Los expertos señalan qué hay detrás de la sonada historia del patinete y la viruela del mono
Es uno de los mensajes que más rápido ha corrido en los últimos días.
Si eres un usuario más o menos habitual de las redes sociales, es casi seguro que en las últimas horas te has topado con un hilo de Twitter en el que un usuario llamado @mei_rito daba la voz de alarma al afirmar que él se ha contagiado de la viruela del mono al comprar un patinete de segunda mano por Wallapop.
Según su testimonio, una semana después de esa transacción se empezó a encontrar mal, con fiebre y dolores musculares, y poco después descubrió que el vendedor estaba infectado con la viruela del mono.
″¿Puede ser que me haya contagiado en un contacto de 15 minutos en el que solo nos hemos saludado dándonos la mano? Contacto con un amigo médico que me habla de llagas contagiosas en cara y manos. El chaval confirma que ha tenido pequeñas heridas incluso antes de ser diagnosticado”, decía el usuario, que añadía: “El contagio más probable según me dicen, dado que mi vida sexual no ha sufrido variaciones, es que el virus acabara en mis mucosas tras impregnarme de él en las empuñaduras del patinete”.
Los mensajes han creado una gran alarma en Twitter porque tienen en apenas dos días más de 25.000 retuits y 63.000 ‘me gusta’.
Pero algunos detalles de esta historia han hecho ponerse en guardia a los expertos. Lo primero: el propio nombre del usuario de Twitter (mei_rito), que no corresponde con una identidad real y tampoco su foto de perfil, en la que aparece el ciclista Adam Yates. Además, poco después han surgido múltiples perfiles que reproducían los mismos mensajes u otros muy similares.
El conocido inmunólogo Alfredo Corell ha respondido al usuario en Twitter afirmando: “Te he pedido DM porque esto se te ha ido de las manos. Estás asustando a mucha gente innecesariamente”.
En conversación con El HuffPost, el experto lamenta la alarma que ha creado este hilo de Twitter y explica que el usuario “juega con una cosa inverosímil pero que no es totalmente imposible”.
Corell señala que este tipo de contagios con “altamente improbables” y apunta que, de darse, suele ocurrir entre convivientes al compartir bebida, un vaso, por ejemplo.
El inmunólogo señala que para que sucediese realmente lo que cuenta el usuario tendrían que darse a la vez muchos factores: “El que vende el patinete tendría que haber tenido lesiones en las manos, dejar ahí el líquido, que el comprador tuviera heridas y lo tocara de forma inmediata. Algo muy poco probable. Es altamente improbable, pero no puedo decir imposible”.
Y señala que es igualmente improbable contagiarse de la viruela del mono al agarrarse, por ejemplo, a una barra del transporte público como el metro o el autobús.
En ese mismo sentido se ha expresado en Twitter Nerea Irigoyen, viróloga de la Universidad de Cambridge, quien ha señalado: “Creo que nos estamos desenfocando de lo importante por situaciones que si son reales puede que sean meras anécdotas…”.
Mientras, Rafa Toledo, catedrático de Inmunoparasitología, ha publicado en Twitter un gráfico en el que se señalan situaciones de mucho riesgo de contagio y otras con muy bajo.
Entre las primeras están el contacto directo con heridas, costras, o fluidos corporales de un infectado o el contacto sexual o íntimo.
Mientras, se señala como muy improbables el contagio por el agua de una piscina, en el transporte público o en un gimnasio a través de las máquinas.