La operación en la sombra de Puigdemont para que Junts gane las catalanas
El 'expresident' se mueve ahora con libertad amparado por la inmunidad europea para planificar las comicios autonómicos.
La sombra de Carles Puigdemont se cierne sobre Cataluña, si es que alguna vez se fue. El expresident fugado de la justicia se ha volcado en la estrategia exterior independentista, pero teme que los 1.300 kilómetros que separan Bruselas de Barcelona le distancien de su público; algo que no se puede permitir con las elecciones catalanas a la vista. Por eso, ya ha puesto en marcha su plan para que Junts per Catalunya (JxCat) gane las elecciones y tumbe a ERC. El entorno de Puigdemont busca revancha.
Más de 850 días después de cruzar la frontera para huir de la Justicia, el president sin República estará el 29 de febrero más cerca que nunca, en Perpiñán, donde ha convocado a los acólitos del procés al primer gran acto de precampaña. En todo este tiempo, el expresident se ha refugiado en organismos simbólicos para mantener su influencia, como el Consejo para la República.
El corazón de los independentistas latirá con fuerza ese día porque consideran el Rosellón, donde se encuentra la localidad francesa, tierra catalana; una histórica pretensión del secesionismo. “Puigdemont vuelve a casa”, pregonan en las redes. Y el expresident reconoce que le hace especial ilusión. Su entorno prevé que la asistencia será masiva.
En la retina de los secesionistas quedó grabada a fuego la imagen de Puigdemont proclamando la independencia de Cataluña en el Parlament en octubre de 2017. Fue efímera, sí. Pero fue él quien la ejecutó tras la presión brutal de ERC para que no se echara atrás convocando elecciones. Por eso, la figura del expresident aún tiene peso, a pesar de que el protagonismo de los republicanos tras el 10-N y la sentencia del procés ha rebajado su impronta. Puigdemont está dispuesto a demostrarlo para recordar a los independentistas que él sí es fiel a la causa.
En Perpiñán hay mucha expectación. El acto, que contará con la colaboración de la ANC y Òmnium Cultural, se celebrará en el recinto ferial. Allí, la presidenta de la delegación del Consejo para la República en Cataluña Norte, Júlia Taurinyà, espera congregar a más de 50.000 personas. “Algo nunca visto en la ciudad”, precisa. ¿Anunciará Puigdemont su candidatura aún sabiendo que su regreso al Parlamento catalán es imposible?
En las esferas independentistas ven al expresidente catalán manejando la opción de presentar una candidatura simbólica con un ‘número dos’ efectivo. Se busca sucesor a Torra. Y parte del partido, como Meritxell Budó, anima a Puigdemont para que dé ese paso. Ese segundo en la lista se haría con las riendas de la Generalitat si Junts consigue armar una mayoría.
“La locura del independentismo va acabando, las elecciones son uno de los últimos pasos y la posibilidad de que Puigdemont se presente no va a depender tanto de él como de que tenga claro que en cuanto pise España tendrá que cumplir condena”, razona a El HuffPost una eurodiputada socialista que añade: “En Cataluña, la ley electoral vigente es la general. Atendiendo a esto, este señor no se debería presentar a los comicios”.
El analista político Xavier Vidal-Foch cree que Puigdemont, “en la medida en que está fuera del circuito más próximo, tendrá un papel declinante”. “Pero en tanto que la antigua Convergència exhibe una pasmosa carencia de líderes, o al menos escasez, su papel será más relevante: será importante, aún no sabemos si dirimente, en la selección de candidatos”, opina a este periódico el periodista de El País, quien no le ve al frente de una lista electoral. Pero sí decidiendo frentes.
“Puede atraer a muchos votantes si queda como uno de los más decididos a la independencia y ERC como los que se quieren tirar atrás pactando con el PSOE”, opinó el catedrático emérito de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras, quien ve al expresident “más como mártir histórico que como alguien con porvenir en la vida política de Cataluña”.
“Parecía que Laura Borràs iba a dar el paso, pero al final pasará por Puigdemont, quien seguirá buscando el conflicto entre el PSOE y ERC, y alimentando el combate con los republicanos para marcar la diferencia entre Junts, la vía dura del independentismo, y ERC”, explica un diputado socialista en el Congreso.
El futuro a corto plazo de Puigdemont y los suyos se presenta incierto para una destacada dirigente de Ciudadanos que lo razona así a El HuffPost: “A pesar de su ruptura con ERC, lo previsible es que traten de reeditar un acuerdo, sobre todo porque no tienen otra alternativa. Y más porque hay un sector de JxCat que considera que la línea dura de Puigdemont es un obstáculo para el nuevo momento político: el desgaste brutal del procés. Las últimas manifestaciones ya no movilizan como las de hace tres años. Sin poder regresar a Cataluña y con la tensión desescalando, la capacidad del expresident para mantener el poder se disipa”.
En todo este tiempo, el dirigente de Junts per Catalunya ha visto cómo su gran rival, Oriol Junqueras, se ha erigido en mártir desde la cárcel y ha liderado el procés para templarlo y conducirlo a Madrid con talante negociador. Por eso, Puigdemont ha puesto en marcha la operación reconquista justo cuando la ruptura del pacto que sostiene el Govern ha propiciado un adelanto electoral que ha contado con su visto bueno a pesar de que era partidario de agotar la legislatura. Él mueve los hilos.
