La fuerza emocional de Kazuo Ishiguro gana el Nobel de Literatura
Por Winston Manrique Sabogal
El escritor inglés, de origen japonés, Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 8 de noviembre de 1954) es el nuevo Nobel de Literatura 2017. La Academia Sueca destaca sus "novelas, de gran fuerza emocional, que han descubierto el abismo bajo nuestro sentido ilusorio de conexión con el mundo".
Ishiguro, popularmente conocido por la adaptación cinematográfica de su novela Lo que queda del día, posee una narrativa de suave candencia con ecos decimonónicos. Historias en épocas distintas pero en las que los acontecimientos sirven para ahondar en los pliegues oscuros del carácter y las decisiones de las personas. Entró al mundo literario a través de la escritura de guiones para series de televisión.
Según la Secretaria de la Academia, Sara Danius, la escritura de Ishiguro es una combinación de la narrativa de Jane Austen y Franz Kafka, "pero tienes que añadir un poco de Marcel Proust para luego remover esa mezcla suavemente y así obtener sus escritos".
El nuevo Nobel pertenece a una generación magnífica de autores británicos de los años setenta como Julian Barnes, Ian McEwan, Martin Amis, William Boyd, Salman Rushdie y Graham Swift.
El nuevo Nobel nació en Nagasaki, pero a los seis años su familia se trasladó a Inglaterra. Y solo volvió a su país hasta finales de los años noventa. Aquel tiempo en Japón lo llevó siempre consigo, un paraíso que siempre vivo en sus recuerdos y que le sirvió para escribir algunas de sus primeras novelas, como Pálida luz en las colinas y Un artista del mundo flotante. Sus últimas novelas son Nunca me abandones, una fábula sobre la mortalidad y la ciencia ficción; y El gigante enterrado. Toda su obra esté editada en Anagrama. Ha recibido varios premios, como el premio Booker de 1989 por Lo que queda del día y la Orden de las Artes y las Letras por parte del Ministerio de Cultura de la República Francesa.
Sus creaciones se extienden al lenguaje audiovisual. Ha escrito guiones como The Saddest Music in the World, dirigida por Guy Maddin en 2003, y La condesa rusa, dirigida por James Ivory en 2005.
En los últimos años el Nobel de Literatura ha sorprendido porque con los ganadores la Academia se ha desmarcado de su tradición y ha rescatado a poetas minoritarios como al sueco Tomas Tranströmer en 2011, o reivindicado géneros como el cuento, con la canadiense Alice Munro en 2013, el gran periodismo con la bielorrusa Svetlana Alexievich en 2015, y ensanchado las fronteras de la literatura al premiar al cantautor estadounidense Bob Dylan en 2016.