Polonia, entre ansias de huir y fe en la OTAN: "El miedo a que pasara algo se hizo real"
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Polonia, entre ansias de huir y fe en la OTAN: "El miedo a que pasara algo se hizo real"

Cómo han vivido los polacos la caída del misil y la amenaza bélica: “Estamos más ansiosos que de costumbre por lo que venga mañana”.

Przewodow (Polonia), donde este martes un misil mató a dos personas.  Omar Marques via Getty Images

A las siete y media de la tarde del martes, M., una polaca de 29 años que vive en Gdańsk y prefiere mantener el anonimato, recibió un mensaje de su hermana en el grupo familiar de WhatsApp, diciendo que existía la posibilidad de que un misil ruso hubiera cruzado Polonia. “Me asusté”, reconoce la chica. “Desde que la guerra empezó en Ucrania en febrero, todos temíamos que pudiera ocurrir algo en Polonia. Ayer, por primera vez, ese sentimiento fue absolutamente real”, describe.

Las alertas informativas internacionales llegaron casi a la vez que el mensaje de la hermana de M.: Polonia convocaba una reunión de emergencia al registrar dos muertos por la posible caída de un misil. El supuesto origen del proyectil apuntó enseguida a Rusia, y de pronto se activaron todos los miedos en Europa y en el resto del mundo, que ya casi había olvidado que en Ucrania seguía habiendo una guerra. Przewodow, la localidad fronteriza donde el misil mató a dos personas, está dentro de Polonia, y Polonia es miembro de la OTAN, con lo cual se habría cruzado la última línea roja

Dado lo delicado del asunto, las autoridades polacas, internacionales y de la OTAN fueron cautas. Y, en general, de la misma manera reaccionó la población de Polonia, esa que acababa de ver morir a dos compatriotas por un motivo que, hasta ahora, les parecía imposible. 

“Dónde irnos a vivir si la situación escala”

En Przewodow, “el miedo se propagó de inmediato, porque todo ocurrió de forma inesperada”, cuenta a El HuffPost Sylwia Nowosinska, periodista polaca del diario Fakt 24, que vive en Cracovia, a más de 300 kilómetros del lugar del incidente. “Nadie podía imaginarse que podría pasarle algo a sus amigos o vecinos. La gente se sentía segura hasta ayer, hasta que murieron dos hombres”, explica Nowosinska.

Nos cuesta creer todo lo que estamos viviendo: primero la pandemia, ahora la guerra
M.

A pesar de las ocho horas en coche que separan Gdańsk de Przewodow, en el entorno de M. la gente también se asustó. “Nos cuesta creer todo lo raro y terrible que estamos viviendo: primero la pandemia, ahora la guerra”. Confiesa que, entre sus conocidos, algunos se pusieron a pensar “dónde podríamos irnos a vivir si la situación escalaba”. Su gente, dice M., “no está preparada para luchar”. “El partido que gobierna [el ultraderechista PiS] no se preocupa por nosotros, y con esto me refiero a temas como el aborto o la justicia”, comenta la joven.

La periodista Sylwia Nowosinska tiene otra visión: “La gente sigue creyendo en el poder de la OTAN en caso de que ocurriera algo más”. “Sabemos que la OTAN está de nuestro lado, que pueden activar el Artículo 5 si es necesario, y además estamos al tanto de las derrotas del Ejército de Putin en Ucrania, así que la gente sabe que, con ayuda de los aliados, somos fuertes”, añade Nowosinska. Porque lo que reza el Artículo 5 de la OTAN es: “Un ataque armado contra uno o más [de los miembros] se considerará un ataque contra todos ellos”.

La gente sigue creyendo en el poder de la OTAN; con ayuda de los aliados, somos fuertes
Sylwia Nowosinska

Este miércoles, por fin bajaron –al menos temporalmente– los decibelios, al concluir Polonia que el misil era ucraniano y que no invocaría el Artículo 4 del Tratado, que dice que los miembros consultarán al resto si han visto amenazada su integridad territorial, su independencia política o su seguridad. La OTAN apuntaba a una conclusión semejante: el misil que cayó en Polonia podría proceder del “sistema de defensa aérea ucraniano”. Los países respiraban entonces algo más tranquilos.

Sin embargo, por la tarde el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha insistido en la teoría de que el misil no era ucraniano, contradiciendo las versiones polaca y de la OTAN. Y mientras tanto, la población polaca contiene el aliento e intercala el susto en el cuerpo con las llamadas a la calma.

“La verdad, nos sentimos más ansiosos que de costumbre”

En cuanto se enteró de la caída del misil el martes, Angelika, polaca residente en Londres, se puso rápidamente en contacto con su familia en Polonia. Le dijeron que hasta que no hubiera “nada oficial” y se supiera “exactamente qué fue lo que pasó” estaban intentando “no alarmarse”.

