Objetivo 'tamayazo': Los obstáculos para impedir la investidura de Sánchez
Correos presionando a los socialistas, el diputado de Teruel Existe escondido y concentraciones para forzar tránsfugas.
El jefe de la ultraderecha de Vox, Santiago Abascal, apuntó en el Congreso al único diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte. Después, cargó las palabras en la tribuna y disparó: “Ninguna migaja que le ofrezcan justifica una traición a España”. Le llamó Judas, el nombre en clave que arrancó una campaña —a la que se han sumado PP y Cs— con un único propósito: impedir que funcionara la mayoría parlamentaria que ha hecho este martes a Pedro Sánchez presidente del Gobierno con 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones.
Guitarte tuvo que pasar la noche de la víspera de Reyes fuera de su casa por seguridad y a recomendación del servicio de contravigilancia del Congreso, según recoge Efe. El diputado ha admitido que pasó miedo por culpa de los más de 9.200 correos electrónicos amenazantes que recibió desde que anunció el sí a Sánchez.
A 300 kilómetros de la Carrera de San Jerónimo, en su Cutanda natal, en Teruel, varias pintadas, que ya investiga la Guardia Civil, siguieron la estela de la ultraderecha: “traidor”. Pero Guitarte, que se refiere a los intentos para amedrentarle como presiones “antidemocráticas”, no ha sido el único que ha sufrido el acoso de los acólitos de la derecha.
La lideresa in pectore de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha convocado a sus colegas socialistas a la traición desde la primera jornada de la sesión de investidura, alentando públicamente la aparición de “valientes” que cambiaran de voto y tumbaran a Sánchez para impedir que formara un Gobierno legítimo.
Los naranjas querían repetir la imagen que heló al PSOE en la Asamblea de Madrid hace 17 años: el tamayazo. Aquella jugarreta de dos diputados socialistas —Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez— apartó a Rafael Simancas de la presidencia de la Comunidad cuando se ausentaron del pleno de investidura y cimentó dos décadas de hegemonía neoliberal encarnada por Esperanza Aguirre.
Los cambios de opinión —del sí al no— de la diputada nacionalista canaria Ana Oramas y del representante regionalista cántabro, José María Mazón, pusieron en alerta a los socialistas del Congreso, comandados ahora por el mismo Simancas que sufrió la traición en carne propia. Y todo porque a los regionalistas no les gustó el pacto del PSOE con ERC. El secretario general del grupo parlamentario ha trabajado arduamente estos días para garantizar que los diputados socialistas llegaban al hemiciclo sin problemas.
Decenas de personas se han manifestado a las puertas del Congreso para pedir a Guitarte que votase en contra del candidato socialista. El portavoz de Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, ha rugido al diputado turolense: “Hemos venido a decirle al diputado de Teruel (Existe) que no traicione a los turolenses y a los españoles que estamos por la unidad de España”.
Casi a la misma hora, en Toledo, la misma estampa. El secretario general del PP de Castilla-La Mancha también ha salido a la calle para pedir al presidente socialista Emiliano García-Page que “cumpliera su palabra” y ordenara a los nueve diputados de la región que votaran en contra de la investidura de Pedro Sánchez. Fracaso total.
Ese mismo grito contra Sánchez ha contribuido a colapsar estos días los buzones de correo de varios diputados socialistas con amenazas, como el de José Luis Aceves. Este parlamentario por la provincia de Segovia cuenta a El HuffPost que ha recibido más de 100 mensajes, pero que dejó de abrirlos. “La policía ya lo está investigando”, dice tras haberlo denunciado en comisaría.
Y la denuncia de Aceves no acaba ahí. El socialista también denunció que otro compañero suyo en Segovia recibió amenazas por teléfono, porque se filtró su número “en un foro” y quienes le escribían pensaban que se trataba de él.
Lo mismo denunció la ministra para la Transición Ecológica en funciones Teresa Ribera: “A todos los que me habéis enviado mensajes pidiendo votar en contra, educados algunos, matones y groseros otros, quiero dejar claro: votaré sí”.
Sánchez ha cargado contra estos movimientos desde la tribuna este martes, dirigiéndose a la bancada de la derecha que conforman PP, Vox y Cs: “Lo han intentado y no lo van a conseguir. Han tensionado esperando una oportunidad, pero no lo han conseguido, ya está. Va a gobernar una mayoría progresista”.
Por si las cosas se torcían durante la votación, los cinco diputados de EH Bildu insinuaron un plan antitamayazo para cambiar su voto de la abstención al sí y que tanto el PSOE como Unidas Podemos confiaban que siguiera también ERC. “Estaremos atentos a la votación”, advirtió el portavoz de los independentistas catalanes en la Cámara Baja, Gabriel Rufián.
Bildu, no obstante, esperaba que los socialistas “tuvieran controlados sus votos”, aunque el diputado vasco Jon Iñarritu fue el primero en insinuar que hubiera votado sí en caso de que algún colega del PSOE se saltara la disciplina de voto.
El recelo del PSOE en el éxito de la investidura por los movimientos que buscaban su fracaso ha sido un “aspaviento victimista”, según la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Eso es para la popular la denuncia de presiones por parte de algunos diputados del PSOE. La “mayor presión”, sin embargo, que sufren para Álvarez de Toledo es la de atender a su conciencia como demócratas y no apoyar a su líder.
La portavoz del PSOE, Adriana Lastra, la última en intervenir antes de la segunda votación que ha aupado a Sánchez a La Moncloa, ha denunciado el “matonismo” de la derecha para torpedar la investidura: “Han llamado a esa práctica despreciable del transfuguismo y han lanzado campaña de matonismo contra diputados de otras formaciones políticas. Un matonismo que no se había visto en España desde hace 40 años. Pero aquí hay 167 valientes”. 167 nombres que han hecho historia; arrancar el primer gobierno de coalición de izquierdas desde la Segunda República.