Por el bien del planeta, stop al cambio de móvil
Reducir su consumo de energía, cambiar la batería o reutilizarlo como mando a distancia limitan el impacto ambiental y social que causa la fabricación de 'smartphones'.
El móvil ocasiona grandes y graves problemas ambientales y sociales, desde la extracción de recursos para su fabricación hasta el desecho de unos componentes que a veces no tienen el mejor de los destinos. Guerras, esclavitud laboral, trabajo infantil y destrucción de selvas en países en desarrollo donde se extraen minerales para su fabricación deben llevar a plantearse el frenético consumo de unos aparatos que dejan al año más de tres millones de toneladas de residuos peligrosos.
Según un informe de principios de año de Greenpeace Estados Unidos, que cita fuentes de la Universidad de Naciones Unidas, solo un 16% de esos tres millones de toneladas se reciclan adecuadamente. Hay algo más: los trabajos de uno de los investigadores más volcados en desvelar el impacto de los teléfonos móviles, el físico James Suckling, de la Universidad de Surrey (Reino Unido), destaca que cada aparato puesto a la venta conlleva una emisión media equivalente a unos 40 kilos de CO2 (los de alta gama hasta 95 kCO2 eq) durante su periodo de uso y desuso. Si se multiplica esta cifra por los 1.500 millones de unidades vendidas en 2016 el resultado marea.
Por todo ello, conviene mucho pararse a meditar la necesidad de cambiar de teléfono inteligente y, sobre todo, resistirse a las llamadas del mercado y la publicidad a hacerlo solo por moda o unas nimias evoluciones tecnológicas. Entre las siguientes propuestas también damos pistas para luchar contra la obsolescencia programada que hace que cuando se estropea la pantalla o la batería solo se piense en el cambio, en lugar de la reparación. Y si realmente le llega el final a tu terminal como teléfono, te demostramos que puede tener una segunda vida con el resto de funciones.
1. Resistir ante el último modelo
Como apuntan desde Research & Degrowth: "Hay que vencer también la obsolescencia simbólica, la que, motivada principalmente por las campañas de marketing, hacen que te compres un móvil nuevo cada año sin preguntarte si realmente es necesario".
Entre los estudios en los que participa James Suckling destaca uno que sitúa en menos de dos años la tenencia media en uso de un teléfono inteligente por parte de jóvenes del Reino Unido de entre 18 y 25 años. Algunos de estos jóvenes reconocen que los avances que encuentran en los nuevos terminales que adquieren no compensan la continua inversión en ellos.
2. ¿Has mirado alguna vez la composición de la memoria?
Ve a ajustes y luego a memoria. ¿Qué? ¿Sorprendido de que los datos almacenados en caché (la gran mayoría megas indeseados que entran desde cualquier conexión o descarga) ocupen más de tres gigas; o que las aplicaciones se lleven otro tanto o más?
Comprobar esa memoria, y limpiarla claro está, es el primer paso a dar antes de jubilar un terminal porque vaya lento o no te permita descargar una nueva aplicación.
3. Cuidado con las aplicaciones
Desde páginas web especializadas recomiendan, incluso, no descargar aplicaciones que prometen limpiar y recuperar megas de memoria. Hoy en día, la dependencia de las aplicaciones es total, desde las más usadas (Whatsapp, Twitter, Facebook o Instagram) a las más específicas para todo tipo de uso y condición.
En muchas ocasiones no es necesario ese "limpiador", entre otras cosas porque también descarga caché y hasta publicidad. Para ello es necesario conocer mejor un aparato que al fin y al cabo supone tanto en nuestras vidas. Seguro que hay programas y aplicaciones que ya no usas. Algunas las podrás desinstalar y otras solo inhabilitar, ya que vienen preinstaladas con el aparato.
Si se llega a una situación límite de memoria, siempre tienes la opción de tirar de redes sociales en su versión web (Facebook es un derrochador nato de espacio y batería), incluido el correo electrónico, sin necesidad de contar con las aplicaciones al efecto.
4. Fotos a la nube o al pen
Dependiendo del uso que hagamos, documentos, fotos, vídeos y archivos musicales pueden ocupar mucho o poco de la memoria y conllevar su agotamiento. Las alternativas para liberar espacio son muchas, desde recurrir a las nubes digitales de almacenamiento de datos, al trasvase a un ordenador o cualquier dispositivo de almacenamiento USB.
También se recomienda hacer revisiones continuas de esos archivos almacenados, en especial para eliminar las fotografías que ni te acuerdas que estaban ahí o las continuas imágenes de gatitos (por poner un ejemplo) que entran vía redes sociales, especialmente por aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Tampoco viene mal echar un vistazo a los mensajes SMS que llevan ahí desde el primer día.
5. Ampliar memoria
Ningún móvil permite ampliar la memoria interna, pero casi todos ofrecen la posibilidad de aportar más capacidad mediante la inserción de una tarjeta micro SD (secure digital). Hay algunos modelos que ofrecen la posibilidad de pasar archivos e incluso aplicaciones de la memoria interna a la SD.
Lo primero que hay que hacer es conocer qué tipo de tarjetas SD admite cada dispositivo y, a partir de ahí, optar por una gama muy amplia que va desde las de 4 GB (SD) hasta las de 32 GB (SDHC) y 2 terabytes (SDXC). Hay modelos adaptados a necesidades más concretas, como la grabación de vídeos (video speed class). En cualquier caso, tanto la extracción como la inserción de las tarjetas deben hacerse con la máxima precaución y observar las necesidades de apagado y/o reinicio.
6. Cambio de pantalla
Que hoy en día los teléfonos inteligentes dependan por completo de la manipulación táctil desde la pantalla complica sobremanera la aparición de cualquier rasguño, grieta o directamente rotura. En muchas ocasiones, con rasguños y roturas se mantiene la sensibilidad táctil, ya que se estropea la primera capa (cristal), pero no las del panel digitalizador ni el que proyecta las imágenes.
Desgraciadamente, si desaparece la sensibilidad táctil, los fabricantes se las arreglan para impedir que cada capa se pueda adquirir y cambiar por separado, aparte de lo complicado que resulta esta operación. Por todo ello, conviene proteger al máximo el terminal, especialmente con fundas que lo recubren por completo.
7. ¿Has mirado alguna vez lo que consume la batería?
Apple no permite el cambio de batería en sus móviles y en el resto resulta muy complicado extraerla y poner una nueva. Así de amables son las nuevas tecnologías. Por lo tanto, queda ahorrar energía al máximo y para ello conviene ir de nuevo a ajustes y pulsar en batería. Es una manera más de conocer mejor nuestro móvil y rentabilizar y economizar su uso.
Con este paso se observa qué dispositivos están consumiendo más energía y dónde actuar para reducirla. Algunas pistas van por no mantener continuamente activado los servicios de wifi, bluetooth o GPS; otras por no saturar de brillo la pantalla; y otras, en fin, por apagar directamente el terminal por la noche. Y, sobre todo, atención a mantener el uso de datos móviles continuamente activado.
8. La alargascencia frente a la obsolescencia
La obsolescencia programada consigue, por un lado, que muchos aparatos electrónicos reduzcan su operatividad pasados unos años y, por otro, que tras un deterioro de uno de sus elementos se llegue a la conclusión de que "total, para lo que cuesta arreglarlo me compro otro móvil". También hay que resistirse a ello.
A España ya han llegado los Repair Café, concepto holandés de establecimiento donde se comparten conocimientos y arreglos para darle una segunda oportunidad a los móviles. Algo similar se encuentra en el programa Millor que nou, del Área Metropolitana de Barcelona, o la campaña Alargascencia de Amigos de la Tierra, con información sobre lugares donde auto-reparar, reparar, intercambiar, alquilar o prestar, todo con tal de no desechar y comprar sin más.
Existe también la posibilidad de recurrir a la documentación generada dentro del proyecto europeo LIFE Green TIC, coordinado por el Fondo Patrimonio Natural de Castilla y León, que incluye un manual sobre buenas prácticas ambientales para usuarios de las nuevas tecnologías de la comunicación. Por último, también ayudan los tutoriales que existen en Internet para orientar en la reparación de tu móvil y páginas como www.ifixit.com, donde se exponen y venden herramientas y se visualizan procedimientos para el mismo fin.
9. Mejor como mando a distancia que sin uso
Una vez que se desecha definitivamente el móvil como su uso principal, el de teléfono y en general medio de comunicación, queda aprovechar el resto de utilidades que no se suelen tener en cuenta. Si dispone de sensor de infrarrojos se puede seguir usando como mando a distancia. También sigue funcionando como radio, linterna y/o reloj despertador.
Pero hay más: hay que aprovechar su capacidad de almacenamiento de memoria para conectarlo a un equipo de música y seguir escuchando las canciones, incluso sirve para compartir esa música en cualquier sesión de pinchadiscos. Igualmente es factible convertirlo en una consola de juegos, ratón, cámara de vigilancia y GPS, recordando que para algunas de estas reutilizaciones se necesitan aplicaciones ad hoc disponibles en la red.
10. Desecho responsable
Si el móvil ya no responde, por viejo o definitivamente roto, para ninguna de las utilidades descritas, toca llevarlo a un punto de recogida donde sepamos con seguridad que se hará un buen uso y reutilización de los cientos de componentes que contiene, desde oro a plásticos.
La plataforma Reciclya, a través de Ecoasimelec y Tragamóvil, tiene información sobre la ubicación de dichos puntos, que se reparten entre tiendas de telefonía, servicios técnicos, puntos limpios de los ayuntamientos y de las comunidades autónomas, servicios municipales, universidades, almacenes/plataformas de telefonía y centros comerciales.