MSF jubila el barco Aquarius tras denunciar una "campaña de desprestigio"
"Este es un día oscuro".
SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras (MSF) renuncian a seguir fletando el Aquarius para realizar rescates de inmigrantes en el Mediterráneo tras denunciar una "campaña de desprestigio" procedente de varios estados europeos, con Italia a la cabeza. La primera busca un barco que pueda reemplazarlo.
"Este es un día oscuro", ha declarado la directora de MSF para Reino Unido, Vickie Hawkins. "Europa no solo ha fracasado a la hora de dedicar una fuerza de búsqueda y rescate, sino que también ha saboteado activamente los intentos de otros para salvar vidas", ha lamentado.
MSF ha denunciado en los últimos meses que los Gobiernos europeos han intentado limitar en la medida de lo posible las actividades del barco, en particular desde que Libia se convirtiera en "estado tapón" de la salida de inmigrantes.
"Este es el resultado de una campaña constante, encabezada por el Gobierno italiano y respaldada por otros estados europeos, para deslegitimar, calumniar y obstruir a las organizaciones de ayuda que brindan asistencia a las personas vulnerables", ha denunciado MSF en un comunicado.
En noviembre, los magistrados italianos acusaron a MSF de tirar ilegalmente residuos tóxicos en puertos del sur de Italia entre enero de 2017 y mayo de 2018, y ordenaron la paralización del Aquarius. La ONG negó cualquier delito y acusó a Italia de intentar criminalizar las misiones de búsqueda y rescate.
Ataques "incesantes" al barco y su tripulación
En un comunicado, SOS Méditerranée explica que, "ante los ataques incesantes de que han sido objeto el barco y su tripulación", se ha visto obligada a tomar esta decisión, que espera que al menos favorezca "la reanudación rápida y duradera de la misión de búsqueda y de salvamento en el Mediterráneo central".
La ONG francesa recuerda que, en los 34 meses de misión, el Aquarius ha prestado asistencia a "cerca de 30.000 personas" y sigue "plenamente comprometida" para volver al mar "a comienzos de 2019".
En concreto explora "activamente las opciones para un nuevo barco y un nuevo pabellón, y estudia con seriedad todas las propuestas de armadores que le permitan continuar su misión de salvamento".
Según la directora general, Sophie Beau, "desde nuestra primera misión en febrero de 2016, nuestras operaciones no han sido posibles más que gracias al apoyo increíble que recibimos de la sociedad civil".
"Hoy más que nunca necesitamos el apoyo de todos los ciudadanos que todavía creen en nuestros valores de humanidad en el mar y quieren participar en nuestros esfuerzos para encontrar un nuevo barco y un nuevo pabellón", ha añadido.
2.100 muertos en el Mediterráneo en 2018
La ONG considera que la culpa de que el Aquarius lleve dos meses amarrado en el puerto de Marsella (sureste de Francia) sin poder realizar misiones de rescate es "el ensañamiento de una campaña política, judicial y administrativa".
En esos dos meses, por "múltiples presiones políticas", se le ha retirado primero la bandera de Gibraltar y luego la de Panamá, con las que había navegado, y ahora tiene que defenderse de alegaciones de haberse dedicado a una actividad criminal, "acusaciones desproporcionadas y sin fundamento".
Todo ello se produce cuando, en lo que va de año, "más de 2.100 personas" han muerto en el Mediterráneo y muchas han sido interceptadas por los guardacostas de Libia, "que están apoyados por la Unión Europea", denuncia Beau.
MSF asegura que el Gobierno libio se comporta de manera extremadamente brutal con los inmigrantes y que sus guardacostas han llegado incluso a obligar a retroceder a sus barcos de salvamento.
"Nos negamos a quedarnos sentados mientras las personas continúan muriendo en el mar. Mientras los seres humanos sigan intentando el cruce más peligroso del mundo, SOS Mediterranée cumplirá con su deber de asistencia respondiendo con urgencia y por todos los medios profesionales posibles", declaran.
"El final del Aquarius significa más vidas perdidas en el mar; más muertes evitables que quedarán sin testigos ni sin registro. Es un caso claro de 'ojos que no ven, corazón que no siente", lamenta Hawkins.
QUERRÁS VER ESTO: La nueva vida de Reward, uno de los inmigrantes del Aquarius, en España.