Las bacterias de tu vagina y los motivos por los que son imprescindibles
En la cavidad vaginal se esconde un pequeño mundo microbiano poblado por aproximadamente mil millones de individuos... por milímetro de secreciones vaginales. Se trata de la microbiota vaginal, antiguamente llamada flora vaginal. Hace sólo 10 años, los investigadores ignoraban la increíble diversidad de este micromundo, no tenían la menor idea del número de especies en juego en la vagina, ni de su papel para el buen funcionamiento local, ni del impacto de su desequilibrio. Esta flora, compuesta por "buenas bacterias" (los lactobacilos) en un 85%, acompaña a la mujer a lo largo de su vida genital y sufre modificaciones en función de las circunstancias: pubertad, reglas, embarazo, menopausia... Los últimos descubrimientos sobre este verdadero ecosistema constituyen una revolución del saber, de la comprensión de las fuerzas presentes, de la prevención y del tratamiento.
1. Se sabe que el equilibrio de esta microbiota vaginal (diferente a la microbiota intestinal o a la de la piel) garantiza una buena salud local
Asegura el confort de la pared vaginal en el día a día, facilita las relaciones sexuales y protege contra las infecciones —también las de transmisión sexual—, limitando la agresividad de ciertos virus (VIH, virus del papiloma, herpes...).
2. Gracias a la aceleración de los conocimientos científicos, las mujeres adquieren este saber y comprenden lo que ocurre en "el interior"
De este modo, es posible comprender por qué y cómo aliviar la mayoría de sus males íntimos: micosis, cistitis, infecciones bacterianas, problemas vaginales del período posparto o de la menopausia.
3. Las mujeres aprenderán a proteger mejor el equilibrio de su microbiota vaginal de las agresiones exteriores e interiores crónicas
Los agresores potenciales son numerosos: errores higiénicos por lavados demasiado frecuentes y uso de productos agresivos, duchas vaginales (veneno supremo), antisépticos locales, antibióticos, tabaco (veneno totalmente ignorado), etcétera.
Si bien algunos de estos factores a veces son casi inevitables (los antibióticos, por ejemplo), es fácil prevenir el desequilibrio de la flora complementándola con agentes protectores de la microbiota, como los probióticos. En la vida diaria también conviene adoptar hábitos adecuados y saber adaptarlos a todas las circunstancias de la vida de la mujer, como se detalla en la obra Microbiote vaginal: la révolution rose.
¿Cuáles son las consecuencias del desequilibrio de esta microbiota vaginal?
Los estudios revelan sin ambigüedad que la inmensa mayoría de las infecciones vaginales e incluso de ciertas infecciones urinarias están ligadas a un desequilibrio de la microbiota (se habla de disbiosis). Un buen número de mujeres sufren además recaídas continuas de estas infecciones, por lo que toman más óvulos antiinfecciosos o antibióticos sin resultados realmente probados. La crisis se alivia momentáneamente, pero varias semanas o meses después, vuelve. Aunque el interés de los antibióticos o de los antifúngicos es innegable en algunos casos, a veces el remedio es peor que la enfermedad, ya que estos medicamentos agravan el desequilibrio de la flora y programan la siguiente crisis.
La revolución terapéutica consiste, por tanto, en restaurar el equilibrio vaginal, no con óvulos antifúngicos o antibióticos repetitivos, sino con probióticos, un remedio más natural, ecológico y eficaz.
Los probióticos son microorganismos vivientes, lactobacilos procedentes de bancos de probióticos. Los lactobacilos vaginales provienen de mujeres sanas. Se extraen y seleccionan por sus cualidades defensivas. Después de varios tratamientos, van a parar a un banco de cepas. Los laboratorios las utilizan entonces para la formulación de su complemento alimentario o dispositivo médico (grageas, óvulos, comprimidos, etc.).
Introducidos en la cantidad suficiente, estos probióticos tienen un efecto beneficioso para el organismo, refuerzan las defensas debilitadas de la vagina, atacan a las poblaciones enemigas que están ahí para ocupar el lugar de las bacterias buenas.
Los probióticos también permiten un confort vaginal en el día a día y durante las relaciones sexuales. De hecho, el desequilibrio de la flora vaginal no supone sólo una mayor vulnerabilidad para las infecciones, sino también una mayor fragilidad de la vagina con su comitiva de síntomas: irritación, sequedad, quemazón, picores, dolor durante las relaciones... Esto puede parecer superfluo para quienes sólo conozcan el maravilloso silencio de su vagina o el placer durante sus relaciones amorosas, pero es indispensable para las mujeres que soportan fuertes dolores sin atreverse a hablar de sus repetidas cistitis, de sus fastidiosas micosis, del temor a montar en bici, de la aversión a mantener relaciones sexuales por miedo a una nueva infección o a una nueva crisis.
Los probióticos, usados solos o combinados con otros tratamientos (en particular en la menopausia), han demostrado tener un efecto realmente liberador. La cura habitual suele ser de tres meses, dependiendo de las circunstancias.
Pero, ¿qué probióticos elegir? ¿Cuáles son los "buenos lactobacilos" que componen estos probióticos? ¿Cuál es la dosis óptima? ¿Debemos aplicarlos por vía oral o vaginal? ¿En qué circunstancias utilizarlos? ¿Cuánto tiempo y con qué frecuencia? ¿Hay efectos indeseables? Muchas preguntas a las que esta obra aporta respuestas concretas y simples.
De aquí a 2030, desde la adolescencia, las mujeres conocerán el descifrado preciso de su microbiota vaginal
La vida de las mujeres y de su pareja no ha hecho más que empezar a cambiar. Si quieres saber de qué estará hecho el universo íntimo del mañana o cómo se harán las visitas al ginecólogo en 2030, sumérgete en La révolution rose... Está a la vuelta de la esquina y, sin embargo, nada volverá a ser como antes.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano