Los primeros vecinos de Angrois en llegar al accidente declaran que el maquinista criticó la falta de seguridad
El jefe de circulación de Santiago reconoce en el juicio del Alvia que escuchó quejas sobre la "curva complicada" antes de la tragedia.
Julio Santiso y Evaristo Iglesias, los primeros residentes del barrio compostelano de Angrois en el que descarriló un Alvia el 24 de julio de 2013, han declarado en la sexta jornada del juicio que el maquinista y acusado Francisco José Garzón Amo se lamentó de lo pasado y criticó la poca seguridad.
En la Cidade da Cultura, que acoge esta vista oral, Santiso ha contado este jueves que escuchó un estruendo, “como si fuera una explosión”, y que tras las llamadas de rigor a emergencias y fuerzas y cuerpos de seguridad, los residentes en esta zona se dedicaron a “hacer lo que pudimos”.
Del conductor, al que auxiliaron dos policías, a los que Julio vio cuando ya venían con Garzón en marcha, ha recordado que le comentó que había sido “culpa de él” y que la escasa protección era algo que “ya tenían denunciado”.
Preguntado expresamente por la letrada de Adif por si Amo le había mentado la llamada con el interventor de a bordo, ha afirmado que no, y consultado por esta misma abogada sobre si Garzón había llegado a espetar “si pillo al de seguridad lo mato”, ha respondido “hasta me parece que sí”. Iglesias ha indicado que a él le dijo que “era mejor que muriera que ver todo aquello”. “No le escuché otra cosa”, ha relatado en la sala.
Ninguno de los dos acusados, ni el maquinista Garzón Amo, ni tampoco Andrés Cortabitarte, el exjefe de seguridad en la circulación de Adif, asistieron este jueves a la vista. Ambos pueden libremente decidir porque están exonerados.
El jefe de circulación admite quejas anteriores sobre la “curva complicada”
José Luis Carreira, jefe de circulación en la estación de Santiago desde 2008, ha manifestado en la sexta jornada del juicio por el accidente del Alvia que escuchó quejas sobre la “curva complicada” de A Grandeira antes del accidente del 24 de julio de 2013 que costó la vida a 80 personas y heridas a otras 145.
El testigo ha dicho este jueves “algún comentario tengo oído de algún maquinista antes del accidente”, pero al fiscal Mario Piñeiro no le ha podido concretar qué conductores se quejaban: “Era en general. Ninguno en concreto”.
Carreira sí ha puntualizado que estas conversaciones circulaban cuando se estaban produciendo las pruebas de la línea entre Ourense y Santiago. Y ese sentir generalizado se centraba, según ha relatado, “en la entrada en Santiago”, que era “complicada por la curva”. En todo caso nunca lo interpretó como un riesgo real y sí como “una cosa más que se podía mejorar”.
“Lo que entendí es que podía estar mejor señalizada”, ha concretado Carreira, pero este asunto nunca lo elevó al Adif por no estar entre sus cometidos hacerlo. “No tengo forma de trasladar eso a nadie. Puedo trasladar averías que ocurren en mi sistema”, ha declarado.
A otro abogado acusador le ha recalcado: “Las evaluaciones de riesgo se hacen antes de todo eso. Yo no las hago. Yo no tengo conocimiento de cómo está la vía. Yo sólo regulo el tráfico, no voy por la vía”.