Mujeres trans, víctimas invisibilizadas
Las personas trans son las que continuamente tienen que estar arrancándole derechos al Estado, las que no podemos descansar ni un solo día porque si no desde distintos lobbies querrán arrebatarnos lo poco que se ha logrado en más de 40 años de democracia.
Son las que no pueden bajar la guardia ni en su día ni ningún día, porque saben que si no están el peso de la ausencia les pasará factura y que frente a la despolitización, tutelaje e invisibilización de las demandas y de las personas trans como sujeto político, tenemos que levantarnos con furia trans*, en una persistente protesta.
En este contexto, el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, nos encontramos con una población de mujeres que por motivos de identidad sexual y/o expresión de género, fueron víctimas de la represión franquista, mujeres que vivieron un apartheid laboral, familiar, efectivo educativo... Que hoy viven en una extrema precariedad, con dos asesinatos (feminicidios) en el último año, con los índices más altos de agresiones por odio del colectivo LGTB, con una atención sanitaria que en la mayoría de CC AA nos tratan como enfermas mentales, con una desprotección jurídica ante las agresiones en redes sociales, con una ley administrativa para el cambio legal de nombre y sexo que llegó 29 años después de la entrada de la democracia y cuyos requisitos menoscaban nuestra dignidad. La proposición de Ley Trans de ámbito estatal, que la formación política Unidos Podemos registró el pasado 23 de febrero de 2018, se ha quedado en un cajón un año "secuestrando" nuestros derechos; que ha decaído aún más por la falta de voluntad política y la disolución de las Cortes. Así se truncan los anhelos de igualdad para quienes hemos sido las peor tratadas por la dictadura y ahora somos víctimas invisibilizadas de la democracia.
Al avance de los fundamentalismos que niegan nuevamente los derechos y avances de las mujeres y las personas LGTBI, negando también las violencias cotidianas que vivimos, hay que sumar las minoritarias voces de un pretendido feminismo que hostiga, veja y niega a las mujeres trans su identidad y las rechaza como sujeto del feminismo. A las puertas de la Huelga Feminista se reabre el anquilosado debate sobre si las mujeres trans lo pueden ser, como se había planteado sobre las lesbianas, o sobre las mujeres negras y racializadas, como ya denunciaba la madre Sojourner Truth a mediados del siglo XIX.
Cuestionar la presencia de las nujeres trans en el movimiento feminista y de mujeres es un abuso de poder por parte de "feministas" que ocupan espacios de hegemonía. El peligro para el movimiento feminista no son las mujeres trans, sino justamente las dinámicas patriarcales de abuso de poder dentro del movimiento, reproduciendo las mismas dinámicas de poder que existen en la sociedad.
*Furia Trans: termino político que define la rebeldía de no aguantar más las situaciones de discriminación y abuso hacia la comunidad trans y levantarse, exigiendo los mismos derechos. Exigir como grupo humano igualdad de trato y garantías jurídicas que nos protejan de la discriminación y el ostracismo. Una furia que nada tiene que ver con la violencia, es una furia que nos habla de ganar el juego al miedo, al inmenso miedo con el que crecimos, el que aprendimos y vivimos en las calles, al que tuvimos que aprender a combatir muy pronto.