Pequeñas grandes metas que pueden mejorar tu vida y la de los demás en 2019
Nadie cumple los propósitos anuales... o en eso insistía mi abuela. Con una sonrisa escéptica, solía escuchar mis grandes planes para el futuro inmediato, que por supuesto, jamás llegaban a cumplirse. En una ocasión y luego de escuchar me quejaba justo por mi incapacidad para cumplir mi larga e infructuosa lista de proyectos, suspiró y me miró con una ceja enarcada.
—¿Realmente quieres cumplir algo de todo eso?
—Por supuesto, quién no— me quejé —pero supongo me falta fuerza de voluntad.
—No se trata de fuerza de voluntad, se trata de comenzar por lo sencillo.
No supe qué responder a eso. Mi abuela se sentó a mi lado y tomó la hoja de papel en la que exactamente un año antes yo había escrito una cuidadosa lista de proyectos que jamás llegué a realizar. Por supuesto sé que los propósitos anuales son quizás la más clara muestra que la vida es un constante aprendizaje y, más allá, una manera de avanzar y mirarnos como seres en constante incertidumbre, lo cual puede ser tan bueno como malo. Todo se ve fácil a doce meses de distancia, antes que lo salpique la realidad.
—¿Por lo sencillo?
—Todo gran esfuerzo comienza por una buena obra— dijo mi abuela —necesitas comenzar por pequeñas cosas que construyan algo más grande.
—Entonces, eso no son propósitos, son solo...¿deseos?
—Son pequeñas grandes acciones. Pon en marcha el mecanismo de las buenas cosas y encontrarás otras tantas en el camino.
Pensé que tenía un enorme sentido lo que decía. El año anterior me había prometido comenzar con una rutina de ejercicios que me permitiera mejorar mi condición física. Lo hice con toda la buena intención de cumplirlo y de hecho, durante los primeros días de ese año, caminé una que otra vez durante un rato, intentando acostumbrarme a la idea que ahora sí, tendría que tomar decisiones serias y adultas sobre mi salud física.
Pero al cabo de varias semanas, cuando la vida cotidiana remota su ritmo y la normalidad irrumpe en todos los lugares, descubrí que no era tan sencillo. Para mitad de año de nuevo había pospuesto la meta de tomar en serio mi salud física a ese baúl de las buenas intenciones huecas donde cada año arrojamos las dietas rotas, los viajes que no se realizan, los libros no leídos, los pasos profesionales que no llevamos a cabo por descuido.
—La cultura celebra la fuerza de voluntad pero no la estimula— sentenció mi abuela —para comenzar las grandes cosas, hay que comenzar por las invisibles.
Decidí tomar el consejo. Ese año, me propuse pequeñas metas de fácil alcance. Mejorar mi alimentación, acudir con más frecuencia al cine, comprar un libro a la semana (e intentar leerlo). Y el resultado fue que esas pequeñas metas lograron el efecto que jamás habían obtenido los proyectos grandes y azarosos. Para el último día del año cumplí la mayoría de ellos y los que no, se convirtieron en puertas abiertas a ideas por completo nuevas. Abuela me dedicó una mirada satisfecha.
—Las grandes cosas empiezan por pequeñas decisiones.
Recuerdo sus palabras mientras redacto mi lista de propósitos para el año que comienza. Ninguno es un gran proyecto en sí mismo, ni tampoco algún plan de envergadura. En realidad, se trata de pequeñas grandes cosas que creo podrían mejorar mi vida, la de quienes me rodean y sobre todo, crear ese pequeño gran impulso para algo más importante y trascendental. Una lista pequeña, inocente, pero llena de buena intención inmediata:
* No llames a una mujer puta, especialmente solo porque no te agrada su manera de vestir, de comportarse o no apruebas sus decisiones acerca de su cuerpo y vida sexual.
* No llames a un hombre "maricón" (mandilón, etc. etc.) solo porque expresa sus sentimientos, tiene un amplio espectro emocional y no se atiene a la idea tradicional de la masculinidad.
* Si eres mujer, no rivalices con tus hermanas, primas, amigas o con cualquier otra persona en tu vida. Practica la sororidad, el apoyo efectivo, la complicidad, la solidaridad emocional. Nos necesitamos unas a otras, es vivificante, honesto y hermoso disfrutar de la amistad entre mujeres.
* Si eres un hombre, no creas que debes acatar cada mandato irracional de un sistema que te castra emocional e intelectualmente.
* Si eres mujer, aprende a valorar y defender tus derechos. Nadie tiene el derecho de tocar tu cuerpo, insultarte de manera alguna, poner en entredicho tus valores o tus decisiones. ¿Quieres ser mamá? Te apoyamos. ¿No quieres serlo? Te apoyamos también.
* Cree a las víctimas. Es necesario escuchar al que debe enfrentar una agresión de cualquier índole.
* Utiliza, conoce y respeta los vehículos legales al denunciar, si eres una víctima. Las campañas vía redes sociales pueden provocar impacto inmediato, pero rara vez, verdaderos resultados. Tomemos en serio lo que es muy serio.
* Si eres hombre: No, nadie cree que eres esencialmente un violador esperando para atacar. Las feministas y demás activistas preocupados por la violencia sabemos que se trata de una minoría. Pero nuestra preocupación es el SISTEMA, más que las causas individuales. De modo que ayúdanos a que este sea un mundo más amable para todos.
* Si eres mujer: No juzgues o menosprecies a los hombres a tu alrededor en busca de tus derechos. La idea no es anular al 50% de la población mundial, sino construir una sociedad de ciudadanos respetuosos.
* Si eres hombre y no tienes idea de lo que es el feminismo, pregúntame. O investiga en fuentes confiables. Ni los memes, ni los artículos de clickbait son fuente confiable. De verdad.
* Si eres mujer: Tienes el poder de cambiar las cosas a tu alrededor. Edúcate, lee, únete a las iniciativas para elaborar nuevas ideas sobre lo femenino.
* Si eres hombre: Siempre deja en claro que eres mucho más que lo la sociedad impone sobre tus hombros.
* Si eres mujer: El amor romántico no es una donación completa ni tampoco ausencia de límites. Prioriza tu integridad, recursos, vida privada y salud. Sé que puede parecer egoísta, pero no lo es. Por muy apasionado que seas o muy intenso que sea el sentimiento, es importante que siempre haya un lugar que puedas conservar como propio y seguro.
* Si eres hombre: No es no. No importa si parece lo contrario, si crees que la mujer se "hace la difícil", no importa si te parece que insistir es romántico. No es no.
Cuando termino de escribir la lista, sonrío satisfecha. Una lista de pequeños pasos hacia algo más grande e importante. Mi abuela habría sonreído también, me digo, por este pequeño mapa de ruta hacia pequeños triunfos culturales. Un pequeño paso al día.
Este post se publicó originalmente en el HuffPost México.