión del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de retirar a sus tropas del país, donde están desplegados desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Pese a las críticas y la preocupación por los civiles afganos, Biden ha reafirmado su decisión y ha animado a las tropas afganas en su lucha contra los insurgentes: “Tienen que luchar por sí mismos”.
Biden asegura que Estados Unidos sigue aportando apoyo aéreo y salarios militares, así como avituallamiento.
Los sucesos que están teniendo lugar en Afganistán preocupan a los líderes europeos.
Los refugiados se van a jugar la vida en viajes traicioneros hasta llegar a Europa, pero la controversia ya está servida entre los líderes europeos, que advierten que no pueden asumir todo el influjo migratorio de los últimos años.
La Unión Europea (UE) sostiene que no puede afrontar una repetición de la crisis migratoria de 2015.
Grecia estuvo en primera línea de aquella crisis cuando un millón de personas de Siria, Afganistán e Irak llegaron a sus islas en botes hinchables procedentes de Turquía.
El ministro de Migración de Grecia, Notis Mitarachi, ha declarado: “La UE no está preparada y no tiene capacidad para afrontar otra gran crisis migratoria”.
Según declaró también en Reuters, es partidario de enviar a los refugiados de vuelta a Afganistán, pues, de lo contrario, la UE estaría “mandando el mensaje equivocado” a los demás migrantes que pretendan asentarse en Europa.
Mitarachi continúa: “Sería una llamada para más gente que quiera venir a la UE”.
Austria, Bélgica y Dinamarca han apoyado a Mitarachi en su propuesta de deportar a los migrantes.
El primer ministro austríaco, Karl Nehammer, ha comentado: “No podemos permitir que Austria y Alemania resolvamos el problema de Afganistán para toda la UE”.
Sin embargo, no todas las posturas de la UE son igual de rígidas: Alemania y los Países Bajos han decidido finalmente no deportar a los refugiados afganos mientras dure la guerra.
Entretanto, en el Reino Unido, la secretaria del Interior Priti Patel estaba intentando reformar la ley de asilo antes de que la crisis de Afganistán llegara a los medios de comunicación.
Patel quería imponer una pena de prisión de 4 años a todos quienes migraran de forma ilegal al Reino Unido, agravando así la pena máxima actual, que es de seis meses.
A los refugiados que llegan al Reino Unido normalmente se les concede asilo si huyen de un peligro o una persecución. La nueva propuesta de Patel, toda vez que la pena de 4 años de prisión está siendo muy criticada, es deportarlos a un “tercer país seguro”, aunque el Reino Unido necesitaría primero la aprobación de otros países antes de poder devolver a aguas internacionales los barcos que lleguen.
Turquía y la UE firmaron un acuerdo migratorio hace 5 años después de que más de un millón de refugiados entraran en el bloque europeo a través de Turquía.
Como parte del acuerdo, Grecia aceptó devolver “a todos los nuevos inmigrantes irregulares” a Turquía a cambio de que la UE aceptara a un refugiado de Turquía “por cada inmigrante irregular devuelto”.
Además, Turquía recibió una ayuda financiera de 6000 millones de euros y logró la reanudación de las negociaciones para su adhesión a la UE.
Desde entonces, Turquía tiene a 5 millones de refugiados sirios viviendo dentro de sus fronteras y se niega a aceptar a los migrantes afganos, a los que pretende canalizar a Europa.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha cumplido su palabra en lo que respecta a la política europea de “abrir las fronteras” para los migrantes.
En febrero de 2020 redirigió una ola de migrantes a Grecia justo antes del cierre de fronteras por la pandemia.
La escalada de la guerra de Afganistán implica otra escalada de tensiones entre Turquía y Europa.
Ilnur Cevik, asesor jefe del presidente, declaró en el programa de radio británico BBC Radio 4 que ya existía una “corriente constante” de afganos llegando a Turquía por cientos.
“Los turcos desconfiamos mucho de esta gente. No los queremos aquí. Queremos que sigan su camino a otros países europeos”, declaró.
“Los refugiados sirios eran nuestros vecinos y estaban desesperados, pero el problema de Afganistán queda muy muy lejos de Turquía”, y añadió: “La UE tendrá que actuar conjuntamente para resolverlo”.
Y concluyó: “No podemos acoger a nadie más. Turquía no es una barra libre”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.