Los republicanos de EEUU dan marcha atrás al control financiero de Obama
Con ayuda de varios demócratas.
El Congreso de Estados Unidos ha aprobado un proyecto de ley que suaviza el control del sector financiero impulsado por el Gobierno del expresidente Barack Obama tras la crisis de 2008.
Con 258 votos a favor y 159 en contra, la Cámara de Representantes ha dado su visto bueno a la ley después de que el Senado aprobara el texto en marzo, por lo que sólo resta la rúbrica del presidente Donald Trump para que entre en vigor.
La ley conocida como Dodd-Frank reforzaba las exigencias de capital de respaldo a los bancos, les obligaba a llevar a cabo test de resistencia anuales para mostrar su fortaleza y prohibía a las instituciones financieras dedicarse a actividades de alto riesgo con el dinero de sus clientes.
Pese a que los expertos han reconocido la contribución de la reforma a la recuperación del país, Trump ha calificado la Dodd-Frank como un "desastre", ya que a su juicio supone un freno al acceso al crédito y, por ende, a la expansión económica, y ha prometido en numerosas ocasiones revocarla.
Sin embargo, la ley aprobada este martes básicamente suaviza las restricciones y el escrutinio a los pequeños bancos y empresas financieras, dejando en pie varios pilares de control.
El texto eleva de 50.000 millones a 250.000 millones en activos el umbral bajo el que se considera a los bancos "demasiado grandes para quebrar", lo que exime a un buen número de instituciones financieras de normas ideadas para proteger al contribuyente.
Algunos demócratas han votado a favor
En cuanto a los bancos extranjeros con capital en EEUU, no se eximirán del umbral si sus activos totales, incluyendo fuera del país, superan los 250.000 millones. Los republicanos argumentan que desean ayudar a los pequeños bancos y cooperativas de ahorro y crédito a otorgar más préstamos a las familias.
"Los bancos y las cooperativas de crédito de a pie de los que dependen las personas, han estado sufriendo", sostiene el representante Jeb Hensarling, republicano de Texas que dirige el Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja.
"Han estado sufriendo durante años por el peso, la carga, el volumen, la complejidad, el costo de la burocracia pesada de Washington. No han podido servir a estas personas para ayudarles a conseguir sus casas o sus coches", ha agregado.
La desregulación financiera ha supuesto una división interna entre los demócratas, ya que los más centristas y aquellos que temen perder su escaño en las legislativas de noviembre han decidido ponerse del lado de los republicanos en esta empresa.
No es tan dura como los republicanos querían
Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata de la Cámara Baja y miembro del Comité de Servicios Financieros, ha instado a sus colegas de partido a oponerse al proyecto de ley en una carta.
"El pueblo estadounidense pagó un precio muy alto por la supervisión deficiente y las prácticas discriminatorias de préstamos que culminaron en la crisis financiera de 2008", ha escrito Pelosi.
"No debemos permitir que el Congreso republicano nos arrastre de nuevo a la misma falta de supervisión que encendió la Gran Recesión", ha añadido.
El proyecto de ley, no obstante, revierte mucho menos las regulaciones de lo que los republicanos y el propio Trump hubieran deseado, pero una propuesta más extrema no hubiera logrado avanzar en el Senado, donde la mayoría conservadora es más estrecha.