La exhumación de Franco, una losa más difícil de levantar de lo esperado
El Supremo decide este martes qué hacer con sus restos. El principal escollo, dónde enterrar al dictador. Pero no es el único obstáculo.
Tras cerciorarse el ministro de Justicia, José María Sánchez Ventura, de que dentro de aquel féretro se encontraba el cuerpo del dictador (“sí, lo es, lo juro”, tuvieron que decir los jefes de las Casas Militar y Civil), el abad Luis María de Lojendio bendijo el sepulcro y los restos de Francisco Franco quedaron enterrados en la basílica del Valle de los Caídos.
Era 23 de noviembre de 1975. Casi 44 años después de aquella ceremonia llena de pompa y trajes militares, el dictador sigue bajo la mole de cemento en forma de cruz que preside el Valle, un lugar de peregrinación habitual de nostálgicos del franquismo que, tal vez dentro de poco, deberán buscar nueva ubicación.
O tal vez no dentro de tan poco, porque parece que la losa de Franco pesa más de lo que algunos pensaban y será difícil levantarla.
Este 24 de septiembre, el Tribunal Supremo debe decidir qué hacer con los restos de Franco: no sólo si exhumarlos, al fin, del Valle de los Caídos sino, y sobre todo, dónde dejarlos.
Este último punto parece ser el principal escollo entre los seis magistrados que componen la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso Administrativo, que deberán decidir sobre el recurso presentado por los familiares de Franco contra el decreto de exhumación aprobado por el Gobierno de Pedro Sánchez.
A nadie se le escapa que si el Supremo decide a favor del Ejecutivo, sería todo un impulso político para Sánchez, en plena precampaña y tras meses de espera después de que en julio de 2018, hace 15 meses, el presidente prometiera que la exhumación se materializaría “en breve”.
Dónde llevar a Franco, principal escollo
Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. Según El Independiente, la mayoría de los magistrados se inclina por exhumarlo del Valle de los Caídos. Pero tanto este como otros medios apuntan a que la principal piedra en el camino es dónde trasladar lo que queda de Franco.
El Gobierno quiere enterrarlo en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, pero la familia prefiere algo más céntrico y con vistas: la catedral de La Almudena.
El Ejecutivo rechazó esta opción por motivos de seguridad. Así lo esgrimió la Delegación del Gobierno en un informe en el que argumentaba que la cripta de La Almudena no podría absorber “el elevado número de visitas”, que “plantea problemas desde la perspectiva de la eventual actividad terrorista” y el “riesgo de que se genere un colapso en las calles y vías adyacentes”.
La familia presentó al Supremo un informe pericial en el que tres expertos argumentaban que enterrar al dictador en El Pardo “dispararía” los riesgos de profanación de la tumba de Franco porque siempre sería “una pareja” de agentes la que estaría al cargo de la sepultura. En La Almudena, aseguran, habría recursos sobrados para frenar un ataque así. Dicho informe fue tildado de “trabajo escolar” por parte de la Abogacía del Estado.
El Supremo deberá dirimir si prevalece el derecho de los familiares de elegir dónde deben reposar los restos de Franco o si prima el interés público que esgrime el Ejecutivo. Podría darse la circunstancia de un “empate” si no se alcanza acuerdo, por lo que la decisión quedaría en manos de una sala de discordia.
La sentencia fijará el camino a seguir con los otros recursos planteados contra la exhumación, presentados por la comunidad benedictina del Valle, la Fundación Francisco Franco y la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos; que el Supremo tratará más adelante.
No todo depende del Supremo
¿Acaba aquí la cosa? No.
Además del recurso que pueda plantear la familia al Constitucional, en los tribunales todavía queda otro escollo más: la licencia urbanística para levantar la lápida fue paralizada en febrero por el juez José Yusty Bastarreche, titular del juzgado de lo contencioso administrativo número 3 de Madrid.
Su argumentación: la lápida pesa mucho. “No hace falta ser arquitecto, arquitecto técnico, ingeniero ni maestro de obras para percatarse de que ello es de por sí algo complicado, difícil de manejar y por tanto peligroso, por el riesgo evidente de caída, rotura, o cualquier otro accidente que pueda ocurrir y que a su vez pueda causar daños a las personas que tienen que realizar la citada maniobra”, indicó el magistrado en su auto.
Yusty Bastarreche, conocido por sus ataques a la Memoria Histórica, fue recusado por el Gobierno, pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid desestimó la recusación.
Y este asunto no tiene visos de resolverse dentro de poco, ya que todavía no hay plazos para ello, por lo que todo apunta a que Franco seguirá descansando donde deseó varios meses más.