Las elecciones que vienen

Las elecciones que vienen

Esta va a ser una legislatura corta. Puede ser dinámica, pero corta.

Aunque estamos inaugurando gobierno, parece que vamos de cabeza a otras elecciones o, por lo menos, que esta va a ser una legislatura corta. Puede ser dinámica, pero corta.

La sobreactuación de la derecha en el Congreso durante el debate de investidura y los planes de calentar la calle con soflamas sobre la ilegitimidad del Gobierno de Pedro Sánchez apuntan a que el PP y Vox están sumidos en una dura lucha cuerpo a cuerpo para respectivamente evitar o producir un sorpasso en los próximos comicios.

  Pedro Sánchez en la sesión de investidura.GETTY IMAGES

De hecho, me pregunto si el problema que tienen Sánchez y compañía con depender de Esquerra Republicana para mantener su mayoría es menor que el que tiene Casado con un Abascal desatado, ya que Vox ha llegado a ser la tercera fuerza sin más medios que una lista de supuestos agravios a la españolidad basada en noticias falsas. Abascal trolea la política española. Está tan subido que se permite arrancar en el debate de la investidura hablando de violencia machista, que si sigue existiendo pese a la ley de violencia machista, debe de ser culpa de una mala ley. Este es el nivel. Pero no parece inverosímil que una quinta parte del electorado se lo compre.

La mesa de diálogo puede ir bien mientras a todas las partes les interese que siga y no se metan en materia de verdad. Pero sabemos que no existe un referéndum de autodeterminación a medias.

Sánchez no quería abrazar a Iglesias. Jugaba al despiste todo el verano después de las elecciones de abril, pero sus cálculos eran pésimos. La segunda vuelta hundió a su socio pretendido, Ciudadanos, en gran parte quizá porque Rivera había tomado la catastrófica decisión de medirse con Abascal, en vez de explayarse en el espacio inmenso que se ha abierto entre los extremos.

Ahora, ¿cómo hacer virtud de la necesidad y preparar una buena imagen de gobierno de centro izquierda-izquierda para en frentarse a las elecciones para cuando Esquerra se vea necesitado de romper con Madrid? No sabemos de cuánto tiempo dispone la coalición. Depende de tantos elementos, algunos dinámicos, como la aplicación de la inhabilitación de Torra y la fecha de las próximas elecciones en Cataluña. La mesa de diálogo puede ir bien mientras a todas las partes les interese que siga y no se metan en materia de verdad. Pero sabemos que no existe un referéndum de autodeterminación a medias. O lo hay o no lo hay. Y no habrá.

Sánchez ya puso a Calviño de guardaespaldas a Podemos nombrándole ministra de nuevo en el debate electoral en televisión, y las políticas económicas y redistributivas de la coalición no son ambiciosas. Por suerte, hay muchos caramelitos que se pueden recoger gracias a tantos años de mal gobierno y crispación por parte de la derecha. Con sumo gusto, independentistas e izquierdas de toda índole se juntarán para derogar la reforma laboral, la LOMCE y la Ley mordaza de la época de Rajoy. También hay varias áreas de reforma social que llevan años reclamándose sin que haya habido gobierno con los apoyos o el desparpajo para afrontarlos, como la eutanasia, la igualdad de bajas paternales y maternales, los controles sobre el juego, los problemas de la vivienda o incluso el derecho a desconectar (no de España, sino como se ha aprobado en Francia). Si hay tiempo, las izquierdas se pueden dar un festín democrático con la memoria histórica, un área que viene bastante desarrollado en al acuerdo de coalición: la recuperación del Pazo de Meirás (si la justicia quiere), la retirada de las condecoraciones a Billy El Niño y anular las sentencias de los tribunales franquistas.

Hay muchos caramelitos que se pueden recoger gracias a tantos años de mal gobierno y crispación por parte de la derecha

Si hay tiempo y se trabaja bien, puede incluso que se presente a las próximas elecciones un tándem de izquierda forjado y sereno. El plan puede ser ese; hacer currículum de reformador serio mientras las derechas sigan con su despelote. Y esperar que el votante sepa distinguir.