Cómo afecta la crisis del coronavirus al sistema de partidos
Interior registró una nueva formación en plena alarma, pero los expertos creen que las fuerzas ya existentes absorberán el malestar.
La crisis del coronavirus ha desvelado carencias en sanidad. También en las residencias de ancianos. El virus que ha puesto en jaque al mundo ha obligado a gobernantes y gobernados a mirar a la ciencia para despertar de la pesadilla con el menor número de víctimas posible. Además, los daños a la economía inducidos por el confinamiento están provocando una nueva crisis de una magnitud todavía difícil de calcular.
La covid-19 está creando un caldo de cultivo favorable a las protestas: desde quienes rechazan el confinamiento porque ven su libertad cercenada a aquellos que están sufriendo con más virulencia las consecuencias del parón económico; miles de personas se plantan en la calle para gritar su malestar. Incluso en algunos barrios de Madrid, como Aluche, cientos de personas hacen cola para recoger comida. ¿Abre esta la sacudida social hueco para el nacimiento de nuevos partidos?
“Si entendemos la crisis del coronavirus como un shock externo al sistema y que podría actuar como punto de inflexión o detonante de un proceso de mayor alcance, tal y como actuó en su día la Gran Recesión de 2008, sí podemos esperar que surjan nuevas formaciones”, explica José Rama, politólogo y doctor en ciencia política de la Universidad Autónoma de Madrid.
El resto de especialistas consultados por El HuffPost, no obstante, creen que las partidos ya existentes serán las que absorban el enfado. También señalan que las organizaciones actuales se verán obligadas a cambiar sus prioridades: sanidad, mayores...
El Ministerio del Interior registró una nueva formación política a mediados de mayo, con España en pleno estado de alarma: la Unión Europea de Pensionistas (UEP). Su fundador, Joan Pau Rica, explica que el partido no nace por la pandemia y que está planeado desde hace al menos un año. Pero este catalán de 72 años asume, no obstante, que los votantes a quienes apela, unos 10 millones de pensionistas, son quienes están acusando el golpe de la peor epidemia en un siglo. Y ya tiene el mensaje preparado para llegar al Parlamento.
La covid-19 se ensaña especialmente con los mayores de 65 años. Por eso, entre las principales reclamaciones y preocupaciones del nuevo partido de Rica están los hospitales y las residencias. “No toleramos las listas de espera y no permitimos que las residencias carezcan de control del Estado”, se puede leer en uno de sus manifiestos.
El partido no surge como respuesta a la crisis sanitaria. Es más, Rica achaca a Correos y al Ministerio del Interior el retraso en el registro, pero la sacudida que está provocando el virus puede propiciar la aparición de nuevas organizaciones que sigan su estela. Así lo cree también el propio Rica, economista, y cuyo nueva organización conecta directamente con las movilizaciones de los jubilados en defensa de las pensiones de hace dos años.
La Unión Europea de Pensionistas quiere conectar con los estragos del virus entre los mayores. “La dependencia de la gente mayor es que estamos obligados a acabar solos en casa o en las residencias. Ni el Gobierno ni las Comunidades se han ocupado de los tratos que se ha dado a los mayores en estos lugares”.
Es posible que surjan más ejemplos de lo que en ciencia política se conoce como un ‘partido-tema’, como Los Verdes o PACMA [partido animalista]. En la medida en que esta crisis ha reivindicado la necesidad de robustecer la ciencia, hay opciones de que emerja, por ejemplo, un partido por la ciencia. Otro tanto ocurre con la sanidad. Incluso puede nacer una formación que centre sus esfuerzos en cambiar el trato que se ha dispensado a la tercera edad en las residencias; algo que la nueva organización de Rica tendrá como prioridad.
“Partidos nuevos han surgido siempre y seguirán surgiendo. Todo depende de que cuajen o no. Y para eso hay que ver si los que ya existen cubren o no las necesidades de los ciudadanos”, opina Javier Guardiola, diputado socialista en la Asamblea de Madrid. Esa es la clave: si las formaciones tradicionales dan respuesta a los problemas.
Como Guardiola, algunos políticos ya barruntan las consecuencias de las más de 19.000 muertes por coronavirus que se han producido en los casi 5.500 centros para mayores públicos y privados de todo el país: “La mirada la debemos poner en las residencias. Algo no se ha hecho bien. Debemos repensar si la sociedad ha tratado bien a nuestra gente mayor”, reflexionó en este diario el alcalde de Igualada, Marc Castells, de Junts.
