'Lo que suceda en las elecciones húngaras el próximo domingo afecta a los demás países europeos'
Entrevista a la periodista húngara Szilvia Malik
Entrevisto a Szilvia Malik, periodista, nacida en Hungría en 1980. Vivió en Estados Unidos y Dinamarca como estudiante y trabajó después como periodista en su país natal para el diario progresista Népszabadság (más tarde clausurado) y en Australia. Actualmente vive en París. Le pregunto sobre su experiencia de la transición democrática de su país, su punto de vista sobre por qué la sociedad húngara parece alejarse cada vez más del modelo 'occidental' y su pronóstico para las elecciones generales que se celebran allí el próximo 8 de abril y cuyo resultado trasciende las fronteras húngaras. Hungría, al igual que Polonia, ha sido condenada por numerosos medios internacionales y las instituciones europeas por sus prácticas crecientemente autoritarias. Si la actual mayoría liderada por Viktor Orbán gana de nuevo, podría reforzar la tendencia 'democrática iliberal' que, según algunos críticos, amenaza con extenderse en Europa.
Eras una adolescente cuando el ex-bloque soviético comenzó a transitar hacia la democracia liberal y el capitalismo. ¿Cómo describirías el estado de ánimo en la Hungría de los años 1990?
Tenía nueve años cuando comenzaron a producirse los cambios. Yo diría que la sociedad húngara en su conjunto estaba muy politizada. Los políticos eran para nosotros rostros y nombres familiares. De niños, veíamos sátiras políticas en televisión y las discutíamos al día siguiente en el colegio. Vimos la ejecución de los Ceauşescu (el dictador rumano y su esposa) en las noticias el día de Navidad de 1989. Nuestros padres nos dijeron que era un hito histórico y que necesitábamos recordarlo. Después de todo, nacieron en el comunismo y era todo lo que habían conocido durante las primeras tres décadas de su vida.
Menos de 15 años después, Hungría se adhirió a la Unión Europea. ¿Cómo te sentías y cómo te imaginabas a ti misma en el futuro en aquel momento?
En ese momento, trabajaba para la oficina húngara del Parlamento Europeo. Recuerdo estar de pie en las escaleras del edificio del parlamento húngaro viendo cómo izaban la bandera de la Unión Europea por primera vez. Sentí que después de un largo y difícil viaje habíamos llegado, por fin, a un lugar al que queríamos pertenecer. Creía que la división que el Telón de Acero había creado pronto desaparecería en la mente de las personas. Me reconfortaba pensar que, de ahora en adelante, me considerarían europea y no europea oriental. Había pasado casi cuatro años en Estados Unidos y Dinamarca y sentía que 'oriental' era un término cargado, que significaba cosas como ropa ajustada, cabello oxigenado y maneras poco honestas de hacer las cosas. Estaba lista para ser europea a secas.
¿Cuándo comenzaste a percibir un cambio en el estado de ánimo social y político en Hungría, es decir, un cuestionamiento de los valores 'occidentales' y la sociedad abierta? ¿Hubo un punto de inflexión o algo que te llamó la atención en particular?
Aunque había señales de ese nuevo estado de ánimo desde antes, la primera vez que algo me llamó la atención personalmente fue en 2002. Después de haber pasado tres años en Estados Unidos, quería regresar a Hungría para devolverle algo a mi país ¡al que además echaba mucho de menos! Fui a la celebración de una fiesta nacional en Budapest y lo que vi en las calles me preocupó: hombres vestidos con indumentaria militar y niños envueltos en banderas marchaban con carteles de la Gran Hungría (previa al Tratado de Trianón) gritando, "¡Trianón!"
Efectivamente, el Tratado de Trianón es un tema difícil, pues para los húngaros fue una tragedia. Para mí, se trata de una tragedia irremediable que pertenece al pasado y para la cual siguen existiendo remedios parciales, como la autonomía para regiones como Transilvania. Pero me sorprendió que para muchas personas la solución pasara por reinstalar las fronteras previas a la Primera Guerra Mundial. Me di cuenta de que la alfombra roja del comunismo había ocultado múltiples problemas que surgieron tan pronto como se levantó la alfombra. El nacionalismo fue uno de ellos. La multitud que vi aquel día se me antojó un caballo indomable. Sabía que pronto algún político populista saltaría sobre su lomo y lo espolearía en la dirección que quisiera. Ese año, Orbán no fue reelegido primer ministro. Es importante señalar que Viktor Orbán fue uno de los fundadores de la Alianza de Jóvenes Demócratas (Fidesz) que fue un partido liberal hasta el año 2000. A partir de entonces, pasó de ser un 'joven demócrata' liberal a un populista de derechas. En una suerte de maniobra napoleónica, saltó sobre aquel caballo indómito.
