La lluvia entorpece la búsqueda de supervivientes en Afganistán, mientras aumentan los muertos
La UE y EEUU revisan fórmulas para hacer llegar ayuda humanitaria, en un entorno controlado por los talibanes.
Las fuertes lluvias han ralentizado los operativos de rescate y la tragedia de los supervivientes del violento terremoto sucedido en el este de Afganistán. El sismo, de 6,1 grados, ha arrasado miles de casas y el número de fallecidos asciende a al menos 1.030, pero las autoridades advierten de que las cifras podrían aumentar a medida que avanzan las labores de rescate.
“Entre 2.000 y 2.500 casas han quedado totalmente destruidas y muchas personas resultaron heridas. Todas las casas están destruidas y ahora necesitamos tiendas de campaña y otros materiales de asistencia”, afirma Dalil Khan, un superviviente que colabora con los operativos de búsqueda y rescate.
Llevar ayuda a la zona del desastre no es fácil. Afganistán tiene un pobre sistema de carreteras que hace imposible el tránsito fluido de la ayuda. El seísmo sorprendió a la gente mientras dormía, con escaso tiempo para huir al exterior de sus endebles viviendas de adobe en las remotas provincias orientales de Jost, donde se registró el epicentro, o Paktiká, la más afectada por la tragedia.
“Hay una operación de búsqueda y rescate en marcha y se han entregado algunos suministros médicos. El Consejo Noruego para los Refugiados está evaluando hoy la situación en la provincia de Jost y mañana nos uniremos a otras agencias para examinar la situación en Paktiká”, explica Neil Turner, director del Consejo Noruego para los Refugiados en Afganistán.
El terremoto ha sido el más mortífero del país registrado en las últimas dos décadas.
Toda una familia de 13 miembros
Los testimonios que llegan desde la zona son descorazonadores. Hasta 13 miembros de una misma familia se encuentran entre los más de mil muertos del terremoto, entre ellos la madre, hermanas, y cuatro hijos de Sawar Khan, uno de los sobrevivientes. “Mi esposa y mi hija están hospitalizadas en otra sala”, dijo a Efe Sawar Khan, junto a su hijo Dadullah, mientras recibe atención en una sala de un hospital en el distrito de Urgon, en la provincia afgana de Paktika.
“Sólo pude rescatar a dos de mis hijos y a mi esposa, porque había demasiado polvo y escombros en el suelo”, contó Khan tendido en una cama, con lesiones en su pierna derecha y en la cabeza, un golpe que le impedía “hablar bien”.
En el vecino distrito de Gayan, uno de los más afectados, muchos supervivientes tuvieron que pasar la noche a la intemperie, con hogueras y alguna manta para poder combatir el frío, mientras niños en grupos lloraban desconsolados.
Los cuerpos amortajados de cinco menores, u otros de varios adultos esperaban sobre camastros a ser llevados por sus familiares para los ritos funerarios. Algunos supervivientes recorrían las ruinas de sus viviendas, separando sin ánimo escombros y vigas.
La ayuda, indispensable
Los hospitales de las provincias de Paktika, Khost, y localidades vecinas, trabajan al límite atendiendo a los cientos de heridos de la tragedia, al tiempo que las familias cavan las tumbas para los funerales masivos de las víctimas.
“Se espera que el número de víctimas aumente a medida que los equipos de rescate lleguen a las aldeas más afectadas donde las personas permanecen atrapadas entre los escombros”, indicó hoy en un comunicado el Comité Internacional de la Cruz Roja, que presta en este momento ayuda vital al país asiático.
Afganistán, que ya estaba muy necesitado de la asistencia de las agencias de socorro, se encuentra inmerso en una crisis humanitaria desde la llegada de los talibanes al poder hace casi un año, una situación que empeoraron las sanciones internacionales.
“Este último terremoto es otra tragedia horrible para Afganistán, como si no fuera suficiente. Se produjo en un contexto sombrío en el que más del 50 por ciento de nuestra gente necesita urgentemente asistencia humanitaria”, señaló en un comunicado el secretario general de la Media Luna Roja Afgana, Mohammad Nabi Burhan.
Afganistán suele sufrir terremotos, especialmente en la zona conocida como Hindu Kush, de gran actividad sísmica y habitual punto de origen de movimientos telúricos en la región.
La Unión Europea pidió este miércoles “asistencia internacional” y aseguró que prestará ayuda a quien lo necesite. “El terremoto se produce en un momento en que el país sigue enfrentándose a una de las peores crisis humanitarias del mundo, con necesidades humanitarias a gran escala, desplazamientos y una grave crisis alimentaria”, alegaron en un comunicado conjunto el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic.
Borrell y Lenarcic subrayaron que, a través de la Oficina Humanitaria de la UE en Afganistán, están “en contacto permanente con nuestros socios humanitarios y ofrecemos todo el apoyo operativo necesario”.
Asimismo, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, informó en un comunicado de que el presidente Joe Biden está siguiendo los acontecimientos en Afganistán y que ha solicitado a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y a otros organismos federales que examinen las opciones de respuesta para asistir a los afectados por el seísmo.
“Estados Unidos está profundamente entristecido al ver el terremoto devastador que se ha cobrado las vidas de al menos 1 000 personas en Afganistán”, dijo Sullivan, quien recordó que su país es el principal donante individual de ayuda humanitaria a Afganistán. Afirmó que los socios humanitarios de Washington ya están ofreciendo atención médica y suministros para dar cobijo a los afganos sobre el terreno. Es un problema ayudar en un país donde no se reconoce a su Gobierno, el talibán en este caso, y donde los islamistas han puesto históricamente serios problemas para que trabaje la cooperación internacional.
Afganistán se encuentra ya en medio de una crisis humanitaria y económica. En un gesto poco habitual, los talibanes en el poder no tardaron en pedir ayuda a la comunidad internacional. Más del 60% de los 38 millones de habitantes de Afganistán dependen ya de la ayuda internacional para sobrevivir.