La mentira de un pizzero español con Covid obliga a confinar a 1,65 millones de personas en Australia
El hombre dijo que había ido al restaurante a recoger un pedido, no que trabajase allí, y los rastreadores temieron que se hubiera infectado de una cepa muy contagiosa.
Esta es la historia de una mentira que ha costado muy cara, tanto como el confinamiento de casi 1,7 millones de personas. Con el Covid-19 no se juega, aunque hay quien no aprende. Ha ocurrido en Australia, pero tiene a un español como culpable, un hombre de 36 años que ocultó información a los rastreadores, hizo pensar a las autoridades que había enfermado por una cepa muy dura y de contagio rápido y masivo y obligó a frenar la vida de sus convecinos, en el intento de parar al virus.
Las autoridades australianas han informado este lunes de que el ciudadano español no es el único sospechoso de ocultar información y está cooperando con las investigaciones policiales y hasta ha pedido disculpas, pero el daño está hecho.
Al parecer, este hombre, con un visado temporal en Australia, estaba empleado de un hotel de Adelaida (estado de Australia del Sur) en el que hace más de una semana se detectó un brote de coronavirus, y mintió a los investigadores al ocultar que era también trabajador de una pizzería en la misma ciudad, donde se habían detectado más casos. Dijo a los rastreadores que él era un cliente, que sólo había ido al restaurante a comprar una pizza, informa la BBC. Así que los especialistas se preocuparon, pensando que debía de tratarse de una cepa muy contagiosa, ya que supuestamente su exposición había sido muy breve.
Lo que pasaba es que trabajaba allí, pasaba horas expuesto al virus, y no que se tratase de una cepa excepcional. Pero las autoridades no lo sabían y decidieron dar la orden de confinar todo el Estado, con 1,65 millones de personas, por si acaso. El primer ministro estatal, Steven Marshall, dijo al conocer la mentira: “Decir que estoy furioso es quedarse corto”.
El comisionado de Policía de Australia Meridional, Grant Stevens, señaló inicialmente que era poco probable que el hombre enfrentara cargos porque “no había ninguna sanción asociada con decir mentiras”. Pero luego anunció que se establecería un grupo de trabajo especial para analizar las circunstancias que rodearon el incidente e investigar si se violaron las leyes. Ni en Australia del Sur ni a nivel nacional se contemplan sanciones para las personas que mienten a los rastreadores de contactos de Covid-19.
“Me complace decir, por lo que he visto, que el joven ha cooperado y que ha sido de mucha ayuda. Pero esto no significa que la investigación ha terminado porque esta persona está en cuarentena”, dijo a su vez, asistente del comisionado del estado de Australia del Sur, Peter Harvey, en una rueda de prensa en Adelaida.
Incautación de dispositivos
La Policía confiscó el fin de semana los dispositivos electrónicos del ciudadano español, cuya identidad no ha sido revelada y a quien las autoridades sanitarias le están facilitando apoyo psicológico mientras se encuentra en cuarentena.
Harvey informó que además un equipo de 36 agentes de la Policía del estado de Australia del Sur también ha analizado 400 horas de imágenes captadas por las cámaras de seguridad como parte de esta investigación, en la que también se interroga a otras dos personas que presuntamente mintieron.
El jefe policial recalcó que por el momento no se presume culpabilidad, sino que solamente están analizando todos los hechos vinculados a este brote en Adelaida, que obligó a confinar a los habitantes en Australia del Sur durante tres días, de los seis previstos inicialmente. El sábado se levantó el bloqueo, vistas las mentiras de este empleado.
Polémica en las redes
Steven Marshal confirmó el viernes que de no ser por esa mentira, que desorientó a los investigadores, no hubiera decretado un confinamiento de seis días. Fue al día siguiente cuando se reveló su nacionalidad española, lo que provocó que usuarios de las redes sociales lo condenaran por el confinamiento en Australia del Sur, mientras que otros lo defendieron alegando la precariedad de los trabajadores extranjeros durante la pandemia.
″¿Entendió bien el interrogatorio de los rastreadores de contacto? El condenarlo es ridículo. Nuestro espantoso sistema de empleos de bajos salarios e inseguro en Australia ha sido expuesto por la Covid”, dijo en Twitter la experta en políticas públicas Kathryn Barnsley.
De hecho, su abogado, Scott Jelbert, apunta a esta línea: ”Él no previó, ni intentó que las cosas se desarrollaran como lo han hecho”. Dice que está preocupado por haber sido señalado públicamente y porque algunos de los datos divulgados sobre su persona y su caso no se ajustan a la realidad.
Trabajo precario
El caso del español ha desatado una polémica respecto a la inseguridad laboral en Australia, “donde tenemos dos clases de trabajadores: unos con empleos seguros y derechos y otros sin ellos”, denunció la sindicalista, Sally McManus, en la cadena pública ABC. “En los trabajadores migrantes hay un temor adicional: la pérdida del derecho a permanecer en el país por el incumplimiento de las normas que limitan las horas de trabajo”, apuntó en la revista de análisis The Conversation Gemma Beale, quien investiga el empleo precario en Australia.
Se calcula que hay unos 900.000 extranjeros en Australia con visados que conceden derecho de trabajo, casi siempre con restricciones, muchas veces obligados a aceptar salarios por debajo de lo reglamentario o sin declararlos para sobrevivir en este país de alta renta per cápita.