Netanyahu recibe el encargo de intentar formar el Gobierno de Israel
Cuando peor parecía que lo tenía, resurge de nuevo. El rey Bibi, lo llaman por algo
El primer ministro en funciones de Israel, Benjamín Netanyahu, será el encargado de intentar formar Gobierno, pese a no contar con una mayoría parlamentaria y después de haber fracasado en alcanzar un acuerdo de unidad con el partido centrista Azul y Blanco de Benny Gantz.
“Es necesario que se cree una situación en la que se abra el callejón sin salida político en el que estamos”, advirtió el presidente, Reuvén Rivlin, quien recordó que ni Netanyahu ni el centrista Gantz obtuvieron una mayoría de 61 recomendaciones (de 120 diputados del Parlamento), necesarias para crear el Ejecutivo.
“La gente no quiere otras elecciones”, declaró Rivlin, quien, tras las consultas con los partidos el domingo y el lunes, instó a los dos candidatos a formar un gobierno de unidad, amplio y estable.
De hecho, antes de anunciar hoy al candidato a intentar formar gobierno, el presidente les había vuelto a convocar en su residencia y los dejó solos en una sala para que avanzaran en las negociaciones.
Pero Netanyahu insistió en negociar como bloque con sus socios, los ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido por la Torá, más la alianza de derechas Yamina, condición que Azul y Blanco rechaza. Otro de los escollos para llegar a un acuerdo es la vista judicial que tiene el primer ministro el próximo 2 de octubre con el fiscal general del Estado, pendiente de formalizar una acusación en tres casos de corrupción.
No con un acusado de corrupción
Gantz insiste en que no gobernará con un acusado. “Azul y Blanco está comprometido con la idea de la unidad, pero desde nuestra perspectiva el orden apropiado serían negociaciones entre las dos partes más votadas, y solo ellas, para llegar a acuerdos sobre temas sustanciales y el carácter del próximo gobierno”, argumentó su líder.
Netanyahu, que ha recibido el mayor número de recomendaciones (55, una más que su rival), aceptó el encargo reconociendo que no podrá formar Gobierno sin la coalición centrista Azul y Blanco de Ganzt, y llamó a una “reconciliación nacional”.
“No podremos formar un gobierno a menos que lo hagamos juntos”, declaró, pese a que minutos antes fracasaran las negociaciones.
Rivlin había propuesto a ambos candidatos una rotación en la que el otro actuaría como viceprimer ministro.
Ante el bloqueo político, el presidente optó hoy -el día que recibió los resultados definitivos de las elecciones del 17 de septiembre- por encomendarlo a Netanyahu, que tendrá 28 días a partir de mañana, extensibles a dos semanas más, para intentar desbloquear la situación.
Lieberman, clave
La posibilidad de formar un gobierno de coalición solo ocurriría con la unión del ultraderechista Israel Nuestro Hogar de Avigdor Lieberman, pero este, por su marcado carácter laico, se niega a entrar en un gobierno con los ultraortodoxos.
De fallar, Gantz podría tomarle el relevo para intentarlo, pero él tampoco alcanza la mayoría con sus socios del Laborismo-Gueshe y Unión Democrática, más una hipotética unión de diez diputados de la Lista Unida árabe. Con estos últimos, Lieberman rechaza gobernar, por lo que no parece posible una coalición de ninguno de los dos bloques.
Los comicios de septiembre se celebraron después de que en abril Netanyahu fracasara en su intento de formar un gobierno de coalición por la negativa de Lieberman de sumarse a los ultraortodoxos.
En estas elecciones, la lista centrista Azul y Blanco pasó a ser la más votada, con 33 escaños, uno más que Likud, que perdió votos y ha hecho peligrar un quinto mandato, el cuarto consecutivo de Netanyahu.
Para evitar unas terceras elecciones en un año, una situación inédita en el país, el presidente instó a alcanzar un gobierno de unidad, que los dos candidatos parecen apoyar pero con visiones contrapuestas para que sea posible.
El liderazgo de Netanyahu, bajo una posible acusación, plantea como única opción que otro miembro del Likud le sustituya como jefe del ejecutivo de unidad, lo que hasta ahora su formación no ha puesto sobre la mesa.
“Este tema, junto con otros asuntos esenciales, son más importantes para nosotros que cualquier discusión sobre la distribución de carteras ministeriales o una rotación” de la jefatura, aseveró hoy Gantz.