No señor, usted no es capitalista
Un atardecer de otoño de 2008 o 2009 tuve una conversación en un estacionamiento con uno de los guardianes del campus de la universidad en Pennsylvania en la que trabajaba. El señor, un hombre en sus sesenta a quien siempre aprecié y creo que él me apreciaba igual, con una seguridad que se la envidio, me dijo:
“Yo pienso así porque soy capitalista”.
Agotado por una larga jornada le dije, sin pensar que no era el momento ni el lugar:
“No, señor, usted no es capitalista. Usted es un trabajador asalariado. Usted no es capitalista, sólo tiene fe en el capitalismo, como tiene fe en Jesús; pero de la misma forma en que usted no es Jesús, tampoco es capitalista”.