Muere a los 98 años Alicia Alonso, la leyenda de la danza clásica
A los 17 años sufrió un desprendimiento de ambas retinas que no impidió que se subiese a bailar a los mejores escenarios.
Alicia Alonso ha fallecido este jueves a los 98 años. Se trataba de una de las más grandes figuras del ballet internacional, Primera Bailarina Absoluta del Ballet Nacional de Cuba y un símbolo cultural de su país.
Alonso, cuyo verdadero nombre era Ernestina de la Caridad Martínez y del Hoyo, nació el 21 de diciembre de 1920 en La Habana (Cuba), donde comenzó en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical en 1931.
Continuó su formación en Estados Unidos, en la School of American Ballet, donde coincidió con profesores de la talla de Enrico Zanfretta y Alexandra Fedórova.
A los 17 años sufrió un desprendimiento de ambas retinas y tuvo que ser operada en varias ocasiones. Sin embargo, esto no impidió que bailara en los mejores escenarios del mundo durante años. Incluso, ya ciega y con casi 73 años de edad, bailó de puntillas en noviembre de 1993 en el 50 aniversario de su primera “Giselle”.
Comenzó su carrera artística en 1938 y trabajó en Broadway en comedias musicales como “Great Lady” y “Stars in your eyes”. Un año después ingresó en el American Ballet Caravan, que posteriormente se denominó New York City Ballet.
Miembro del Teatro de Ballet de Nueva York
A partir de ese momento despegó con éxito como bailarina principal, fue miembro del Ballet Theatre of New York (1940) y actuó en obras como “Undertow”, “Fall River Legend” y “Theme and Variations”, que interpretó por numerosos países.
En esa etapa trabajó junto a Mijail Fokine, George Balanchine, Leonide Massine, Bronislava Nijinska, Antony Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, entre otras significativas personalidades de la coreografía del siglo XX.
Siempre ligada a su Cuba natal, en 1948 creó su propia compañía (Ballet Alicia Alonso), la primera profesional en Cuba y que en 1955 pasó a denominarse Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Inauguró una Cátedra de Danza que lleva su nombre
A partir de ahí, compatibilizó la interpretación con la dirección del Ballet Nacional de Cuba y la enseñanza de esta disciplina. Mucho tiempo después, inauguró la Cátedra de Danza que lleva su nombre (1994).
Entre 1955 y 1959 actuó con los Ballets Rusos de Montecarlo. Fue la primera representante americana en bailar con el Bolshoi y el Kirov en los teatros de Moscú y Leningrado (San Petersburgo).
En los sesenta hizo varias giras por Europa, Asia, Latinoamérica y Canadá, y en la década siguiente estrenó en La Habana “Ad libitum” (1978), junto con el bailarín español Antonio Gades.
Grandes clásicos
Como coreógrafa y bailarina, representó a los clásicos junto a las grandes compañías, actuando en los principales escenarios del mundo.
Sus versiones coreográficas de los grandes clásicos son célebres internacionalmente y se han bailado por otras importantes compañías como los Ballets de la Ópera de París (“Giselle”, “Grand Pas de Quatre” o “La bella durmiente del bosque”); la Ópera de Viena y el San Carlo de Nápoles (“Giselle”); la Ópera de Praga (“La fille mal gardée”); el Teatro alla Scala de Milán (“La bella durmiente del bosque”) y el Real Ballet Danés (“Don Quijote”).
Su vida personal y artística estuvo muy unida a España desde que en 1929 visitara junto a sus padres Jerez de la Frontera y Sevilla, donde recibió clases de flamenco.
A lo largo de 2010 recibió numerosos homenajes y reconocimientos dentro y fuera de su país con motivo de su 90 cumpleaños, como el Premios Nacional de Enseñanza Artística y la Medalla Haydeé Santamaría del Gobierno cubano.
El 15 de septiembre de 2015, a punto de cumplir 95 años, afirmó en una entrevista a EFE que le hubiera gustado “bailarlo todo”: “existo, vivo y muero por la danza”.
Internacionalmente conocida
Internacionalmente reconocida, era Oficial de la Legión de Honor, la más alta distinción que otorga Francia y contaba con el título de Heroína Nacional del Trabajo de Cuba y la medalla Pablo Picasso de la Unesco, entre otros reconocimientos.
En el año 2000 recibió el Premio Benois de la Danza, por sus aportaciones a la danza, así como la Orden José Martí, máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba.
También fue investida doctora Honoris Causa por la Universidad de La Habana, por el Instituto Superior de Arte de Cuba, por la Universidad Politécnica de Valencia (España) y por la Universidad de Guadalajara (México), entre otras instituciones.
En 1982, el estado mexicano le confirió la Orden “El Águila Azteca”; en 1993 el rey Juan Carlos I le entregó la Orden Isabel la Católica y ese mismo año se creó una Cátedra de Danza con su nombre en la Universidad Complutense de Madrid.