La huelga de hambre de los presos palestinos entra en una fase peligrosa

La huelga de hambre de los presos palestinos entra en una fase peligrosa

Comienza el segundo mes de ayuno, con la grasa agotándose de sus cuerpos y su líder, Barghouti, amenazando con no beber siquiera.

Un trabajador palestino de la Cruz Roja Internacional ayuda a los familiares de presos que esperan a bordo de un autobús en Nablus, antes de partir hacia las cárceles para visitar a los suyos.EFE

Centenares de presos palestinos en huelga de hambre comenzaron este miércoles su segundo mes de protesta, una fase peligrosa para su salud. El 17 de abril pasado, Marwan Barghuti, condenado a cadena perpetua por diversos atentados en Israel, inició este movimiento con el objetivo de obtener mejores condiciones de detención, como contar con teléfonos públicos o más visitas. Según Israel, hay 840 prisioneros en huelga de hambre, y según responsables palestinos son más de 1.000.

¿Cómo reacciona el cuerpo? Zeratzion Hishal, médico eritreo de la Cruz Roja Internacional, y uno de los pocos extranjeros que han tenido acceso a los detenidos, responde a esta cuestión. Sus declaraciones han sido corroboradas a la Agencia AFP por otro médico especialista en la materia. Hishal solo puede expresarse en términos generales sobre esta huelga de hambre. "Hay que abandonar la idea de que huelga de hambre significa un hambre intensa y permanente", dice Hishal. Se tiene la sensación de que se va a morir de hambre solo dos o tres días, durante los cuales el cuerpo espera desesperadamente recibir comida, provocando intensos dolores de estómago.

Al cabo de tres días, "el estómago dice que no hay comida y el cerebro lo acepta. En la mayoría de los casos, los dolores de estómago desaparecen porque ya no espera nada". En su lugar, el cuerpo comienza a consumir sus propias reservas de grasa.

Pasado un mes, cuando la grasa se agota, el cuerpo consume sus propias proteínas, es decir, los músculos y más tarde los órganos, intentando siempre preservar el cerebro, el hígado, los riñones y el corazón. "En una huelga de hambre, uno se come a sí mismo", asegura Hishal.

NI SIQUIERA AGUA

Son alrededor de 850 prisioneros -de los cerca de 6.000 que hay en cárceles israelíes- los que continúan la protesta, denominada "Por la Libertad y la Dignidad", informó a la Agencia Efe el Servicio de Prisiones de Israel, una cifra que las autoridades palestinas elevan a más de 1.300. "El Servicio de Prisiones no está negociando con los prisioneros y no puede discutir sobre la situación de salud de los que se encuentran en huelga", señaló su portavoz, Hana Herbst.

Barghuti informó ayer a su abogado de que dejará de beber agua si Israel sigue negándose a negociar con los huelguistas, informó a Efe el ministro para Asuntos de los Prisioneros, Isa Qaraque. El líder preso es visto por muchos como un posible sucesor del presidente palestino, Mahmud Abbas, pese a que cumple cinco condenas perpetuas por su participación en cinco asesinatos durante la Segunda Intifada.

Los presos exigen a Israel el "fin de las penas en celdas de aislamiento, la tortura, negligencia médica o la detención administrativa, además de acceso a educación, cuidado médico y ampliar las visitas de familiares" de una a dos mensuales.

TENSIÓN AÑADIDA

La huelga de presos ha contribuido a aumentar la fricción en los puestos de control israelíes en Cisjordania, a los que se dirigen las manifestaciones de apoyo a los reclusos. Ayer se registraron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes cerca de los campos de refugiados de Jenen y Askar, en Nablus (norte de Cisjordania), y por la noche en Tulkarem (también en el norte), informaron fuentes palestinas.

Manifestantes trataron de cortar las principales carreteras en Cisjordania que utilizan colonos israelíes, tirando piedras y neumáticos en llamas, especialmente en las áreas de Ramala, Nablus y Tulkarem.

La Media Luna Roja (equivalente a la Cruz Roja) se vio obligada el martes a cerrar su sede en Ramala tras la entrada de manifestantes en apoyo a los prisioneros, lo que puso en riesgo la seguridad de sus empleados.

El miembro del Comité Central De Al Fatah, Yamal Muheisen, advirtió ayer de que si les ocurre algo a los presos bajo custodia israelí habrá una gran repercusión en la calle palestina, que se ha volcado en organizar marchas, manifestaciones y numerosos eventos en solidaridad.

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