Lo que hay detrás de la dimisión de Carmen Montón
La caída de la ministra de Sanidad: Sánchez prima la imagen de ejemplaridad y atacar a Casado frente a los errores del 'casting'
Cien días de Gobierno... y dos ministros han caído ya. La política es dura, pero el presidente, Pedro Sánchez, al final entiende que por encima de todo tiene que poner la imagen de la ejemplaridad. Su obsesión, diferenciarse del anterior Ejecutivo, mandar el mensaje de un poder limpio a pesar de las críticas de un casting venido a menos.
Han sido 48 horas trepidantes dentro de la Moncloa, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y del PSOE. Una noticia bomba: el máster de Carmen Montón estaba lleno de irregularidades, según revelaba eldiario.es. Al final de este martes, ha renunciado a su despacho, según adelantaba Esther Palomera en El HuffPost.
¿Y por qué es tan delicado este asunto? Por un lado, las similitudes con los casos de Pablo Casado y Cristina Cifuentes, en la misma universidad y en el mismo polémico Instituto de Derecho Público dirigido por el imputado Enrique Álvarez Conde. Todo bajo el tufillo de privilegios a políticos que ha denunciado duramente el PSOE en los últimos meses y que está ya en los tribunales. La Universidad Rey Juan Carlos es una trituradora de políticos.
Más difícil por tener en el centro a Carmen Montón, pata negra del PSOE, criada en las Juventudes Socialistas, del partido de toda la vida. Una de las que apoyó a Sánchez en su guerra contra Susana Díaz. Además, se había convertido en una de las ministras con mayor carga simbólica, había sido la encargada de reuniversalizar la Sanidad, de anunciar la eliminación del copago. Llegada al Ejecutivo central desde la Generalitat Valenciana, donde había conseguido logros vitoreados por el PSOE como revertir el 'modelo Alzira' -la primera concesión privada de la sanidad pública hecha por el PP-. En el anterior caso, Màxim Huerta no había lazos personales y de años con miembros del partido. Pero hoy tocaba a una de las suyas.
La ministra ha intentado hasta el final aguantar, rechazando en todo momento cualquier irregularidad y defendiendo que hizo el máster. Pero al final ha presentado su dimisión ante la enorme presión interna y externa. "Es una persona con mucho carácter", rememora una persona que la conoce desde su época en el Congreso.
"No cabía otra"
Moncloa guardó silencio durante 24 horas. Luego salió a defenderla a mediodía. Sánchez la mantenía incluso en público a primera hora de la tarde en el Senado. Pero, al final llegaba la dimisión. "No cabía otra", comenta un parlamentario del PSOE a El HuffPost. Todo llevado al límite por las últimas informaciones sobre plagio en su trabajo.
"Se está poniendo la ejemplaridad muy alta, por lo que podrán seguir apretando a Casado", resume un alto cargo del PSOE respecto a la situación ahora en el Gobierno. Y es que durante estas horas muchos socialistas se preguntaban cómo podían criticar a Casado si mantenían a Montón.
Y ahí está la clave: Sánchez no se puede jugar la etiqueta de Gobierno limpio en una situación de debilidad parlamentaria y con las elecciones anticipadas sobrevolando cada día. El presidente quiere aguantar, no parecerse al Ejecutivo de Mariano Rajoy. El madrileño llegó a la Moncloa apelando a estos valores después de la dura sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel.
Precisamente la menor presión la ha recibido del PP, que parecía que quería que se quedara Montón para 'blanquear' el caso Casado, que ahora está en manos del Tribunal Supremo. Más firmes se han mostrado sus 'cosocios' de Unidos Podemos, con el propio Pablo Iglesias marcando la hoja de ruta de la dimisión si la ministra de Sanidad no convencía con sus explicaciones.
Era precisamente dentro del PSOE donde se han calentado más los ánimos, con dirigentes y militantes en privado pidiendo la dimisión. Hasta en el mismo Consejo de Ministros había posturas diferentes, algunos compañeros defendían a Montón y otros guardaban un silencio que hablaba mucho.
La sensación también en el PSOE es que han caído dos ministros en tan solo cien días, lo que puede verse como un error en el casting de ese Ejecutivo galáctico que fue muy bien acogido mediáticamente y entre los ciudadanos. Pero creen que es más importante el mensaje de que no son iguales que el Partido Popular. Precisamente lo que decía Montón en su primera comparecencia: "No todos somos iguales".
"Son las reglas del juego"
También muchos socialistas reconocen que hay un debate sobre el nivel de ejemplaridad y que se ha puesto el listón muy alto. "El nivel de exigencia es altísimo, pero son las reglas del juego y no hay más remedio", reflexiona una persona próxima al presidente. ¿Servirá para atacar a Casado? "Esto se veía venir por Casado, aunque el PP va a aguantar", señala otro cargo socialista. "Lo podemos usar, pero no creo que Casado mueva ficha", dice otro diputado.
Lo que está claro es que La Moncloa estaba encima de todo, sabía que se jugaba su credibilidad. No hay que obviar que ha estado en la comparecencia supervisando hasta el propio secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver.
Al final de la comparecencia de Montón, muchos en el PSOE han respirado aliviados. "Me da pena, es una buena tía", "por una chorrada se va la ministra que reuniversalizó la Sanidad", "en fin, qué se le va a hacer", eran comentarios en privado tras escuchar a la ya extitular de Sanidad. Pero el PSOE es una maquina que sueña con volver a ganar las elecciones, y cree que ese es el camino. Sánchez ya ha avisado que quiere agotar la legislatura y que su plan se extiende hasta 2030. Caiga quien caiga.