Lo que hay detrás del rostro de Turull
La tarde en la que la CUP dio por rotas las alianzas del procés y el candidato habló más para Llarena que a los diputados.
No aparta la vista de los folios, no mira a los diputados, tono monótono, cara de preocupación, no hay aplausos, emoción cero, los diputados miran a su móvil y hacia el techo...
Esto es lo que nunca nadie pensaría que se escribiría sobre una sesión de investidura de un president de la Generalitat. Pues esto sucedía a las 17 horas en la Cámara del parque de la Ciudadela en Barcelona. El protagonista: Jordi Turull, un hombre más preocupado por su futuro judicial que político.
Esta sesión del Parlament pesada, grisácea y fallida ha dejado un agrio sabor en la política catalana. Nadie sabe hacia dónde se va. Los independentistas forzaron ayer el plan C de Jordi Turull. Tras tres meses de negociaciones y el fracaso de Carles Puigdemont y Jordi Sànchez, la apuesta exprés era el antiguo conseller de Presidencia y portavoz de la Generalitat.
Una solución que llegaba en 24 horas y con la estrategia de que apareciera como presidente electo a la crucial vistilla convocada este viernes por el magistrado Pablo Llarena en el Tribunal Supremo. Todo allanado. Pero el procés es una novela de sobresaltos, giros, despistes, virtualidades. De Matrix, como les gusta decir a muchos de los protagonistas. Pero esta metáfora ya está demasiada usada, la política catalana es un género en sí misma, que mezcla el thriller y la comedia pasando por la ciencia ficción y la 'españolada'.
La CUP da 'mambo' a Turull
En Junts y ERC no calcularon bien y pensaban que la CUP cedería a la presión y apoyaría a Turull. Era un apetecible nuevo desafío al Estado. Los 'cupaires' han vuelto al 'mambo', pero esta vez contra el independentismo "hegemónico", como ellos mismos lo definen. Abstención de los cuatro diputados y haciendo fallar la mayoría absoluta.
Y es que también el Parlament es un auténtico aulario para aprender clases matemáticas políticas. En esta primera ronda, Turull necesitaba la mayoría absoluta (68 de 135 diputados). Los diputados de Junts y ERC suman 64, porque Carles Puigdemont y Toni Comín siguen huidos en Bélgica. Por lo que solo le valía a Turull los cuatro 'síes' de los anticapitalistas. En frente, 65 votos en contra (Ciudadanos, PSC, PP y Calunya Sí Que Es Pot). La suma no salió al final. La CUP quiere "unilateralidad y desobediencia" (y nunca lo han ocultado).
Turull previsiblemente tendrá una segunda oportunidad dentro de 48 horas en una nueva votación en la que le valdría la mayoría simple. Pero tampoco le salen ahora mismo las cuentas si la CUP mantiene su abstención. De hecho, Carles Riera (CUP) ha ido más lejos y ha avisado de que da por terminadas las "alianzas del procés". Los 'cupaires' no compran ahora el discurso autonomista. Son claros: su candidato es Carles Puigdemont. A Junts y ERC ahora solo les valdría que Puigdemont y Comín renuncien para el próximo pleno.
La definición de la investidura fallida: el rostro de Turull
El rostro de Turull durante todo el debate definía muy bien lo que está pasando. Una investidura fallida, con el miedo a entrar en prisión este viernes. El juez va a comunicar el procesamiento a los imputados y a revisar las medidas cautelares sobre el propio Turull y Carme Forcadell, Marta Rovira, Raül Romeva, Josep Rull y Dolors Bassa.
Y el propio discurso de Turull parecía más destinado a evitar males este viernes ante el juez que a su propio público. Ninguna referencia a la independencia y a la República. Ningún paso en ese sentido. Una hora monótona que no ha entusiasmado a los suyos, solo ha arrancado el aplauso al final al citar a la fallecida Muriel Casals.
Nada que ver que con ese Turull que lideraba el grupo de Junts pel Sí durante la pasada legislatura, que defendía con vehemencia también a CDC respecto a los casos de corrupción, ese dirigente con décadas de partido a las espaldas, ese portavoz de Carles Puigdemont en la época final, el encargado de dar los datos del 1-O... Solo ha asomado el colmillo un poco en las réplicas. Pero nada que ver con aquel killer político.
Rostros de preocupación e, incluso, algunos ni han tomado la palabra. Este ha sido el caso de Marta Rovira, que ha cedido su turno a Sergi Sabrià (ERC). Ella mañana también tiene que verse las caras con Llarena.
Lo que sí hace esta sesión es poner el reloj en marcha. A partir de ahora se abre un plazo de dos meses para lograr otra investidura. En caso de no lograrse, se convocarán de nuevo elecciones, que se celebrarían en julio.
Nadie sabe qué pasará. Primero habrá que ver qué sucede con la vista de Llarena y el futuro judicial de algunos protagonistas. Las cuentas no salen. Hoy ha salido tocado el plan C de Turull. Estas horas vuelven las quinielas, con nombres como Elsa Artadi, Quim Torra, Eduard Pujol y Marc Solsona.
Se apagan las luces en el Parlament este jueves. Travelling. Toca el escenario del Supremo en Madrid este viernes. ¿El sábado? Ya se lo contaremos.