La vida sigue: así es la nueva normalidad de los ucranianos bajo el asedio
Sigue sin estar claro cuánto tiempo más podrá vivir la gente en estas condiciones de precariedad.
Los ucranianos llevan sometidos a un intenso asedio ruso desde el día 24 de febrero, lo que ya ha provocado que más de un millón de civiles se hayan exiliado. Para los que se han quedado, la vida sigue, pero ¿cómo?
Pese a que el presidente ruso, Vladimir Putin, quiere invadir todo el país, hasta el momento Jersón ha sido la única gran ciudad ucraniana que ha caído en manos rusas tras más de una semana de continuas ofensivas.
Otras ciudades siguen sometidas al fuego de una intensa artillería y constantes bombardeos– por lo que se acusa a Putin de crímenes de guerra–, pero los ejércitos y las milicias civiles resisten.
Los civiles todavía se tienen que refugiar en estaciones de metro subterráneas y Ucrania cifra en más de 2000 sus civiles fallecidos en lo que va de invasión.
Rusia ha admitido 498 bajas militares en su bando, aunque el ministro de Defensa británico asegura que la cifra real es mucho mayor.
Pese a todo, millones de ucranianos siguen decididos a permanecer en su país y defenderlo bajo el liderazgo del presidente Volodimir Zelenski.
Así es el nuevo día a día de aquellas personas que siguen perseverando en condiciones inimaginables, después de que hayan puesto su vida patas arriba en la última semana.
Escenas de Kiev: mujeres ucranianas y sus hijos enfermos viviendo en un búnker bajo el hospital infantil. Voluntarios y fuerzas de seguridad preparándose para luchar contra las tropas rusas mientras se intensifica la batalla por Kiev.
Milagrosamente, los operarios de servicios públicos se las han arreglado para mantener el suministro de internet, electricidad, calefacción y agua caliente... en algunas ciudades.
“Mientras espero a que nuestra página web se recupere de un ciberataque, me gustaría elogiar a los operarios de los servicios públicos y a los proveedores de Internet de Ucrania. Todavía tenemos internet, luz, calefacción y agua caliente. Esta mañana, el camión de la basura nos ha dado un susto de muerte”, ha tuiteado la periodista ucraniana Nika Melkozerova. “También tenemos pan. La fábrica KyivKhlib ha estado horneando unas 50 toneladas al día. ¡Están viviendo dentro de la fábrica!”.
Pese a las preocupaciones iniciales de los gobiernos occidentales, las reservas de alimentos parecen estar bien abastecidas.
Para aquellos que se han quedado atrapados sin comida, los propios ucranianos se están encargando de proveerles para que puedan sobrevivir.
“Buenas noticias desde las calles de Kiev: muchas tiendas tienen fruta y verdura fresca. ¡Han conseguido reponer! Después de unos días difíciles, ya no hay colas para comprar alimentos en el centro de la ciudad”, tuiteó el periodista Oz Katerji.
En la ciudad de Mariupol, las fuerzas rusas han cortado el agua, la calefacción, la electricidad y las vías de suministros. El ayuntamiento lo ha comparado con el “viejo Leningrado”, en referencia al asedio de la Alemania nazi a la entonces ciudad soviética en 1941, que dejó 1,5 millones de muertos.
Un soldado ucraniano incluso ha enviado un mensaje de texto al Telegraph suplicando: “Si nos pasa algo, por favor, no dejéis que nos olviden”.
La resistencia de Ucrania contra las fuerzas rusas ha sorprendido a la comunidad internacional, ya que la gente de a pie se está alzando contra el ejército de Putin protagonizando pequeñas y grandes actuaciones.
Los civiles se están entrenando para luchar, están aprendiendo a fabricar cócteles molotov y, en algunos casos, robando equipamiento ruso.
Sin embargo, tal y como el presidente francés Emmanuel Macon ha advertido, “lo peor está por llegar” en cuanto a la brutalidad de Putin. Sigue sin estar claro cuánto tiempo más podrá vivir la gente en estas condiciones de precariedad.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.