No, mi marido no está desilusionado por tener otra niña
Escribo esto casi con 22 semanas de gestación de mi segunda hija. Mi marido y yo ya tenemos una niña de 14 meses y podría pasarme el día hablando de ella, pero no voy a hacerlo (de momento).
Cuando estábamos esperando a nuestra pequeña decidimos no saber el sexo; no nos importaba que fuera chico o chica, así que fuimos a comprar ropita, accesorios y decoración unisex tan contentos. Sinceramente, era agradable que fuera una sorpresa. Sin embargo, esta vez, sí quisimos saberlo. No es que quisiéramos otra niña o un niño, era solo por logística. Teníamos guardadas bolsas y bolsas de ropa de niña y necesitábamos saber qué hacer con ellas. También tenemos pensados algunos cambios para la casa, por lo que queríamos saber dónde estará su habitación dentro de un par de años.
Así que, cuando estaba de 19 semanas y cuatro días fuimos al Liverpool Women's Hospital para la detección de anomalías y preguntamos por su sexo. Por suerte, el bebé ayudó bastante y pudimos saber que era una niña. Mi marido y yo estábamos eufóricos. No nos habría importado tener un niño, nos las habríamos apañado, pero al ser dos hermanitas con solo 18 meses de diferencia era perfecto y ya me las estaba imaginando como mejores amigas.
A ver, no somos de los que hacemos una fiesta para decir el sexo del bebé ni nada, aunque tampoco tengo problema con la gente que lo hace, solo que no es nuestro rollo. Así que, le dijimos a la familia y a algunos amigos que era niña pero, aparte de ellos, no lo vamos contando a no ser que alguien nos lo pregunte. Al fin y al cabo, quisimos saberlo por organizarnos, más que nada, no por decírselo a nadie.
Por lo general, la gente ha sido muy amable diciendo lo guay que será para ellas crecer juntas, etcétera. Pero una persona que no conocía me hizo un comentario que me remató. Solo era alguien con quien hablé en una tienda.
Estaba pagando la compra (sobre todo pañales) y la mujer que estaba detrás del mostrador dijo algo tipo "¡Llevas muchos!" y le respondí que no me podía creer que fuera a hacerlo todo otra vez. Me dio la enhorabuena y me preguntó que de cuánto estaba, cuando se lo dije me preguntó que si sabía si era niño o niña.
"¡Sí, otra niña!"
"¡Ay, qué adorable! ¿Pero tu marido no está desilusionado por no tener un niño?"
Como buena británica, sonreí y respondí que no, no estaba desilusionado. Pero cuando me fui, me di cuenta de que me gustaría haber dicho:
"¡Por supuesto que no está desilusionado por que sea niña, vieja bruja amargada! Está encantado con nuestra hija y deseando que venga la siguiente. ¿Qué te hace pensar que es apropiado usar 'desilusionado' para contestar a una noticia tan buena como un embarazo? Pista: no es apropiado".
"Ah, y aunque fuera un niño, no sería mi marido el que lo tendría, así como no soy yo la que va a tener una niña. Es de los dos y no se llevará mejor con ninguno de nosotros en función de su sexo. ¿En serio crees que los hombres desconectan y no se interesan por tener una niña? Imagino que lo próximo que me dirás es que a mi marido le habría gustado llevar a su hijo al fútbol".
Querido lector: por supuesto, no dije nada de esto. Solo me torturé pensándolo hasta que hice una montaña de un grano de arena y le di más importancia de la que merecía. Después de todo, estoy segura de que no lo decía con maldad y solo eligió mal las palabras, o eso espero.
La cosa es que me molesta, porque es como si solo pudiéramos relacionarnos con gente del mismo sexo; como si los hombres fueran más cercanos a sus hijos y las madres a sus hijas. Es todo un montón de patrañas.
Como el uso de la palabra 'desilusionado'. Además de mostrarnos el sexo de nuestra hija, la exploración nos enseñó que la vida que se está formando en mi vientre es un bebé sano con todos sus órganos y extremidades en su sitio. Lo de que alguien pueda estar desilusionado solo por el tipo de órganos reproductivos me supera.
Me recuerda a esa escena de Orgullo y prejuicio en la que Lady Catherine le dice a Elisabeth que "las hijas nunca son tan necesarias para los padres como para las madres". Es una frase curiosa de la novela porque se sabe que, para el padre, Elisabeth es la niña de sus ojos y la persona que más respeta en el mundo. Pero incluso en estos tiempos parece que la gente comparte ese punto de vista: que mientras los niños son importantes para toda la familia, las niñas solo le importan a las madres.
Pues bueno, lo único que puedo decir es que no era cierto cuando Jane Austen lo escribió, y tampoco ahora.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Lucía Manchón Mora