Torra y Sánchez pactan que la Mesa se reúna cada mes y que los acuerdos se formulen dentro de la "seguridad jurídica"
Los encuentros se harán entre Madrid y Barcelona de manera alternativa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el de la Generalitat, Quim Torra, han pactado este miércoles, tras más de dos horas y media de reunión en La Moncloa, que la Mesa de Diálogo se junte cada mes y que los acuerdos a los que lleguen en ella se formulen dentro de la “seguridad jurídica”.
Torra ha asegurado que han tenido un debate “franco, abierto y honesto”. Pero que “no ha obtenido respuesta por parte del Gobierno español” cuando ha planteado la autodeterminación y la amnistía para los políticos presos por el procés. Esas han sido las discrepancias, ha dicho Torra.
Desde que Sánchez se reuniera en Pedralbes con el president, en diciembre de 2018, el líder socialista se refiere al respeto al marco legal de la Constitución como “seguridad jurídica”. Esa es la expresión con la que ambos equipos han vuelto a pactar que las medidas que tomen se harán con la Ley fundamental como tope.
La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha comentado que el encuentro ha sido un “primer paso muy importante” para recuperar la normalidad de las relaciones entre Govern y Moncloa. Y ha dejado claro al equipo catalán que no cree necesaria la figura de un relator, una de las pretensiones del presidente Torra.
Montero ha ensalzado que son “muchas” las diferencias entre ambos, pero que la reunión ha servido incluso para recuperar lazos desde el punto de vista afectivo. Esta primera reunión, según han ambos Gobiernos, “ha servido para sentar las bases del diálogo y para constatar la naturaleza política del conflicto y que este requiere de una solución política”.
En un comunicado conjunto, las dos delegaciones coinciden en que “la mesa de gobiernos es un instrumento para vehicular una solución y, por ello, se han emplazado a continuar trabajando para impulsar el acuerdo”. En otro comunicado, la oposición ha salido en tromba contra la mesa.
El líder del PP, Pablo Casado, ha incidido en que “en España manda un inhabilitado y un condenado por sedición. Y [...] pretenden decidir en una mesa al margen del Parlamento y la soberanía nacional”. “Nuestra nación, democracia y el Estado de derecho son mucho más que Sánchez. Y el PP es la garantía para evitar el chantaje”
Y el jefe de la ultraderecha de Vox, Santiago Abascal, ha comentado de Sánchez y Torra que son “el ilegítimo y el ilegal. Un presidente mentiroso recibiendo y legitimando a un presidente inhabilitados por los tribunales. La foto de la deslealtad máxima”.
Los dos equipos han valorado positivamente este primer encuentro, en el que han estado juntos, sentados frente a frente y con un clima de “afabilidad”, según Montero. A ello ha contribuido el recibimiento del presidente del Gobierno. Pasadas las 16.20, Sánchez ha saludado a la delegación del Govern encabezada por Torra.
El encuentro ha empezado nada más salir los medios gráficos de la sala blanca en la que han tratado un conflicto que lleva enconado desde 2012 y que condiciona la política española desde entonces. Pasadas las 19.30 los equipos han parado para hacer un pequeño receso, según Moncloa.
Además de los dos presidentes, ambas delegaciones han paseado juntas mientras charlaban por los jardines del recinto. El día en Madrid ha invitado a ello.
Por parte del Ejecutivo central han estado Carmen Calvo, Manuel Castells, Salvador Illa, Carolina Darias y José Luis Ábalos, quien luego ha puesto rumbo al Congreso. Y, por la del Govern, Pere Aragonès, Jordi Puigneró, Alfred Bosch, Elsa Artadi, Marta Villalta, Josep María Jové y Josep Rius.
Más allá de la foto, el Ejecutivo no creía que este primer encuentro sirviera para avanzar de manera notable en el diálogo. Así lo ha aventurado el propio Sánchez en la mañana de este miércoles durante la sesión de control: “Un recorrido largo, difícil y complejo”.
Pero ambos ya han fijado una metodología trabajo con unas elecciones catalanas aún por concretarse. Este miércoles han pactado que “los presidentes y vicepresidentes se incorporarán a la mesa cuando sea necesario ratificar acuerdos políticos, salvo que alguna de las partes decida otra composición”.
Un encuentro plagado de gestos
La llegada de la comitiva catalana a La Moncloa y la recepción del equipo de Sánchez han estado plagadas de gestos. Más allá del paseo por los jardines en tono cordial y amistoso, el jefe del Ejecutivo central ha saludado a los representantes del Govern con la senyera en la puerta principal de la residencia del presidente del Gobierno.
