La segunda vuelta en Georgia marcará el futuro de Trump y del Partido Republicano
Una victoria demócrata podría ayudar a los republicanos 'tradicionales' a recuperar el partido que Trump secuestró hace cinco años.
A medida que los republicanos estadounidenses digieren su séptima derrota en el voto popular en las últimas ocho elecciones, la mayor incógnita podría desvelarse esta semana en un bastión tradicionalmente republicano que hace dos meses conquistó el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden.
Si los republicanos vuelven a perder en Georgia en la segunda vuelta que se celebra este martes, los demócratas obtendrán el control de la Casa Blanca, del Congreso y del Senado por primera vez en una década, lo que agravaría la ya estrepitosa derrota de Donald Trump en noviembre.
Trump se convirtió en noviembre en el cuarto presidente de Estados Unidos en más de un siglo que no logra la reelección, y sus continuos intentos por robar las elecciones han impedido el tipo de autocrítica que realizaron los republicanos al perder en 2012 contra Obama. Perder el Senado en esta segunda vuelta destacaría aún más la necesidad de autocrítica que necesita el Partido Republicano.
Trump perdió el estado de Georgia por 11.779 votos el 3 de noviembre. De los candidatos republicanos, ni David Perdue ni Kelly Loeffler obtuvieron una victoria suficiente en noviembre y ahora ambos se enfrentan a una segunda vuelta.
Si Perdue o Loeffler ganan, el senador republicano Mitch McConnell seguirá siendo el el líder de la mayoría republicana en Kentucky y, por lo tanto, seguirán ejerciendo una importante influencia en Washington.
Pero si ganan los demócratas Jon Ossoff y Raphael Warnock, se alcanzaría un empate en la cámara y la vicepresidenta electa Kamala Harris desempataría y el demócrata Chuck Schumer, de Nueva York, se convertiría en el nuevo líder de la mayoría.
Algunos republicanos, sin embargo, señalan que el partido se merece perder ambas cámaras de Georgia por haberse negado a ponerle límites a Trump durante los últimos cinco años. En su opinión, sería la mejor forma de reclamar su independencia de Trump.
“Hacer una limpieza general y reconstruir desde los cimientos. La lealtad se ha convertido en el requisito básico y eso ha permitido que gente que no está cuerda ni cualificada ascienda a los peldaños más altos del partido”, comenta un expolítico republicano desde el anonimato. “Hasta que no arreglen eso, no creo que el Partido Republicano merezca estar en el poder”.
Tampoco se puede descartar que los republicanos, sobre todo los que tienen aspiraciones presidenciales, quieran recuperar el partido que Trump secuestró hace cinco años.
Sin embargo, las encuestas realizadas a votantes republicanos señalan que Donald Trump sigue siendo más importante para ellos que el propio Partido Republicano, según el experto en encuestas Neil Newhouse. “No conviene subestimar el poder que tiene Trump entre las bases”, advierte.
Quizás sea ese el motivo por el que, el senador Ted Cruz, de Texas, y Josh Hawley, de Missouri, han apoyado las teorías de Trump pese a que ellos mismos están planteándose presentarse a las elecciones en 2024.
Ted Cruz, en su apoyo a Trump, ha llegado a solicitar una “auditoría de emergencia” para oponerse a la certificación de los resultados electorales.
“El Partido Republicano se ha vuelto tan disfuncional que ya no sé si podrá salvarse de sí mismo”, advierte Terry Sullivan, director de campaña en 2016 del senador Marco Rubio (Florida) en las primarias del partido.
Trump, que sigue mintiendo sobre el supuesto fraude que le ha costado la reelección, también ha dejado caer que volverá a presentarse en 2024. Posiblemente para ese fin creó un “comité de liderazgo” el 9 de noviembre y empezó a recaudar dinero a través de uno de los comités conjuntos de recaudación de fondos que inauguró su campaña junto con el Comité Nacional Republicano (RNC).
Los 150 millones de dólares (o más) que ha recaudado desde entonces podrían ayudarle a sentar las bases de su carrera presidencial de 2024. Pero estos comités tienen pocas restricciones y Trump simplemente podría utilizar dichos ingresos para sus gastos personales o para adjudicarse a sí mismo un sueldo de siete u ocho cifras.
Mientras Trump siga hablando de presentarse a las elecciones de 2024, probablemente les seguirá complicando el objetivo tanto a los republicanos que quieren renovar el partido como a los continuistas que aspiran a sucederle en el cargo replicando su discurso.
Muchos republicanos, en cambio, ponen en duda que políticos tan ambiciosos como Hawley o Cruz se limiten a esperar a la siguiente jugada de Trump en vez de empezar a construir sus propias operaciones.
Trump perderá muchos de los privilegios del Partido Republicano cuando deje el cargo el 21 de enero. A partir de entonces, el RNC deberá ser neutral con todos los potenciales candidatos para 2024.
De hecho, se espera que algunos de los candidatos se conozcan oficialmente en la reunión del RNC en Florida esta misma semana.
Pero Newhouse asegura que no tiene sentido preocuparse por esto ahora, sin que Trump haya abandonado todavía la Casa Blanca
“El ambiente político actual va a cambiar drásticamente en los siguientes dos años 2024 aún queda muy muy lejos”, zanja.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.