Los alumnos de secundaria catalanes se tomarán ellos mismos la muestra para la PCR, con la ayuda de los profesores
Los educadores creen que están asumiendo tareas que no le son propias, mientras que los sanitarios alertan de posibles errores en las tomas.
Educadores y sanitarios han unido sis voces para criticar al Govern catalán por la decisión que los alumnos de instituto se tomen ellos mismos las muestras para las PCR, sin supervisión médica. Los sectores que este jueves han reaccionado en contra de la decisión de la Generalitat no son pocos: directores de centros, sindicatos de profesores, familias, enfermeros e incluso los técnicos de laboratorios.
El Departamento de Educación anunció el miércoles un cambio en los cribajes en los grupos burbuja de los institutos. Si hasta ahora los alumnos se dirigían a un centro de atención primaria o una un equipo sanitario se desplazaba hasta el centro, a partir de ahora se enviará al instituto un kit de muestras para que los alumnos de secundaria y postobligatoria se puedan tomar ellos mismos las muestras para la prueba PCR.
Se trata de un frotis nasal, menos invasivo y más sencillo que el test convencional porque no hace falta introducir el bastoncillo a tanta profundidad. Otra de las novedades es que el profesorado se encargará de guiar a los menores en el proceso y no habrá presencia de personal sanitario. Con ello, el Govern busca “liberar recursos de ámbitos donde la incidencia no es tan alta, como la escolar, para pasarlos allí donde son más necesarios”, justificó Educación.
El sector que más enérgicamente ha reaccionado es el profesorado. El sindicato mayoritario en la pública, Ustec, ha pedido a los docentes que se nieguen a supervisar las muestras y ha exigido que se contrate a más personal sanitario. “Ni los docentes, ni el personal de atención educativa ni el personal administrativo, ni mucho menos el alumnado, disponen de la formación sanitaria necesaria para hacer una prueba invasiva de estas características”, incide Ustec.
En una línea similar se han expresado el resto de los sindicatos, como CCOO, CGT o Aspec, que también han recriminado a Educación la falta de información y de negociación antes de tomar esta decisión. La asociación de familias aFFac (antigua Fapac) también rechaza la medida. “Estamos refiriéndonos a niños menores, algunos con 11 años, que deberán hacerse la prueba bajo la supervisión de profesores, que no tienen preparación para ello”, ha terciado su directora Lidón Gasull, quien también ha lamentado que los profesores, “que ya están al límite”, tengan que supervisar el proceso.
En el mismo sentido se expresa la federación de asociaciones de familias de secundaria, Fapaes. Su presidente, Lluís Vila, considera que “los profesores no son quienes tienen que hacer la recogida de muestras y los alumnos no están capacitados”, y teme que las muestras terminen contaminadas o mal tomadas.
Entre el sector sanitario también han abundado las críticas. Desde la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFiCC) ven “con buenos ojos” la técnica de la automuestra, “ya que en poco rato se podrá disponer de las pruebas de todo un instituto, y a la vez permitirá evitar el desplazamiento del personal sanitario de los CAP, favoreciendo su descongestión asistencial”. No obstante, consideran que la supervisión del proceso “no tiene que recaer en el profesorado” y piden que sean las enfermeras referentes del programa Salut i Escola quienes se encarguen de ello.
El Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) ha lamentado que se permita que los adolescentes hagan funciones sanitarias, “mientras se niega que los técnicos en cuidados de enfermería, que es personal sanitario cualificado y capacitado, puedan realizar PCR y otras pruebas”. Para la organización, esto “es una muestra más de que la gestión de esta crisis sanitaria es un caos”.
La Asociación Española de Técnicos de Laboratorio ha mostrado su “incredulidad y asombro” por la decisión y ha avisado que la falta capacitación de los alumnos y los docentes puede provocar falsos negativos “por la deficiente técnica en la toma de muestra”, así como riesgo de contaminación. “Somos conscientes de la presión y sobrecarga que tienen actualmente los profesionales sanitarios, pero no podemos aceptar estos experimentos de consecuencias arriesgadas, dejando en manos de estudiantes una técnica para la que no están capacitados ni preparados”, ha deplorado la entidad.
Ante la oleada de críticas, la consejera de Salud, Alba Vergés, ha pedido “un poco de calma” y “colaboración” a sindicatos y familias. “Pondremos formación, resolveremos dudas, todo está protocolizado, y no hubo problemas en la prueba piloto”, ha defendido Vergés. La polémica ha llegado hasta el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que no ha valorado la medida y se ha limitado a asegurar que se evaluará si la medida se ajusta a los protocolos sanitarios.