El partido de Rica, Unión Europea de Pensionistas, quiere beber de las reivindicaciones que están poniendo en la agenda colectivos como el de los jubilados de Bilbao: pensiones y, ahora, residencias. El pasado 25 de mayo volvieron a protestar frente al Ayuntamiento mascarilla en boca y distancia de seguridad mediante.
No obstante, uno de los problemas que enfrentan los ‘partido-tema’ es que las cuestiones por las que existen suelen estar incorporadas en los partidos clásicos. Y en caso de que no lo estén, las formaciones mayoritarias tardan poco en posicionarse, como enseña el alcalde de Igualada, de Junts.
Además, la politóloga de la Universidad Pompeu Fabra Berta Barbet explica que “tener un partido implica abordar cuestiones generales”. Por eso, es difícil que este tipo de formaciones, centradas en un solo tema, tengan recorrido.
El sistema de partidos ya saltó por los aires
Podemos, Ciudadanos y Vox ya son la viva imagen parlamentaria de la mutación del sistema de partidos. El auge de los tres es consecuencia, según los politólogos, de la superposición de crisis que la sociedad española ha enfrentado en la última década: la económica y la posterior política e institucional con el conflicto catalán de fondo, del que Vox ha bebido en gran medida.
Esa reciente voladura es la contención de otra mutación para el también politólogo de la UAM, especializado en élites políticas, Guillermo Cordero: “La oferta de partidos es alta. No creo que haya percepción de que son necesarios más”. Su colega Rama coincide: “Dado que el realineamiento electoral ha tenido lugar de forma reciente en la mayoría de los países europeos, no esperaría un nuevo cambio brusco en los sistemas de partidos de los países de nuestro entorno, ni en España”.
“La Gran Recesión aceleró un proceso de cambio latente. Por un lado terminó por explotar la crisis de los partidos tradicionales como correas de transmisión de las demandas de los ciudadanos y, por otro lado, reconfiguró los vínculos de los votantes con las organizaciones, porque surgieron nuevas dimensiones de competición política como aquellas relacionadas con el proceso de integración de la Unión Europea o las percepciones sobre los efectos de la inmigración en la identidad nacional”, explica Rama.
Las fuentes consultadas creen que otra de la claves está en ver quién capitaliza la gestión la crisis sanitaria. “No tengo cien por cien claro que vaya a ser el Gobierno, porque el estado de las autonomías complica la atribución de responsabilidades”, explica Cordero. Coincide el socialista Guardiola: “Hay partidos que usan el desconocimiento de las competencias autonómicas para sacar réditos electorales. No se puede explotar eso; no es honesto”.
Las encuestas más recientes apuntan a una bajada del apoyo a los partidos pequeños y un aumento del respaldo a los grandes. “Ahora bien, sí son preocupantes los crecientes niveles de polarización y de rechazo algunos electores a otras formaciones políticas. También es lo es un mayor apoyo a fórmulas de gobierno no democrático. Bien sea el mayor apoyo a tecnocracias o a gobiernos de expertos como a modelos de gobierno con líder fuerte próximos a la dictadura”, explica Rama.
Todo parece indicar que, por el momento, el malestar social que ha traído la epidemia lo está capitalizando los extremos. Las manifestaciones en pleno estado de alarma en los barrios más pudientes de Madrid que pedían “libertad” al Gobierno o el atasco convocado por la ultraderecha para exigir la dimisión de Ejecutivo de Sánchez son la muestra.
“Cuando la situación política está polarizada, los discursos histriónicos tienden a salir más beneficiados. Esto podría alimentar el voto a Vox que, desde un inicio, se distanció por completo del Gobierno y se puso en contra de las medidas adoptadas por el PSOE. La ultraderecha culpa de forma recurrente a los socialistas de no detener el virus por no desconvocar la marcha del 8-M”, detalla el politólogo José Rama.
Otra de las claves para entender el momento político es que no se esperan más comicios generales después de un año con dos citas para renovar las Cortes Generales. Por eso es poco probable la eclosión de más formaciones. “El verano ya está aquí y las elecciones que se celebran ahora son solo autonómicas”, explica Cordero. Los ciudadanos tendrán que elegir entre las papeletas que ya hay para votar.