Menores en Internet: la seguridad como objetivo
Escenario 1: Una familia con un niño pequeño está comiendo en un restaurante. Durante la sobremesa, los padres le dejan un smartphone o una tablet para que se entretenga con vídeos de dibujos animados en YouTube.
Escenario 2: Es domingo por la tarde, una familia ha terminado de comer en su casa y es la hora de reposar la comida. Los padres eligen echarse la siesta, mientras los hijos se quedan solos en el salón jugando en línea al Fortnite en la PS4.
Ciertamente, se trata de situaciones muy comunes en las que los menores acceden a Internet a través de diferentes dispositivos electrónicos sin el seguimiento directo de un adulto que garantice que el uso que hacen de ellos es el adecuado para su edad. Situaciones que, por desgracia, en ocasiones terminan exponiendo a los niños a imágenes con un alto nivel de violencia, a anuncios con un contenido sexual demasiado explícito o a entrar en contacto con personas desconocidas.
Con el fin de concienciar sobre la importancia de velar por la seguridad de los más pequeños en su recorrido por la Red, cada año, el martes de la segunda semana de febrero se celebra el Día Internacional de Internet Segura, que en España impulsa Internet Segura for Kids (IS4K), miembro de la red paneuropea INSAFE de Centros de Seguridad en Internet para menores de edad.
Uso de dispositivos móviles
En el caso concreto de los dispositivos móviles, los niños entran en contacto con ellos cada vez más pronto y les dedican cada vez más tiempo. Según un estudio realizado entre 400 familias españolas y promovido por Lingokids, la plataforma online para el aprendizaje de inglés en edades tempranas, el 64% de los niños entre 2 y 8 años de nuestro país cuenta ya con su propia tablet o smartphone, un 52% lo utiliza cada día y un 43% le dedica más de 6 horas a la semana.
Por tipo de contenidos, es destacable que un 29% accede principalmente a Internet para ver vídeos de YouTube (un espacio en el que es posible llevarse más de un sobresalto con vídeos que parecen ser lo que no son, o anuncios poco apropiados para un menor). Las aplicaciones educativas, que en muchos casos cuentan con sistemas de seguridad que garantizan unos contenidos adaptados a los más pequeños, se quedan en un 21%.
Sin embargo, tan sólo un 56% de los padres que han participado en este estudio afirma que suele acompañar a su hijo mientras utiliza la tablet o el smartphone. Un 36% reconoce que se limita a prepararle los contenidos que éste les solicita y después dejan de estar pendientes, y el 8% restante admite que incluso es el propio niño el que se encarga de buscar el contenido que quiere ver.
Y si hablamos de las herramientas de control parental, que permiten restringir el uso de los dispositivos, desde el tiempo que pueden utilizarse hasta el tipo de páginas o contenidos a los que se puede acceder o el tipo de aplicaciones que se pueden descargar, aún existe un 31% de padres que no las utilizan: el 14% dice que tiene previsto hacerlo pero aún no se ha puesto a ello, el 13% no cree necesitarlas porque confía en su hijo, y un 3% afirma no saber cómo se utilizan y no tener tiempo para dedicarse a aprender.
Vigilancia, calidad y tiempos de exposición
Normalmente, en edades tan tempranas los padres no se preocupan en exceso por un uso indebido de estos aparatos, y es a partir de los 7 años cuando comienzan a sentir una mayor preocupación por la seguridad de sus hijos. Sin embargo, es recomendable mantener siempre una vigilancia de cerca de la actividad de los menores en Internet, con objeto de velar por su seguridad, así como para prevenir que incurran en una adicción digital. Porque una de las cosas que, efectivamente, más preocupan a los padres, es el tiempo excesivo que sus hijos pasan frente a las pantallas electrónicas.
En definitiva, no podemos dar la espalda a la evidencia de que los dispositivos electrónicos forman parte de nuestras vidas y las de nuestros hijos. Pero sí podemos tomar una serie de medidas que hagan que esa convivencia sea saludable, adecuada y equilibrada.
Según los expertos, los tiempos de exposición no deben de exceder los 30 minutos en niños de 2 a 5 años y los 60 minutos en niños de hasta 12 años. Recordemos siempre balancear este entretenimiento con otras actividades, a ser posible físicas, que eviten un exceso de sedentarismo que pueda devenir en sobrepeso.
Para terminar, es importante asegurarnos de que el "screen time" de nuestros hijos en el restaurante, en casa o en la sala de espera del centro médico sea de calidad. Si además de entretenerse y, digamos, "no dar guerra" pueden estar absorbiendo unos contenidos cuidados, con fines educativos y que transmitan valores positivos, podremos llegar a percibir la importante contribución que también los dispositivos electrónicos pueden aportar a los menores.