Durante su segundo mandato, a partir de 2010, estableció el Sistema de Cooperación Nacional, y con ello introdujo una serie de cambios estructurales: eliminó la palabra 'República' del nombre oficial de Hungría, aprobó una polémica ley de medios de comunicación, llenó el Tribunal Constitucional de sus adeptos, los principales medios de comunicación regionales y comerciales acabaron en manos de su entorno, y las emisoras públicas se convirtieron en los órganos principales del gobierno. Todo esto, supuestamente, para proteger el interés de la nación y, por lo tanto, asegurar una especie de sistema de partido único para su partido, Fidesz. Al replegarse sobre los intereses nacionales, Orbán se alejó de los valores globalistas 'occidentales', las sociedades abiertas y, especialmente, Bruselas.
En tu opinión, ¿qué es lo que Orbán defiende cuando habla de la 'democracia iliberal' como el futuro de la democracia?
Explicó esta noción en un largo discurso en 2014. Dijo que, en 2008, después de la crisis financiera, fue evidente para él que las democracias liberales habían fallado y que los líderes mundiales necesitaban encontrar una alternativa mejor, una economía más competitiva. Para Orbán, esa alternativa es el Estado iliberal, que no está completamente vacío de valores liberales (como la 'libertad'), pero se sostiene en unos cimientos nacionales 'especiales'. Según Orbán, una democracia iliberal es una 'democracia nacional' y señala los ejemplos de China, Rusia, Singapur, India y Turquía (¡aunque agregó que éstas puede que ni siquiera sean democracias!) Definió entonces a las organizaciones de la sociedad civil como los enemigos del Estado iliberal por estar llenas de activistas pagados por inversores extranjeros que quieren intervenir en la política nacional y, según él, hacer el trabajo de los políticos. Las actuales campañas anti-Soros, anti-UE y, más recientemente, anti-ONU en Hungría se pueden entender a la luz de este discurso.
¿Qué crees que pasará en Hungría si Orbán gana de nuevo?
Otros cuatro años significarían que su democracia iliberal siga construyéndose bajo el Sistema de Cooperación Nacional. Hungría se alejaría más de la UE y las democracias liberales occidentales y se acercaría nuevamente al 'Este'. El pasado 15 de marzo los húngaros conmemoraron la revolución de 1848 y, como suele ser habitual, el primer ministro pronunció un discurso. Este año, Orbán eligió hablar sobre las elecciones y sobre lo que sucederá después y dijo: "Después de las elecciones, por supuesto, buscaremos enmiendas, enmiendas morales, políticas y legales ..." La palabra 'enmienda' en húngaro puede significar muchas cosas, desde satisfacción hasta venganza. Sólo nos queda nuestra propia imaginación para tratar de entender lo que quería decir que sucederá si gana.
¿Ves posible que Orbán no gane las elecciones?
El economista István Zsoldos acaba de publicar un pronóstico en 444.hu en el que anticipa que, si la participación es superior al 70 por ciento, hay una pequeña posibilidad de que no gane. Actualmente, la oposición (junto con famosos, académicos, políticos retirados, etc.) está buscando alentar el voto táctico. Aunque hay partidos que ya han dejado claro que no quieren cooperar, la mayoría de ellos dice que cualquier cosa es mejor que otros cuatro años de un gobierno de Fidesz. Cuando vivía en Australia, no votaba en las elecciones húngaras, ya que pensaba que, en la medida de lo posible, uno debe votar donde paga sus impuestos. Pero ahora que vivo en Europa nuevamente, y percibo cómo la política interna de un país puede afectar a los demás, votaré.
Últimamente, otros miembros de la UE, incluido España, han suscitado preocupación en la opinión pública europea por sus medidas supuestamente no democráticas. ¿Hay lugar para la 'democracia iliberal' dentro de la Unión Europea?
En 2014, Viktor Orbán conjeturó que la construcción de democracias iliberales es posible dentro de la UE y, potencialmente, su idea era crear una nueva Europa iliberal. Pero el marco legal de una democracia iliberal puede entrar en conflicto con las bases legales de la Unión Europea. El artículo 7 del Tratado de Lisboa – la cuasi-constitución de la UE – garantiza que los miembros de la UE respeten los valores fundamentales de la Unión. Actualmente, las instituciones europeas están activando el artículo 7 contra Polonia y hay indicios de que harán lo mismo con Hungría. Si la mayoría de los líderes de los Estados miembros en el Consejo lo aprueban, puede dar lugar a sanciones como la suspensión de los derechos de voto en el Consejo. Puede ser una señal de que Europa, a pesar de todo, no quiere ser iliberal. ¿Pero será suficiente?
La versión completa en inglés de esta entrevista se publicó originalmente en el blog de la autora.