No quemes papel, quema troncos
Cuando enciendes una hoguera con papel, este prende rápido y da llamas enseguida, pero al poco tiempo ya se ha convertido en cenizas. Cuando quemas un tronco, tarda mucho en prender, no produce llamas, y, sin embargo, pasado bastante tiempo, aún continúa dando calor.
¿Con cuál de los dos te identificas tú? ¿Eres papel o tronco?
Si te identificas más con el papel, eres el tipo de persona a la que no le cuesta ponerse en marcha, pero su ímpetu dura poco. Tienes facilidad para arrancar, pero también para abandonar. Si te identificas más con el tronco, entonces te cuesta arrancar, pero una vez lo haces eres el rey de la constancia. El Peldaño anterior se concentró exclusivamente en la energía para arrancar. Este lo hace en la energía para no abandonar. Si eres papel, entonces deberías tomarte una ración del Peldaño anterior y dos de este. El anterior te habrá dado la fuerza necesaria para ponerte en marcha, y una vez conseguido, el éxito ya no depende de iniciar la carrera, sino de mantenerse en ella, y para lograrlo antes debes «hacer el STOP». ¿Hacer un STOP para avanzar más? Así es. No hacerlo representa avanzar sin cabeza. Parar significa reflexionar ahora para no abandonar después.
La señal de STOP es octogonal, y cada uno de sus 8 lados representa una estaca con la que apuntalar tu tesón. Hacer el STOP consiste en detenerse, fijar en tu mente las 8 estacas y no emprender la ruta hacia tu objetivo hasta no haber reflexionado sobre cada una lo suficiente como para estar preparado para combatir la tentación de abandono.
Aquí van los 8 puntos de la SEÑAL DE STOP:
1. EL MOTIVO: cuanto mayor sea el motivo por el que deseas hacer algo, menores serán las posibilidades de abandono. Defínelo de forma clara y precisa. De él depende toda tu perseverancia.
2. la memoria: a veces el mayor problema no es no tener el objetivo claro, sino no tenerlo presente. Es necesario que bombardees tu cerebro con ese objetivo para tenerlo siempre en mente y mantenerlo siempre vivo. La mejor manera es anotarlo y llevarlo siempre encima.
3. el compromiso: igual que cuando montas un negocio tienes que comprometer una cantidad de dinero para ponerlo en marcha, cuando te lances a por un objetivo tienes que comprometer una cantidad de esfuerzo para conseguirlo. Sé consciente de ese esfuerzo y graba a fuego tu compromiso.
4. la anticipación: es mejor ser consciente de que estás a unos días de las primeras tentaciones de abandono que cruzar los dedos con la esperanza de que no lleguen. Llegar, llegarán, así que prepárate mentalmente para su llegada a fin de que no te tumben. Anticiparte te hace fuerte y no hacerlo te hace vulnerable.
#LaInteligenciadelÉxito
Si no has comprado paraguas cuando hacía sol,
no te quejes del agua cuando haya lluvia.
@Anxo
5. la meta: si anticiparte es el antídoto para antes de que lleguen las flaquezas, poner los ojos en la meta lo es para cuando estés en medio de ellas. La forma más sólida para luchar contra el deseo de abandono es reconociendo el valor de lo andado y visualizando la belleza de la meta.
6. el siguiente paso: convierte tu objetivo global en una escalera, a fin de dividir cada avance en escalones que te permitan dar sentido a cada paso. Cuando flaquees, no pienses en la escalera entera, sino tan sólo en el escalón siguiente, a fin de ver el valor de avanzar un solo paso más.
7. el premio: ten un regalo, por pequeño que sea, para cada paso dado. Hay muchas cosas que nos diferencian del res-to del reino animal, pero esta no es una de ellas. Si el refuerzo positivo aumenta la motivación en los animales, la aumentará también en tu cerebro. Úsalo a tu favor.
8. la fecha: el modo más eficaz de preparar tu mente para un reto es dirigiéndola hacia el último día de ese reto. ¿Por qué? Porque igual que tener una lupa te permite concentrar todo el calor en un único punto, tener una fecha te permite concentrar toda tu energía en un único día.
Hacer un STOP para garantizar tu avance no supone un retroceso.
Supone el más inteligente de los impulsos.
