"Pirómanos para apagar fuegos", por Marta Flich
Lo único que puede redirigir el sentido común es que no nos volvamos locos y pongamos a pirómanos apagando fuegos.
La política es necesaria. Me atrevería a decir incluso que la buena política es imprescindible en los tiempos que vivimos. Parece que los incendios y la mala gestión de los gobiernos regionales de turno nos han hecho despertar y gritar: Pero, un momento, ¿esto también lo hacían los políticos...?
La respuesta es que sí. Que los políticos gestionan los recursos según el criterio de las políticas que ponga en marcha el partido de Gobierno. De tal forma que si el partido de Gobierno de la comunidad arrasada decide recortar en todo el tema forestal porque es medio negacionista y porque su matriz ideológica considera que quien no paga impuestos es por meritocracia divina y así ha de seguir mientras que las rentas del trabajo (a excepción de la exentas por ser muy bajas, faltaría más) seguimos soportando el mayor porcentaje de financiación de presupuestos.
Así que teniendo que gestionar unos recursos en forma de ingresos cada vez más escasos y más que lo serán con la austeridad de la derecha, se ve claro que la política más que elaborar titulares con los que salir en los programas de televisión como si fueran stand up comedy, o el día del zasca final, deberían dedicarse a prepararse y capacitarse para las tareas que son su “negociado”.
Y por eso la política sí es una profesión, por eso no se puede entrar y salir sin experiencia alguna. Por eso no se tiene que gestionar como una empresa privada, porque los márgenes de beneficios cuando se ha desmantelado lo público se ha traducido en una precarización de sueldos y de servicio.