Por qué el acuerdo es una buena noticia para España y un paso de gigante para la UE
El club comunitario ofrece una respuesta común a la crisis económica que no tiene precedentes y que dista mucho de la solución ofrecida en 2008.
Unida en la diversidad. El lema oficial de la Unión Europea vuelve a cobrar sentido en plena crisis del coronavirus. A pesar de las diferencias iniciales y de la tensión vivida durante las negociaciones, los líderes de los 27 países de la UE alcanzaron esta madrugada un histórico acuerdo para poner en marcha un fondo de recuperación económica y un marco financiero para los próximos siete años.
Las negociaciones se alargaron más de lo previsto en la ciudad de Bruselas hasta convertir a esta cumbre europea en una de las más largas de la historia. Cuatro días y sus respectivas cuatro noches fueron necesarios para alcanzar la unanimidad entre los socios. El resultado ha merecido la pena porque supone una buena noticia para España y un paso de gigante para el club comunitario.
Las cifras aprobadas en la cumbre europea son abrumadoras. El presupuesto comunitario para los próximos siete años se sitúa en los 1,074 billones de euros. A pesar de que esta cantidad es inferior a la del anterior marco financiero plurianual debido a la salida de Reino Unido, hay que sumarle el fondo de recuperación 750.000 millones.
En total, ambas cifras suman 1,824 billones. Nunca Bruselas ha gestionado una cantidad de dinero tan grande. “Sin precedentes en la historia de Europa”, ha asegurado la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.
Este fondo de recuperación de 750.000 millones de euros se reparte en dos partes: 390.000 millones llegarán a los países en forma de ayudas directas y 360.000 millones lo harán en forma de créditos a devolver.
“Pese a que los 750.000 millones quedan lejos de la propuesta inicial de 1,5 billones [realizada por Pedro Sánchez], constituyen el mayor plan de estímulo económico de la historia desde el Plan Marshall”, señala Augusto Delkáder Palacios, profesor de relaciones internacionales de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Esta respuesta europea de manera conjunta a una crisis económica supone una diferencia abismal respecto a los episodios vividos durante la crisis financiera de 2008 y la posterior crisis de deuda de 2012, cuando los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy tuvieron que hacer recortes e incluso solicitar un rescate a la UE ante las dificultades económicas.
España es el segundo país más beneficiado de este fondo de recuperación europeo, al ser uno de los más afectados por la covid. El país recibirá unos 140.000 millones, de los que 72.700 millones serán subvenciones, según anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El dinero recibido en forma de ayudas no implica un aumento de la deuda pública, a diferencia de lo que ocurre con aquel que llegue a través de créditos. Esto es importante para países como España, con un alto endeudamiento público, que supera el límite del 60% del producto interior bruto marcado por el Tratado de Maastricht.
Las administraciones públicas españolas debían 1.224.000 millones de euros a finales de marzo, el 98,9% del producto interior bruto, según el Banco de España. Una cantidad que no ha dejado de crecer en los últimos meses por las medidas adoptadas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia.
La posibilidad de que la UE repartiera dinero entre los países mediante ayudas y no sólo en forma de créditos hubiera parecido impensable hasta hace muy poco tiempo en un país como Alemania, que siempre se ha asociado con la austeridad. Esta vez la canciller alemana Angela Merkel ha sido una de las principales promotoras del fondo, dejando de ser la antagonista de los países del sur para convertirse en una aliada.
La UE buscará financiación en los mercados
Por si este cambio de escenario fuera poco, el acuerdo sobre el fondo de reconstrucción supone una auténtica revolución en materia de financiación. La Comisión Europea acudirá a los mercados en busca de los 750.000 millones necesarios para el fondo y se endeudará.
A pesar de que al inicio de la crisis se habló mucho de los coronabonos, esta emisión conjunta de deuda apenas ha formado parte del debate público durante la cumbre y se ha aceptado por todas las partes, incluidos los frugales.
El endeudamiento compartido implica otro de los avances más importantes y otra de las diferencias fundamentales respecto a lo que acontecido en otras crisis. “Supone un auténtico hito en la historia de la integración europea”, ha destacado el eurodiputado verde Ernest Urtasun (En Comú Podem).
Esta emisión conjunta supone un mejor acceso a los mercados financieros que si cada uno de los países tuviera que acudir por su cuenta a buscar financiación. Las primas de riesgo de los Estados no se verán tensionadas como ocurrió hace una década.
“La Comisión Europea se endeudará por primera vez para financiar transferencias a los Estados miembros. Estará respaldado por el presupuesto de la UE, con calificación triple A”, recuerda Delkáder.
La Unión Europea tiene una calificación crediticia —nota que ponen las agencias a la solvencia de una economía— mucho mejor que países como España, Italia y Grecia, que todavía despiertan recelos entre los inversores, aunque han progresado mucho en los últimos años.
La mejor nota posible es AAA (máxima calidad o fiabilidad), después vienen AA, A y baja progresivamente hasta la C o D. Cuanto mejor nota se tenga, más barato sale financiarse en los mercados.
Esta es la calificación que las distintas agencias otorgan a España, según recoge el Tesoro Público:
El dinero recaudado para el fondo de reconstrucción se devolverá gracias a la creación de nuevas figuras tributarias a nivel comunitario como un impuesto al carbono, una tasa digital —tasa Google—, un impuesto a los plásticos de un solo uso y una tasa a las transacciones financieras —tasa Tobin—. Algunos de estos impuestos ya están siendo debatidos en el Congreso de los Diputados.
Con condiciones, pero sin troika
Los países que quieran solicitar ayudas del fondo tendrán que presentar planes de inversiones y de reformas. Estos programas serán diseñados por los Gobiernos nacionales, en el caso español será redactado por la vicepresidenta Nadia Calviño, y no impuestos desde Bruselas.
A diferencia de lo que ocurrió en la crisis financiera, no habrá troika, ni hombres de negro que visiten los países. Algo que ha sido destacado este martes por los miembros del Ejecutivo pertenecientes a Unidas Podemos.
Estos planes nacionales de reformas deberán atender a las recomendaciones realizadas por la Comisión Europea a cada uno de los países de la UE. En el caso de España, las recomendaciones del Ejecutivo comunitario hablan de digitilización de la economía o de transición ecológica con el objetivo de mejorar el crecimiento.
La UE sale, sin duda, más unida y reforzada de esta cumbre europea, al ofrecer una respuesta común a la crisis económica del coronavirus. Las divisiones y tensiones vividas durante las negociaciones no han terminado en ninguna ruptura, ni en portazos.
Se aleja la posibilidad de que otro socio salga del club comunitario, tras la pérdida de Reino Unido. Si esta respuesta funciona, la UE seguirá avanzando en la senda hacia una mayor integración.