Así puede ayudarte el movimiento 'mindful' a cambiar tu forma de ver el ejercicio
“La mejor forma de ser constante haciendo ejercicio es disfrutar de lo que haces”.
Hace cinco años, empecé a practicar esa clase de fitness que te obliga a buscar tus límites cada día para levantar más kilos, correr más rápido o sudar lo máximo posible.
A día de hoy mis rutinas deportivas son mucho más suaves por diversos motivos. Ya no vivo en Nueva York, que estaba lleno de gimnasios y tiendas fitness. Empecé la Universidad, no tenía tanto dinero y empecé a reflexionar más en serio sobre los ideales corporales y las formas en que afectaban a mi modo de vida.
Pero, sobre todo, me di cuenta de que no me apetecía entrenar tanto ni tan a menudo. Obligaba a mi cuerpo a hacer cosas que no siempre quería y al final pensé: ”¿Qué pasaría si dejara de hacerlo?”.
No dejé de entrenar del todo, pero sí que me moderé bastante. Me concedí la licencia de decidir qué ejercicio me apetecía hacer, si es que me apetecía. A veces solo quería andar. Otras veces, usaba una aplicación del móvil y seleccionaba un programa de entrenamiento. Algunas semanas me apetecía mucho salir a correr y lo hacía, mientras que otras semanas me daba pereza y solo caminaba.
Y resulta que mi nueva forma de enfocar la actividad física ya tenía un nombre: movimiento mindful.
En pocas palabras, consiste en olvidarte de lo que “deberías” hacer y hacer lo que te apetezca ese día. También lo llaman ejercicio consciente, pero en realidad abarca mucho más.
Cualquier actividad física (caminar, adecentar el jardín, hacer estiramientos, jugar en el parque...) es válida como movimiento consciente. No solo cuentan las actividades físicas que normalmente se entienden como formas de entrenamiento. Aclarado esto, que conste que esos entrenamientos también están incluidos en el movimiento consciente si de verdad los disfrutas.
“Si odias un ejercicio, no lo hagas”, resume la entrenadora personal Lauren Leavell. “No te compres una bici estática solo porque un comercial te diga que es la mejor”.
El movimiento mindful consiste en aceptar tu cuerpo y olvidarte de los estándares de belleza que el fitness quiere inculcar
Otra clave para disfrutar del movimiento consciente es rechazar la idea de que haces ejercicio para “mejorar” tu físico.
“La cultura dominante sigue promoviendo un cuerpo ideal que todo el mundo debe tratar de conseguir”, comenta Leavell. “Eso ignora por completo el hecho de que la diversidad corporal es algo natural y da por hecho que todo el mundo tiene las mismas capacidades”.
Y aunque seguir los ideales corporales es perjudicial para todo el mundo, afecta aún más a las personas con cuerpos marginalizados. “Las personas con diversidad funcional, con sobrepeso, negras, indígenas o queer casi nunca están incluidas dentro del abanico de ‘cuerpos fitness’”, denuncia Leavell.
Rechazar esta perspectiva estrecha y darte cuenta de que no todo el mundo debe tener un aspecto determinado es un elemento fundamental en el movimiento consciente. Una vez que empiezas, puedes concebirlo como un homenaje a tu cuerpo tal y como es y no como una herramienta para cambiarlo.
Así como la nutrición intuitiva o consciente te anima a olvidarte de las normas de alimentación para que empieces a comer lo que tú quieras, el movimiento consciente consiste en descubrir qué formas de mover tu cuerpo te resultan más agradables.
La fisioterapeuta Ilya Parker, de Decolonizing Fitness, recurre al fitness para ayudar a sus clientes a reconectar con sus cuerpos, sobre todo si pertenecen a ese abanico de cuerpos marginalizados que la cultura del fitness rechaza.
Olvídate del lema no pain, no gain (sin sufrimiento no hay recompensa). “Empieza a imaginarte haciendo un movimiento que disfrutes, que encaje con tu cuerpo único y que no te haga sufrir”, recomienda Parker.
Leavell coincide. “La mayoría de las clases dirigidas presionan a los alumnos para que se esfuercen cada vez más. Yo les pido a mis clientes que conecten con lo que sienten para que sepan qué ejercicios hacer de forma sana y segura”.
“La mayor parte de mis entrenamientos giran en torno a sentir tu cuerpo y expresarlo con palabras: en qué ejercicios te sientes fuerte y por qué”, explica Leavell. “La diferencia con el fitness tradicional es que con el movimiento consciente puedes parar a descansar”.
Lo mejor del movimiento consciente es que no hay nada prohibido: puedes pasear al perro, hacer sentadillas con barra o ir a clase de yoga. Todo depende de lo que te guste y te apetezca.
“La mejor forma de ser constante haciendo ejercicio es disfrutar de lo que haces”, sostiene Leavell. “Si disfrutas de lo que haces, es más probable que sigas haciéndolo y que con el tiempo te empiecen a gustar más cosas”.
Y recuerda: cada día es diferente. Quizás un día te apetezca una actividad física exigente y al día siguiente prefieras una más relajante. Ambas formas son válidas y solo tú sabes qué es lo que necesita tu cuerpo.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.