Conversación en Budapest.
Invito a comer a Rajoy y a Puigdemont, sin séquito -ni intérpretes-, en un restaurante de Budapest (que ya he elegido).
1. En el aperitivo, yo introduciría lo que ha pasado en la historia cuando la confrontación -y después la violencia y las armas- han sustituido a la política y al diálogo, con diferentes casos históricos, con especial referencia a España. Aunque muchos estén pensando en Franco y su dictadura -cinco minutos de esa historia para Rajoy serían suficientes-, a Puigdemont le explicaría cómo vivió una buena parte de la burguesía industrial catalana -y la gente de orden como él, aunque ahora no lo quiera aparentar- la colectivización anarquista, la revolución y dónde y con quién estaban cuando las tropa de Yagüe/Franco entraron en Barcelona a finales de enero de 1939. En suma, el conflicto entre los intereses nacionalistas y los de clase cuando la grieta social se abre y provoca un abismo.
2. En el plato principal -aquí yo les sugeriría foie o aves, porque el pescado en Hungría no es bueno-, cada uno tendría tiempo -veinte minutos de entrada- par explicar sus argumentos -los reproches consumirían tiempo- y las consecuencias de sus actos (que nunca se han atrevido a comunicar a la gente, a eso que a un lado y a otro llaman "pueblo"o "nación").
3. En el postre, y asumiendo las dificultades de entendimiento, incluso tras esos dos primeros puntos, deberían pactar una salida política, una de las pocas existentes, visto ya lo visto y tras errores de bulto por las dos partes en los últimos años: reforma de la Constitución, un referendum legal y un proyecto democrático común, con un plan muy claro de respeto a la ley -a la Constitución reformada-, frente a la corrupción y apropiación de lo público por elites a las que representan.
Solo podrían tomar una copa de vino cada uno -yo lo elegiría- y, si al final del encuentro no hubiera acuerdo, los dos se comprometerían a dimitir y dejar paso a otros políticos -con convocatoria de elecciones generales y autonómicas.
Antes de volver a España, o al Estado español como dirá Puigdemont, les pediría que me dijeran de qué lado estarán cuando estalle el verdadero conflicto que nos tiene que preocupar, el que va a tener a un lado a Trump y a otro a Kim Jong-un.
Yo ya lo he intentado -"My fellow Spaniards, ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country". Si no sale, que el cielo nos guarde.