Por supervivencia, hacemos como que no existe la amenaza hasta que no nos toque directamente a alguno de nosotros
Natalia K.

Este miércoles, esa aparente calma seguía reinando en la familia de Angelika. Su prima Natalia K., de 25 años y residente al sur de Cracovia, cuenta que han pasado el día “de manera normal, igual que los refugiados de Ucrania que viven aquí con nosotros”. Sin embargo, sus palabras dejan ver que la situación no es del todo ‘normal’.

“El ser humano tiene instinto de supervivencia y eso es lo que cuenta sobre todo, nos hemos olvidado un poco y hacemos como que no existe [el problema] hasta que no nos toque directamente a alguno de nosotros”, reflexiona la joven. “Desde luego que no quisiéramos encontrarnos en el lugar de las víctimas de ayer, ni en el de sus familias”, añade Natalia, para enseguida reconocer que “la verdad, nos sentimos más ansiosos que de costumbre por lo que traerá el mañana”.

“Estoy orgullosa de la reacción tan sensata del pueblo polaco”

Hace unos meses, la periodista Sylwia Nowosinska no se imaginaba que diría estas palabras, pero hoy afirma: “Estoy orgullosa de que el pueblo polaco mantuviera la calma y de que hayan sido capaces de gestionar esta situación de una manera tan sensata”. 

Nowosinska admite su grata sorpresa porque, al echar la vista atrás, piensa en lo que ocurrió en febrero, cuando Rusia invadió Ucrania y en Polonia se instaló un miedo al colapso que tuvo consecuencias. “Había muchísimo pánico, estaba por todas partes. La gente respondió al principio de forma irracional a la propaganda rusa: comprando todo el combustible de las gasolineras, acumulando comida, papel higiénico, cambiando zloty por dólares o euros, haciendo cola para sacarse pasaportes nuevos”, relata la periodista. 

La gente está siendo más cuidadosa. Sabemos que, además de las armas, la información puede ser un instrumento de guerra

Pero esta vez, y después de nueve meses de guerra, con la caída del misil “fue diferente”, afirma Nowosinska. “La gente está siendo más cuidadosa, y cada vez menos dispuesta a creerse la propaganda rusa. Así que cuando impactó el misil, la mayoría mantuvo la calma hasta que saliera la información oficial del Gobierno”, sostiene. “Incluso oí a gente que advertía a los demás de que no debían entrar en pánico porque el pánico es una de las herramientas de Putin”, incide la periodista. “Sabemos que, además de las armas, la información puede ser un instrumento de guerra”.

Desde Gdańsk, M. es consciente de que los periodistas insistieron el martes en que “no cundiera el pánico” hasta que el Gobierno no esclareciera la cuestión. Pero a M., las horas que tardó el Ejecutivo en ofrecer información se le hicieron “demasiado largas”. “Y todavía no sabemos seguro si el misil era ucraniano o ruso”, apostilla la chica. Ella está convencida de que “la mayoría de polacos están preocupados, sobre todo los que viven en la frontera ucraniana”.  

  Miembros de la Policía investigan en los campos cercanos al pueblo de Przewodow (Polonia), donde cayó el misil que mató a dos personas el martes. Artur Widak/Anadolu Agency via Getty Images

“Putin es el responsable de esta guerra”

Sylwia Nowosinska cuenta que la gente en su país reacciona a las informaciones “dependiendo de su educación, del lugar en el que viven” y de su propia ideología. Ante la posibilidad de que el misil procediera de Ucrania, la población de grandes ciudades como Cracovia o Varsovia” han respondido con comprensión. “Llevan meses ayudando a los ucranianos, tienen amigos ucranianos, así que cuando han oído que el misil podía ser ucraniano” –explica Nowosinska–, las reacciones han ido en la línea de “es un error humano o un fallo del dispositivo, lo entendemos”, teniendo siempre muy presente que “Putin es el responsable de esta guerra”.

Cuando pregunto qué pasa si toca luchar, todos los hombres me dicen que irían a la guerra sin pensárselo
Angelika

“Supongo que en los pueblos de la frontera, la situación puede ser distinta”, se aventura Nowosinska. “En algunos casos hay xenofobia debido a razones históricas. Por eso es importante que no cale la propaganda rusa, porque los ucranianos no son nuestros enemigos”, abunda.

Desde Londres, a Angelika no se le va la preocupación por su familia que sigue en Polonia. “Cuando les pregunto qué pasa si toca luchar, todos los hombres me dicen que irían a la guerra sin pensárselo y a mí me cuesta entenderlo”, dice. “Yo saldría por patas de ahí”, confiesa la joven. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es

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