Obama, un legado emprendedor que perdura
Barack Obama se quitó la chaqueta. El hombre más poderoso del mundo en mangas de camisa. Alzó la voz en el auditorio de Stanford, el lugar donde se fraguan los sueños techies: "Hola, mucho gusto". Arrancó en español, hablando a un grupo de once cubanos emprendedores. Se dirigía a los creadores de KeHayPaHoy, un equivalente a Eventbrite con planes en La Habana, y los de A la mesa, una startup parecida a El Tenedor. Estaban ahí los primeros anfitriones de Airbnb que remozaban sus casas como buenamente podían... Me contaban mis amigos que lo vivieron en primera fila. Tuve la suerte de conocer ambas startups poco antes en su propio entorno, en una de mis últimas misiones en Facebook. Pero esa no ha sido la única cercana en la que Obama ha tenido un impacto directo.
Se abría así el Global Entrepreneurship Summit, un encuentro con los emprendedores sociales más relevantes del mundo. Una cita similar a la que se celebra ahora en Madrid y ha traído a la figura mundial para contarnos la realidad de cómo se construyó Silicon Valley, para entender qué partes del modelo funcionaron y escalaron y cuáles, después de más de 40 años, siguen siendo un referente mundial.
No queremos un Silicon Valley en España porque no funcionaría. Seamos realistas. No se trata de importarlo tal cual. Tenemos nuestra propia personalidad y alma, como para aprender lo que funciona con humildad y hacerlo una realidad a nuestra manera. El ingrediente principal, el talento, nos sobra. ¡Y la ilusión y la ganas nos van a reventar la cabeza!
Yo estuve viviendo, y vivo todavía, en Estados Unidos durante el mandato de Obama. Aunque las cosas desgraciadamente hoy no son lo mismo, su revolución hacia el emprendimiento tanto en su país como a nivel internacional, pervive. Es más, resulta imparable. Nos inspiró, necesitábamos que el hombre más poderoso del mundo nos apoyara, ilusionara y lo que es más nos facilitara el camino.
Tengo 41 años, soy madre de tres hijos maravillosos, hispana, inmigrante en Estados Unidos y trabajo en tecnología; vamos, que estoy en todas las quinielas para quedarme fuera de las oportunidades, pero... ¡Soy imparable!
Por darles un ejemplo: IN3 (Incube) es un evento lanzado en España por James Costos, el anterior embajador, hace ya tres años. Es indescriptible el impacto internacional que ha tenido para la comunidad española de emprendedores, puramente indescriptible. ¿Cuándo antes un embajador había hecho algo así por el emprendimiento local? ¿Cuándo antes un embajador con tanto "cariñito y caña" puso su empeño en facilitar puentes entre Silicon Valley y España? Los astros se alinearon y el trinomio Costos, Miguel Arias (entonces en Carto, hoy en Telefónica) y Adrián García Aranyos (Endeavor) tomaron lo que se sabía que funcionaba, la personalidad y el alma local, más el alcance de la comunidad, y revolucionaron el ecosistema de España al mundo. Sí, señores, desde España al mundo, porque nuestros emprendedores tienen esa capacidad y potencial igual que en su día lo tuvieron los grandes empresarios de este país.
Sí se puede.
Cuando fui a Palo Alto por primera vez en 2009, Facebook era una oficina itinerante, de café en café, en University Avenue; de ahí a California Avenue hasta que nos mudamos a Menlo Park, al campus de Sun Microsystems.
Nunca una startup tuvo un crecimiento similar en adquisición de usuarios sin fronteras como Facebook. El mundo estaba más cerca, más unido. La comunidad global era una realidad.
La misión de Obama para hacer que los pequeños entren en los negocios, para atraer inmigración con talento a su país, choca con la política actual, pero no impide su desarrollo. Sin su startupvisa, un permiso especial para crear negocios de equipos pequeños y grandes ambiciones, no podría haber florecido el ecosistema del que ahora formamos parte. La labor de Obama fue más allá de las buenas palabras y el permiso legal, llegó en forma de fondo de capital semilla de 2.500 millones de dólares para invertir.
Los pequeños piden paso frente al mundo corporativo, cada día más interesado en conocer las técnicas y métodos de este desenfrenado fenómeno startup.
En TheVentureCity, mi sueño, nos contagiamos de este estado de ánimo. Somos optimistas y pensamos que sí se puede. Nuestra visión va más allá de las fronteras físicas que separan países. Queremos llevar el método que tanta prosperidad ha creado en la orilla de Pacífico, en esa California con sabor latino buscando eternamente su pepita de oro, a las hubs emergentes de gran potencial. Donde otros ven problemas, nosotros encontramos retos y oportunidades. Donde muchos ven falta de recursos, nosotros encontramos negocios. Asumimos la misión de impulso a los ecosistemas emergentes, con base en Madrid y Miami, con representación en San Francisco y Sidney, con la mirada puesta en América Latina, Europa, Asia y África y cualquier lugar donde haya un soñador dispuesto a convertirlos en realidad.
España comienza a plantearse de manera seria ser una startup nation, con Israel también como inspiración y grandes retos en cuanto a marco legal, flexibilidad, apoyo en formación, impulso... La visita de Obama no puede llegar en mejor momento. Pensemos diferente, cambiemos, saquemos lo mejor de nosotros, para cambiar el tejido productivo de este país.
Yo personalmente tengo muchísimo que demostrar. No he sido ni la mitad de exitosa que la mayor parte de los emprendedores que ayudamos o en los que invertimos, pero tengo la ilusión, la energía ilimitada y la capacidad de hacer crecer e internacionalizar compañías tecnológicas como para que, si nos ayudan, hagamos de España y de los emprendedores españoles un referente mundial. Pero, por favor, ayúdennos a quitarnos las absurdas trabas que nos encontramos localmente y que nos ponen en clara desventaja frente a otros hubs internacionales.
Talento sobra en nuestra tierra, solo falta, como decía Steve Jobs, unir los puntos.