La batalla por la hegemonía entre los dos partidos independentistas está servida y el expresident no se la quiere perder. Este martes participó en videoconferencia desde Bélgica para diseñar la respuesta de Junts a la expulsión de Torra del Parlament consentida por sus socios. Y varias fuentes de Junts apuntan que Puigdemont insistió al jefe de la Generalitat para que no convocara las elecciones de manera inminente. Dicho y hecho.
El vicepresidente primero del Parlament, Josep Costa; la jefa de filas de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi; el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet; la consellera de la Presidencia, Meritxell Budó y el director general de Análisis y Prospectiva, Josep Rius escucharon las instrucciones de Puigdemont atentamente en la Casa dels Canonges, la residencia del president, donde pesaron enormemente las críticas de los presos del procés a la falta de unidad.
La idea es dejar que ERC se cueza y quitarle sus medallas de cara al electorado. Torra se reunirá con Pedro Sánchez el próximo 6 de febrero para explorar el diálogo con el Estado, pero ya ha condicionado la mesa de diálogo fruto del pacto entre socialistas y republicanos a la predisposición del presidente del Gobierno a hablar de autodeterminación.
Puigdemont, creen las fuentes socialistas del Congreso, se dedicará a impulsar en la agenda electoral la vía unilateral para torpedear las relaciones entre Madrid y Barcelona. En el entorno del expresident quieren crisis. La última, la rectificación de Moncloa, que había decidido aplazar la mesa hasta después de las elecciones, —probablemente en el mes de junio—, tras el encuentro este jueves entre Sánchez y el republicano Gabriel Rufián.
Puigdemont ha visto con buenos ojos que antes de votar se aprueben los presupuestos, cocinados por los republicanos, para que su partido se perciba como formación de país. También ha valorado que no se expulse del Govern a los consejeros de ERC, ni que se releve al número dos, el republicano Pere Aragonès. La unidad debe prevalecer en el discurso.
En el entorno del expresident, sin embargo, las ganas de venganza se han consumado este jueves, en el segundo aniversario de la negativa de ERC a investirle presidente. “Entonces se empezó a constatar que no había unidad estratégica independentista para hacer frente a la represión del Estado”, explicó Batet. Para Junts, la culpa es de ERC.
Caliente, caliente
Solo 37 kilómetros separarán a Puigdemont de la frontera. Cuando se fugó, fue su escolta, una pareja de la policía catalana, quien le ayudó a escapar. Ahora, el líder independentista se mueve con libertad amparado por la inmunidad que le granjea el Parlamento Europeo tras adquirir su condición de eurodiputado.
Su tarjeta de acceso a la Cámara, a diferencia de la de otros colegas, está limitada por un año. “Sólo tiene autorización para 2020. Parece que le caducará antes que a cualquier otro”, detalla con cierta ironía a El HuffPost una fuente que conoce bien el Parlamento Europeo con una tarjeta igual que la suya.
El expresident la recogió el pasado 6 de enero, porque su acta de eurodiputado está vigente tras la sentencia de la Justicia europea. Sin embargo, el juez instructor del procés, Pablo Llarena, pidió a la Cámara comunitaria que le retire la inmunidad y le conceda el suplicatorio para poder juzgar a Puigdemont en España.
Mientras el Parlamento vota si concede o no el suplicatorio, el juez ha reactivado la euroorden de detención. “En tres meses se resolverá la cuestión del suplicatorio. Vamos a hacer lo posible para que vaya rápido y se vote en marzo o abril”, aclaran fuentes del grupo socialdemócrata en la Eurocámara.
Puigdemont aprovecha la inmunidad. Aunque no para pisar España, donde sigue pesando sobre él la orden de arresto que emitió el juez Pablo Llarena. Por eso, no se fía del Estado: “Puede volver a violentar”, dice receloso.
La realidad, según Llarena, es que el juez no necesita el suplicatorio comuntario para detenerle si pisa España, porque el expresident está encausado desde mucho antes de ser eurodiputado, lo que demostraría ante los servicios jurídicos de la Eurocámara que la causa contra Puigdemont no es contra el parlamento; motivo por el que se blinda a los diputados.
El acto de Perpiñán será, además, una oportunidad para que el dirigente de JxCat pida dinero a sus incondicionales para pagar los más de 4 millones que le reclama el Tribunal de Cuentas junto a otros 19 dirigentes. La cantidad malversada en el 1-O. Alli le acompañarán los exconsejeros Toni Comín y Clara Ponsatí, también fugados de la justicia y amparados por la inmunidad parlamentaria como eurodiputados.
El expresident llegará a la localidad francesa desde Bruselas con el varapalo del grupo de Los Verdes europeo. Tanto él como Toni Comín han retirado su petición de entrada. “Ninguna familia política en el Parlamento está dispuesto a recibirle”, dice la eurodiputada socialista. Cada día que pasa en el Parlamento, más solo se le ve”.
El más beligerante ha sido el belga Philip Lamberts, quien desde el primer momento se cerró en banda por el coqueteo de ambos con los independentistas flamencos. “Tratará de tapar si fracaso a la hora de encontrar grupo parlamentario europeo al que adscribirse...”, valora a El HuffPost un joven diputado socialista en el Congreso.
La cabeza de Carles Pugidemont, sin embargo, ya no está en Bruselas. Ahora mira con más interés que nunca hacia Cataluña. Cada vez se acerca más a la República que tanto desea y que no existe; un objetivo que ha trastocado su vida y le ha condenado a un viaje constante.