Al finalizar el encuentro, la comparecencia de Torra ha llegado en la sala principal de prensa, también flanqueado con las banderas de Cataluña y España. Una imagen que recuerda a las intervenciones de los líderes extranjeros. Esa sala, además, está reservada a las ruedas de prensa tras los Consejos de Ministros.
Sánchez tuvo también la deferencia de dejar la sala al líder del PP y jefe la oposición, Pablo Casado. Y así lo ha recordado la propia Montero, quien ha asegurado que es un ofrecimiento habitual a quien acude a encontrarse con el presidente del Gobierno.
La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, no ha avanzado quiénes participarán en próximas reuniones de la mesa, pero el acuerdo lo ha zanjando: por el Gobierno de España, Carmen Calvo, Pablo Iglesias, María Jesús Montero, José Luis Ábalos, Salvador Illa y Manuel Castells; y por el Govern de Catalunya, Pere Aragonès, Alfred Bosch, Jordi Puigneró, Elsa Artadi, Marta Vilalta, Josep Maria Jové y Josep Rius.
No obstante, Sánchez y Torra sólo han presidido la reunión constitutiva a la que no ha podido acudir el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, por enfermedad. La delegación catalana ha condicionado la asistencia en futuros encuentros de Torra, y hasta del vicepresidente, Pere Aragonés, a que se logren pactos en cuestiones de calado.
En caso de que Carmen Calvo, homóloga de Aragonés en el Govern catalán, se ausentara también en futuras reuniones, la delegación del Ejecutivo quedaría encabezada por el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, según la composición actual de la delegación del Gobierno.
Un compromiso de la investidura
La puesta en marcha de esta mesa fue un compromiso asumido por el PSOE en el acuerdo que alcanzó con ERC para conseguir, el pasado mes de enero, la investidura de Pedro Sánchez.
A pesar de que Junts, socio de los republicanos en el Govern catalán, acogió primero con reticencia la iniciativa, finalmente se ha sumado a ella. No obstante, en el PSC, cuyo secretario de organización y ministro de Sanidad, Salvador Illa, está en sentado en Moncloa, están convencidos de que el único objetivo de Junts es boicotear la reunión para erosionar a ERC, con las nubes de las elecciones catalanes acercándose.
El Gobierno de Sánchez ha cedido de manera reiterada ante las exigencias del independentismo de ERC y Junts con respecto al cuándo y cómo debía empezar y operar la mesa de diálogo.
En un primer momento, Sánchez reaccionó al anuncio de adelanto electoral en Cataluña intentando posponer el inicio de la primera reunión de la mesa de diálogo a la formación de un nuevo Govern tras los comicios.
Esa intención propició una pequeña crisis que se saldó con un encuentro entre Sánchez y Gabriel Rufián, y que terminó con una rectificación del presidente del Gobierno, ya que que el acuerdo entre el socialistas y republicanos dejaba claro que la mesa echaría a andar a los quince días de la formación del Gobierno español. Sánchez decidió desplazarse a Barcelona para entrevistarse con Torra y concretar con él el inicio de los trabajos.
De esa reunión en Barcelona salió el compromiso de que la mesa echaría a andar en el mes de febrero y, en un documento de 44 propuestas, Sánchez se abre a negociar con el Govern catalán.
En esa agenda para el reencuentro, el Gobierno se compromete a estudiar las propuestas tributarias de la Generalitat; a atender las demandas sobre textos legislativos pendientes de recurso o sentencia; a descentralizar ayudas y subvenciones; a incluir en la Ley de Educación la normativa que afecta al modelo de escuela catalana y a invertir en ferrocarril, puertos y El Prat, entre otras.
Sánchez cedió también ante Torra a la hora de ponerle fecha a esta primera reunión. Si la agenda del presidente prácticamente limitaba al lunes 24 su disponibilidad para el encuentro, la negativa del president a verse ese día ―alegó compromisos de carácter privado― obligó al Gobierno a ofrecer una segunda opción, la de este miércoles 26 de febrero.
El Ejecutivo español también acabó aceptando la delegación propuesta por el Govern, pese a que no se ajustaba a la literalidad del acuerdo con ERC al incluir no sólo a miembros del Gobierno catalán, sino también a diputados en el Parlament de Junts y ERC y a asesores del Govern. Ahora, la Mesa debe resolver un problema que tensiona el sistema político español.