La digitalización como solución a muchos problemas… y quizás impulsar la vuelta de muchos
Con los fondos europeos podemos hacer dos cosas...
La pandemia actual ha ofrecido la posibilidad de explorar nuevas formas de trabajar. En Reino Unido se ha incrementado el trabajo desde casa de un día a la semana o, de vez en cuando, ha pasado a ser directamente la manera de trabajar para gran parte de la población.
Reino Unido es un país con un nivel de digitalización un poco por encima de la existente en España, según el estudio DESI (Digital Economy and Society Index) de la Unión Europea de 2020, ambos a mitad de la tabla y muy por detrás de Dinamarca, que lidera este ranking.
Las posibilidades de la digitalización y las nuevas tecnologías nos permiten tener reuniones a diario con compañeros y equipos en otras ciudades, países, o continentes, con calidad, con costes a la baja y con nada más que una tablet, un ordenador normalito o tu móvil.
Durante la COVID-19 varios compatriotas en Reino Unido han tenido la oportunidad de solicitar trabajar desde España, y la respuesta negativa a esperar por parte de recursos humanos hasta antes de que la pandemia irrumpiera en 2020, se ha convertido en una respuesta positiva… y han cogido los bártulos y durante meses trabajaron en España, cerca de sus familias y sin que esto impidiera o dificultara que fueran igual de eficientes que en sus oficinas en Edimburgo o Leeds.
El coronavirus en términos laborales significará un antes y un después en gran parte de las decisiones que se tomarán a la hora de reclutar, y más importante, a la hora de ofrecer condiciones más flexibles.
En muchos casos como el mío, trabajando para NHS Digital, probablemente trabajaremos durante más de 12 meses fuera de oficinas, ya que solo se pueden usar estas áreas de trabajo en casos concretos y siempre con largos formularios a rellenar para convencer de la necesidad de volver a la oficina.
Las condiciones actuales en las que no gastamos horas a diario en transporte público o ya no pagamos aparcamientos a precio de oro para ir a trabajar junto con la posibilidad de estar más cerca de la familia y planear mejor el horario laboral, con más flexibilidad, va a hacer difícil la vuelta al trabajo de muchos, y la readaptación al sistema antiguo será dura sin ninguna duda.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha puesto encima de la mesa un paquete de medidas, que esta vez, vienen con un presupuesto adecuado para atacar un proyecto tan ambicioso como dar un salto de calidad (y cantidad) en la digitalización del país, y algunos expertos ya hablan de si este plan es quizás más adecuado para los países escandinavos que para España.
El nuevo mercado laboral post COVID-19 quizás en muchos países acepte la flexibilidad de los trabajadores a la hora de elegir dónde viven. Casos como el éxito de Las Palmas de Gran Canaria en los últimos años como capital internacional en la que viven muchos de estos nómadas digitales con multitud de espacios de coworking, pueden ser una opción real a explorar para el resto de España, y será más fácil conseguirlo si el plan del Gobierno llega a cumplir sus objetivos. Ojalá este plan llegue a permitirnos optar por elegir trabajar en los pueblos de la España vaciada en vez de la única opción de las grandes ciudades.
Este proyecto de digitalización ha de plantearse varias metas, y una de ellas es la posibilidad de atraer a trabajadores del exterior, que vengan a vivir a nuestro país, quizás siendo una vía de vuelta a casa de muchos emigrantes que trabajamos fuera de España.
El beneficio económico sería enorme para las arcas del Estado y las tiendas de barrios, y más aún para una sociedad envejecida que podría usar sus atractivos para hacer que en vez de ser solo un país para hacer turismo, pase a ser el país de residencia de muchos trabajadores que tendrán flexibilidad para trabajar desde la distancia y puedan disfrutar de nuestro sol y tapas todo el año.
En Gran Canaria la experiencia de estos nómadas digitales es positiva y muchos de estos desplazamientos que suelen ser entre dos y seis meses al año podrían, con unas mejoras en el sector digital y una flexibilidad laboral mayor, alargar estas estancias o perpetuarlas, y sería aplicable al resto del país.
Otra pata para este banco podría ser la posibilidad de que las grandes empresas europeas, si las condiciones son propicias, comenzaran a buscar trabajadores en España directamente de la misma manera que en el sector de asistencia telefónica y servicio al cliente de muchas empresas británicas se han movido estos centros a la India, o España a Marruecos, buscando mayor competitividad rebajando los salarios.
Cuanto mas estrechemos la distancia en digitalización con Dinamarca, más fácil será conseguir los objetivos, y más nos acercaremos a esos ochocientos mil puestos de trabajo que se esperan como fruto de la gran inversión a llevarse a cabo en los próximos años. Igualmente, ayudaremos a modernizar el país y a democratizar aún mas el uso de las nuevas tecnologías llegando a aquellas áreas que hoy en día no tienen la misma posibilidad de acceder a conexiones estables, baratas y capaces de ayudar a sus habitantes en el día a día, discriminando de esta manera a muchas áreas ya empobrecidas de por sí, y que siguen vaciándose ante la pasividad de muchos gobernantes.
La COVID-19 dentro de décadas se explicará en los colegios y universidades como una época de crisis, y etimológicamente krisis viene del verbo griego krinein (separar, decidir, juzgar), marcando un cambio brusco… esta crisis o cambio puede ser para mal, o puede ser un trampolín y quedarnos con los cambios positivos y acentuarlos.
Con los fondos europeos podemos hacer dos cosas:
O bien invertimos en el futuro de todos y apostamos por cambios en nuestra economía, o podemos perpetuarnos en la construcción de rotondas, estatuas y el enriquecimiento de gestores públicos…
Yo me quedo con la primera opción.